Sin complejos
Sánchez debe mantener la iniciativa frente a las tácticas de Podemos
El secretario general del PSOE dio ayer un paso importante en la defensa de su hoja de ruta de cara a la votación de investidura. El encuentro de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias fue el centro de atención de la actualidad y una auténtica prueba de fuego para los socialistas. El líder de Podemos intentó recuperar la iniciativa perdida en la negociación para formar Gobierno y salió escaldado, ante una respuesta firme de un Sánchez que tiene que actuar sin complejos ante la presión de esta fuerza emergente.
Iglesias planteó un órdago en toda regla con tres premisas: excluir a Ciudadanos de las conversaciones, mantener su pretensión de una vicepresidencia en el posible Ejecutivo y afianzar la prioridad del derecho a decidir en Cataluña. Tres condiciones que suponen, de hecho, una actitud de bloqueo de las negociaciones antes de que se lleguen a producir.
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Podemos tiene todo el derecho a llevar sus planteamientos hasta el final, pero cada día que pasa se ponen de manifiesto con más claridad sus intenciones reales: desgastar al PSOE con vistas a unas posibles elecciones anticipadas y ocupar después su espacio.
Frente a este plan, Sánchez respondió con la firmeza que se echaba de menos en anteriores ocasiones, pidiendo a Iglesias que replantee su posición de bloqueo, suspendiendo el diálogo y manteniendo la agenda de contactos prevista. Hoy mismo tendrá una reunión con el PNV, mientras los equipos negociadores de PSOE y Ciudadanos preparan encuentros para debatir los puntos en común ante un eventual programa de gobierno. Nadie duda de que, con un Parlamento tan fraccionado, es muy difícil sumar los votos necesarios para una investidura, pero no es el momento de eludir responsabilidades o intentar bloquear cualquier posible pacto esperando que los electores premien esa postura en el futuro.
Pedro Sánchez tiene que mantener la iniciativa política y no jugar con equívocos: lo importante es la gobernabilidad, no la investidura. Los socialistas han demostrado durante casi 40 años su importancia en el desarrollo democrático, el progreso económico y los avances sociales en España. Desde el Gobierno o desde la oposición, el PSOE ha defendido un proyecto socialdemócrata de centroizquierda y ha liderado las grandes reformas en nuestro país.
Su actual secretario general debe ser consciente de ese legado y de que la forma de recuperar el favor de los electores no es buscar la complicidad de quien solo pretende disputar su hegemonía desde el populismo, sino defender los valores que han hecho grande a su partido. Para rescatar al PSOE de sus peores resultados —los que obtuvo el 20-D— tiene que mostrar ese perfil reformista y dinamizador de la sociedad, sin complejos de ningún tipo ante cualquier presión.
Las negociaciones no han hecho más que empezar y se prevén 10 ó 12 semanas de reuniones y declaraciones. Hay que seguir intentándolo, antes de devolver a los ciudadanos la responsabilidad de solucionar el problema de la gobernabilidad. Quien bloquee una posible investidura tendrá que responder frente a sus electores antes o después.
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