El buen villano
Los superhéroes y sus enemigos dominan los estrenos en 2016. Las líneas son difusas. No todo es el bien contra el mal
Spielberg dirá lo que quiera: que el éxito de los superhéroes en Hollywood no es más que una moda pasajera y con fecha de caducidad, que en pocos años estas películas desaparecerán de las pantallas... Pero el realizador que revolucionó el cine, que ronda los 70 años, parece que no conoce la Comic-Con. Las más de 130.000 personas que asistieron a esta cita anual de la cultura popular casi derriban el centro de convenciones de San Diego unidas en su fervor hacia el último de los superhéroes: el Joker de Jared Leto. Su solo nombre despierta pasiones da igual el momento, tanto en un concierto de los muchos que da por todo el mundo con su grupo 30 Seconds to Mars, como cuando hace un par de años recogió su Oscar como actor de reparto por Dallas Buyers Club (El club de los desahuciados) tras una carrera cinematográfica que parecía en la cuerda floja. Tampoco deja indiferente cuando cambia de imagen como hizo el pasado año, cuando optó por sumarse a la moda de los hombres con trenza. Leto disfruta provocando porque, como reveló en su cuenta de Twitter esta última Nochevieja, no se aguanta las ganas “de darle una buena” al 2016.
La “buena” es la más esperada de las películas de superhéroes. No, no se trata de Batman v. Superman: El amanecer de la justicia, aunque el filme está repleto de gigantes de la pantalla. La buena, con la que Leto piensa dar la campanada, se llama Escuadrón suicida —cuyo estreno está previsto para agosto—, la adaptación a la pantalla del cómic de la DC donde a una banda de supervillanos no le queda otra que echarle una mano al gobierno en las tareas más retorcidas. Y donde Leto no es otro que el Joker. “El personaje más tremendo. De proporciones shakesperianas. Todo un reto. Se me llena la boca al decirlo”, ha afirmado sobre su papel el actor, director, productor y músico.
Si las películas de superhéroes están definidas por sus villanos, Escuadrón suicida lo tiene todo. La cinta dirigida por David Ayer asocia en la pantalla al mayor grupo de supervillanos jamás reunidos. Su misión: destruir a esa enigmática entidad con la que no puede el gobierno o morir en el intento. Ni Deadshot (Will Smith) ni Harley Quinn (Margot Robbie) ni Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje) ni el propio Joker —algunos de los protagonistas del filme— tienen nada que perder. Un trabajo que ha levantado pasiones desde que se emitió su primer tráiler, que superó en visitas al del esperado estreno Batman v. Superman.
El actor, nacido en Luisiana (EE UU) hace 44 años, disfruta siendo ambiguo. Como cuando afirma que los años que estuvo aislado de Hollywood lo hizo “para meditar en India o para aprender a hacer zapatos en Italia”. Lo dice en broma, utilizando excusas de otros, como el caso de los Beatles o Daniel Day-Lewis, para encubrir ese tiempo en el que su carrera como intérprete parecía acabada.
Bromea pero no esconde la realidad. “Nada me ha dado tantos premios ni tanto dinero como la música”, asegura sobre su bipolaridad artística. Aunque el público mayoritario solo conoce su faceta de actor, sus fans saben que, además de estrella y roquero, dirige, produce y es todo un empresario. Fundó la plataforma de vídeo Vyrt y fue uno de los primeros inversores del star-up Nest, dedicada a los termostatos inteligentes que Google adquirió en cuanto salió al mercado.
Pero a veces, Jared Leto miente por puro placer, porque nadie le lleva la contraria. Unos le toman por loco, con su pelo hoy rojo, mañana verde, quizá rubio platino en días alternos, su mirada siempre penetrante y alucinada mientras viste los esmóquines más coloridos que nunca vio una industria acostumbrada a la ropa de Armani para hombres. Aunque otros, por esas mismas razones, lo veneran como a un gurú. Cuando el actor se cruza con alguien lo primero que pregunta, mirándole a los ojos, es su nombre y procedencia. Tras haberse recorrido el mundo varias veces de gira con su banda 30 Seconds to Mars —grupo con el que hasta el pasado año había vendido 2,4 millones de álbumes en Estados Unidos y 15 millones en todo el mundo—, Leto tiene siempre una anécdota que contar de cualquier ciudad que su interlocutor mencione. “Me siento en casa en el mundo entero. Me paso el día interactuando en Instagram, Twitter y Facebook. Soy una persona global”, se describe. Pero inmediatamente después y con la misma seguridad le atribuye a Oscar Wilde esa frase que dice: “No hay venganza como el éxito”. Y aunque la frase es de Frank Sinatra, a Leto le da igual, se limita a saborear su momento.
Ahora encarna a un héroe que renace de sus cenizas, dispuesto a llevarse los laureles como el antihéroe de todos los antihéroes, un personaje con el que solo los grandes se han atrevido. Jack Nicholson encarnó al Joker y su recuerdo es imborrable; al igual que el trabajo que César Romero hizo en su día para televisión. Heath Ledger fue condecorado con un Oscar póstumo tras perder su vida devolviéndosela a este carismático personaje de risa mortal. Leto se ha dejado la piel, esa que ha llenado de tatuajes y piercings para dar forma al supervillano que crearon Bob Kane y Bill Finger en la década de los cuarenta. Y también se ha dejado en el camino el pelo, esa melena por la que se ha hecho conocido, que no dudó en cortarse para encarnar al Joker.
Además, y como acostumbra en todos sus rodajes, en Escuadrón suicida Leto se ha dejado también la cabeza. La intensidad siempre se da por sentada con este actor hijo de una madre soltera adolescente y un padre que, tras abandonarles, se suicidó cuando Leto tenía 8 años. El mismo actor que para Réquiem por un sueño (2000) perdió más de 20 kilos, tantos como los que ganó para hacer del asesino de John Lennon en Chapter 27 (2007). Su compañero de reparto Matthew McConaughey contó que no conoció al verdadero Leto hasta que acabó el rodaje de Dallas Buyers Club, la película en la que el actor de Luisiana se mete en la piel del transexual Rayon.
“Soy el eterno insatisfecho. Supongo que es lo que tiene ser artista”, se justifica Jared Leto. Verdad o mentira, las historias que circulan sobre este último rodaje hablan de un Joker que envió ratas vivas a sus compañeros de equipo y que se pasó el día escuchando música góspel de los años veinte y leyendo historias de chamanes como inspiración para un personaje con el que no dudó en bucear hasta los rincones más oscuros. Una transformación que llevó a Will Smith a repetir las palabras de McConaughey. “No conocí al verdadero Leto hasta que no acabó el rodaje de Escuadrón suicida”. Una intensidad que puso a los miles de asistentes a Comic-Con en pie, listos para adorar a su héroe tras verle en pantalla breves segundos.
Da igual cuál sea el resultado final del segundo trabajo cinematográfico de Leto en siete años. Este héroe ha dejado ya su huella. En la música, en la alfombra roja y en las revistas del corazón. Por su vida han pasado algunas de las mujeres más deseadas de Hollywood, desde Cameron Díaz a Scarlett Johansson, Lindsey Lohan y hasta Lupita Nyong’o. Ahora se le ve con Miley Cyrus. Ellos dicen que son amigos, pero ambos son igual de provocadores. Se les vio agarrados entre bambalinas en los últimos premios MTV, cuando la cantante lucía solo unos lunares gigantes en su cuerpo. Poco después, ambos se dejaron fotografiar juntos tras haber pasado la noche en la casa que Leto posee en las colinas de Hollywood. Claro que, como le gusta decir a este héroe de los escenarios, “nunca hay que creerse todo lo que uno lee”.
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