Las matemáticas prueban que la ropa que vistes desfiló en Nueva York
Un nuevo modelo matemático mide cómo influyen los desfiles de moda en la forma de vestir de la gente de a pie
Aunque las prendas que llevan las modelos en las pasarelas más famosas del mundo nos parecen imposibles de vestir y algo ajeno a nuestro día a día, nuestra ropa está más inspirada en ellas de lo que creemos. Un grupo de científicos de Taiwán, en colaboración con la Universidad de Rochester (en Nueva York), ha desarrollado un modelo matemático capaz de medir cuánto influyen los desfiles de moda en la forma de vestir de la gente de a pie. Ahora, para saber qué es lo que se lleva, no es necesario consultar a Anna Wintour (la famosa editora de la revista de moda Vogue), basta con un programa de ordenador.
Este grupo de científicos ha desarrollado un sistema que permite que un ordenador detecte cuáles son las tendencias de moda de la calle. Han utilizado algoritmos para que el ordenador identifique nueve secciones del cuerpo humano: el torso, los dos brazos, las piernas... También diferencia las características de la ropa, como el color o la textura; o si es una falda, vestido o pantalón.
Con estas bases de datos, el ordenador hace una radiografía de lo que llevan las modelos en la pasarela y otra de lo que se pone la gente de la calle, y las compara, según el estudio ¿Quién viste de Prada en Nueva York?, de Kuanting Chen y sus colegas.
El experimento se ha llevado a cabo tomando como ejemplo las semanas de la moda de Nueva York de 2014 y 2015 y la forma de vestir de los ciudadanos de la urbe durante la temporada siguiente. Las diferencias entre los desfiles y la ropa de calle eran muy bajas en comparación con el número de prendas que se acaban pareciendo a lo que la gente lleva. "No son prendas exactamente iguales, pero los colores, los largos de las faldas y las mangas o el estilo de calzado, coinciden", aseguran los responsables de la investigación.
Las diferencias más grandes respecto a la pasarela tenían que ver con cuestiones climáticas
En los estudios realizados vieron que las diferencias más grandes respecto a la pasarela tenían que ver con cuestiones climáticas. El verano de 2014 fue el más frío de la última década en Nueva York. Eso hizo que la gente usase ropa de abrigo de la temporada anterior, aunque no estaba previsto en las pasarelas. Al año siguiente, la gente utilizó colores brillantes tanto en la parte superior como inferior del cuerpo, a pesar de que en las pasarelas solo aparecían en la parte superior: la ropa de colores claros absorbe menos luz solar y es más fresca.
Las tendencias de los desfiles de moda proporcionan una referencia de la ropa que la gente se pone y tienen una influencia significativa en la vida cotidiana de las personas, según este grupo de científicos. Sin embargo, condiciones naturales y sociales como el clima podrían ser factores importantes que cambian la tendencia.
Los cambios entre los desfiles y la ropa de calle son muy pequeños, según el estudio, que utiliza algoritmos para que el ordenador identifique nueve secciones del cuerpo humano
Este trabajo puede dar trucos a la industria de la moda para saber qué es lo que más lleva la gente, asegura Kezhen Chen, coautor del estudio. "Ayuda a los distribuidores y a los fabricantes a adaptar la oferta de la cadena". Esto significa que, en el futuro, las tiendas podrían cumplir con la demanda inminente de un estilo que se está haciendo popular, según el ordenador.
El discurso de Miranda Priestly, la experta en moda protagonista de la película El diablo viste de Prada, ya no es solo ciencia ficción: "Es gracioso que algunas personas piensen que han elegido una prenda de vestir que les exime de la industria de la moda", dice Priestly en una escena de la película. "Cuando, en realidad, estás usando el jersey que fue seleccionado para ti por personas como nosotros [expertos de la moda]".
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