“La moda es un negocio, no un arte”
Fern Mallis, exdirectora del Council of Fashion Designers of America, creó en 1993 la semana de la moda de Nueva York y la convirtió en una cita imprescindible del circuito internacional. Hoy alterna ‘realities’ con entrevistas y preside su propia consultoría
Nació en Brooklyn en 1948, en el corazón del llamado “distrito textil”, y no se ha movido del perímetro de la moda. De adolescente ganó el famoso concurso de la revista Mademoiselle —el mismo que Sylvia Plath— y luego fundó la semana de la moda de Nueva York. El jueves Fern Mallis llegó a Barcelona apenas unas horas después de entrevistar a Cindy Crawford en una de sus famosas charlas públicas para las que es casi imposible encontrar entradas. Allí, se ha sentado cara a cara con todo el que pinta algo en el sector, desde Valentino a Suzy Menkes, pasando por Tom Ford, Victoria Beckham o Marc Jacobs. En la capital catalana fue la madrina del Designer’s Collective, una iniciativa de la Roca Village que junta en una tienda efímera a creadores de ropa, objetos y accesorios. Le han pedido que escoja uno…
Pregunta. ¿Ya lo tiene?
Respuesta. ¡Todavía no! Me llaman mucho la atención unas lámparas que parecen de Calder [las firma el estudio Goula-Figuera].
P. Se dice que antes de usted, Nueva York era un páramo en términos de moda.
R. Era un caos. No había organización. A mí se me conocía por mi mantra: organiza, centraliza, moderniza. Antes de que yo me metiese en esto había 50 o 60 desfiles en la ciudad, cada uno en un sitio distinto. Nadie hablaba con nadie y no había una voz para la industria. Eso cambió cuando creamos las carpas de Bryant Park. Es importante juntar las iniciativas, crear una plataforma, como han hecho aquí en el Designer’s Collective, y dar una oportunidad para que lo vean los compradores.
P. Anna Wintour estuvo esta semana en Madrid y dijo algo similar, que los diseñadores jóvenes deben unirse en lugar de competir.
R. ¿Estuvo en España? ¿Por qué?
P. Dio una charla en el Museo del Traje.
R. Me pregunto por qué. Con ella siempre hay algo.
P. No la ha tenido en su ciclo de charlas.
R. La he invitado. Su gente dijo que tratarían de encontrar un hueco, pero al final la entrevistaron en el Museo Metropolitan y lo puedo entender. Tiene una placa con su nombre allí, en el Anna Wintour Costume Institute. Ella tiene mi invitación, pero la pelota está en su campo.
P. Imagino que también sigue abierta la invitación al cantante Kanye West.
R. Oh, Kanye y yo seguimos ahí. No me permitió asistir a su último desfile.
P. Es muy gangsta [malote] por su parte tener una bronca con un rapero.
R. ¡Yo no quería tener una bronca con un rapero! Si hubiese querido fabricar una historia para ganar atención, no podría haber soñado una manera mejor. Me preguntaron inocentemente sobre él hace un año, tras un desfile en el que estaba con todo su séquito. Y dije: “Estoy un poco harta de él. No soy fan de su música y su actitud y sus prioridades no son mi estilo”. Él me contestó con una ristra de tuits indignados y se viralizó.
P. ¿Se le puede considerar diseñador?
R. Prefiero no responder.
P. En su entrevista en 1992 con Tom Ford él presumía de ser un diseñador comercial, de hacer “chaquetas con dos mangas”. ¿Comparte esa visión de la moda?
R. ¡Oh sí! Es un negocio, no una forma de arte. Tom no vive como vive porque cree arte, sino porque está haciendo un producto que la gente quiere.
P. Los desfiles ya no son como cuando usted montó la semana de la moda.
R. Es la nueva realidad, la gente está ahí quitándole a usted su trabajo y a todo el mundo. Es un mundo libre, pero cuando vas a un desfile y ves mil personas a tu alrededor, te preguntas: ¿por qué?
P. ¿Siente nostalgia por los viejos tiempos?
R. Sí, y mucha gente también. Cada día me para alguien que me dice: “Echo de menos cuando todo era exclusivo y sentíamos como que estábamos en un lugar especial, al que los demás no podían entrar”. Pero ese no es el mundo en el que vivimos. Todo era más divertido cuando nadie tenía cámaras las 24 horas del día.
P. ¿También los diseñadores? Pienso en Halston y Calvin Klein en Studio 54.
R. Gracias a Dios que nadie las tenía en Studio 54 o no hubiéramos hecho nada en la vida.
P. ¿Todo lo que se cuenta sobre esta mítica discoteca neoyorquina es verdad?
R. Todo y más.
P. ¿Cómo consigue que sus entrevistados le cuenten tantas cosas?
R. Les hago sentir cómodos y saben que no estoy allí para hacerles un tercer grado. Me paro y les dejo hablar. Siempre me dicen “no puedo creer que te esté contando esto”, “no se lo he contado a nadie”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.