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Los monstruos del Apocalipsis

Las deformidades del plancton apuntan al oxígeno como culpable de la segunda extinción masiva de la historia

Javier Sampedro
Un quitinozoo fósil malformado del género Ancyrochitina (izquierda) junto a un congénere normal. Ambos extraídos en Libia y datados en 415 millones de años atrás.
Un quitinozoo fósil malformado del género Ancyrochitina (izquierda) junto a un congénere normal. Ambos extraídos en Libia y datados en 415 millones de años atrás.

La vida es extraordinariamente pertinaz. Surgió pronto en la historia del planeta –hace más de 3.500 millones de años, un cuarto de la edad del universo— y aquí seguimos pese a los inmensos escollos que supone ese lapso de tiempo. Pero la gran cadena del ser que conduce hasta nosotros ha peligrado gravemente cinco veces desde que surgimos los animales hace 600 millones de años: en las Big Five, las cinco extinciones masivas de la historia del planeta. Es crucial comprender sus causas. La segunda de las cinco grandes, la brutal extinción ordovícico/silúrico, se debió al desplome del nivel de oxígeno en los océanos, según revela una investigación internacional. Bueno es saberlo.

La forma en que Thijs Vandenbroucke, de la unidad de evolución, ecología y paleontología del CNRS francés y la Universidad de Lille, y sus colegas franceses, belgas, alemanes y estadounidenses, han revelado esa causa esencial de la extinción masiva del ordovícico/silúrico (O/S, para abreviar) merece una mención aparte. Han sido los monstruos en que se habían convertido los individuos que formaban el plancton en la época los que les han conducido a su descubrimiento.

El plancton fósil datado de aquella época muestra las malformaciones típicas del plancton actual allí donde el mar se ha contaminado de metales tóxicos, algo que por desgracia no es tan infrecuente en nuestros días. Ello quiere decir que la segunda extinción masiva de la historia planetaria, la que marca el fin del ordovícico y el principio del silúrico, hace 420 millones de años, fue causada probablemente por la escasez de oxígeno y el consiguiente exceso de metales tóxicos en los océanos. Hasta ahora se atribuía a una glaciación. Cuya existencia nadie duda, por otra parte.

Han sido los 'monstruos' en que se habían convertido los individuos que formaban el plancton en la época los que les han conducido a su descubrimiento

Pero, si la extinción masiva O/S se debió al desplome del oxígeno en los océanos (anoxia), ¿a qué se debió el desplome de oxígeno en los océanos? “Hay muchas ideas sobre los procesos terrestres que pudieron disparar una anoxia global”, responde Vandenbroucke, el primer autor del trabajo, a EL PAÍS. “Muchas de ellas implican un incremento de la producción primaria”. Eso es el uso directo de la energía solar para sintetizar cuerpos de plantas, o la transformación de la luz en materia biológica. Lo ejecutan las algas y las plantas, y los demás nos beneficiamos comiéndonos a las algas, las plantas y a cualquier animal que se haya comido antes las algas y las plantas. Todos los animales somos parásitos planetarios, al menos en ese sentido.

“Empezamos a considerar”, prosigue Vandenbroucke, “que la anoxia y el consiguiente incremento de metales tóxicos podrían haber resultado en una retroalimentación [feedback] positiva que pudo contribuir a propagar la anoxia por los océanos; sin embargo, entender del todo estos sucesos va a requerir una colaboración interdisciplinaria continuada, que está en marcha”.

La extinción masiva más famosa es sin duda la que extinguió a los dinosaurios hace 68 millones de años. Su nombre técnico es extinción K/T (el tránsito del cretácico, que se escribe con K en alemán, y el terciario), y no solo eliminó a los dinosaurios –excepto a los que evolucionaron para generar las aves actuales—, sino a la mayor parte de las especies que existían en el cretácico. La causa más popular de esta catástrofe fue el impacto de un cometa gigantesco en la península del Yucatán, pero también estalló en aqueños años una orgía horrorosa de actividad volcánica. ¿Por qué hay causas múltiples para las extinciones, como si con una no fuera suficiente?

Estudiar los sistemas terrestres “implica tratar de entender el juego completo de interacciones entre todos los elementos del sistema"

“Estudiar los sistemas terrestres”, responde Vandenbroucke, “implica tratar de entender el juego de interacciones completas entre todos los elementos del sistema, incluidos los océanos, los sedimentos, la atmósfera y la biosfera; los mecanismos que prpoponemos para el paleozoico medio son muy diferentes de los que i9mplican el impacto de un meteorito, como la extinción K/T”.

¿Saldrá el sol mañana? Si uno tuviera que apostar, haría mejor en poner su dinero en la casilla del . Pero hay veces, algo así como una vez cada 100 millones de años, en que las cosas geológicas se tuercen y las apuestas más sensatas empiezan a fallar. Los científicos no saben aún a qué se deben. Pero más vale que lo averigüen antes de la próxima, ¿no creen?

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