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Radiografía de las oportunidades de futuro de los niños subsaharianos

Los países africanos mejoran el acceso a la educación pero siguen rezagados en la calidad de los estudios, como empezar la escuela a tiempo

Jessica Mouzo
Unos niños atienden en clase en un colegio de Getema, Etiopía.
Unos niños atienden en clase en un colegio de Getema, Etiopía.Lola Hierro

El código postal es uno de los factores que siguen marcando el futuro de los niños en África Subsahariana. El acceso a servicios básicos de salud, educación e infraestructuras esenciales (como disponer de agua potable y alimentos saludables) de los niños africanos depende del lugar donde nacen. Pero también de la educación y ubicación de sus padres y, por supuesto, de su situación económica. Estos elementos configuran en esencia el futuro de los pequeños y, aunque en los países africanos ha aumentado la cobertura de las necesidades básicas y la pobreza ha pasado de un 58% en 1998 a un 48% en 2008, un informe de la organización Grupo Banco Mundial presentado este lunes en Barcelona revela que las desigualdades de oportunidades entre países e, incluso, entre niños de diferentes edades dentro del mismo territorio, siguen siendo muy acusadas.

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Dentro de un mismo país, una niña de entre 6 y 11 años, que crece en un hogar rural de una zona deprimida bajo la tutela de una madre que nunca ha tenido acceso a la educación básica tiene una probabilidad de entre 40 y 85 puntos porcentuales menos de acceder a los servicios básicos que un niño de su misma edad que vive en una zona urbana con altos niveles de riqueza y a cargo de un padre con más de 10 años de estudios. Este ejemplo refleja el abanico de oportunidades —o falta de ellas— que dibujan los investigadores en el informe. “Las tres cosas que marcan la diferencia son la educación, la riqueza y la ubicación de los padres”, sintetiza Andrew Dabalen, autor principal del informe.

El estudio ¿Tienen los niños africanos las mismas oportunidades? del Grupo Banco Mundial examina el acceso a la educación, a la sanidad y a las infraestructuras básicas para determinar las opciones de los niños subsaharianos. En base al llamado Índice de Oportunidades Humanas (IOH, que indica qué tanto las circunstancias personales como el lugar de nacimiento, el género o la riqueza familiar, modulan la posibilidad de que un niño acceda a los servicios básicos), el informe radiografía la situación y el futuro que le espera a los niños de 20 países subsaharianos, representativos de la situación mayoritaria del continente. “La desigualdad de oportunidades, tanto dentro como entre las naciones, deriva en un potencial humano desperdiciado y debilita las perspectivas de prosperidad general”, analizan los investigadores en el informe.

En cuanto a educación, el informe revela que, si bien se han incrementado las tasas de escolarización, siguen rezagados en cuanto a la calidad de los estudios, así como el inicio de la educación a tiempo (antes de los seis años) o la tasa de finalización de la primaria (a los 13). Kenia y Namibia, por ejemplo, tienen unos altos porcentajes en la escala de clasificación IOH para la asistencia a la escuela primaria, pero no así en los índices que miden el inicio de la escuela primaria a tiempo. “Estos son países donde el sistema de educación se ha expandido rápidamente, pero los indicadores de calidad no parecen haber seguido lo suficiente ese ritmo de expansión”, apunta el informe. Los expertos alaban “los impresionantes avances que han dado en la asistencia a la escuela” pero alertan de que hay que fomentar “las oportunidades de educación de segunda generación”, como completar los estudios o comenzar la primaria a tiempo, “Una bala de plata que podrían resolver muchos de los problemas es la educación de las niñas”, apunta Debalen, que ha señalado que los países subsaharianos están alcanzando a los de América Latina en los índices de asistencia escolar.

La desigualdad de oportunidades entre países e, incluso, entre niños de diferentes edades dentro del mismo territorio, sigue siendo muy acusada

El acceso a las infraestructuras básicas (agua corriente, inodoro y electricidad), otro de los elementos radiografiados por los expertos del Grupo Banco Mundial, dibuja una situación más desigual y dramática según los países y las condiciones socioeconómicas. De los 20 países, sólo Senegal y Namibia tienen un IOH de más de 10 puntos porcentuales para el acceso a un lavabo y más de 20 para el acceso al agua corriente; cuatro países (Ghana, Senegal, Nigeria y Camerún) tienen un IOH de más de 20 para el acceso a la electricidad. El estudio refleja una gran desigualdad para cada servicio de infraestructuras entre países. Liberia y Uganda tienen el IOH más bajo (de 1 o por debajo) para los tres tipos de infraestructuras.

“El acceso a la electricidad es muy limitado y desigual entre niños de diferentes circunstancias (…); en siete países, la cobertura de energía eléctrica entre todos ellos es menos del 10%, aunque el IOH es mucho menor debido a la desigualdad en el acceso. En los países con mayor cobertura (Ghana, Senegal, Nigeria y Camerún), alrededor del 40% de acceso a la electricidad que se proporciona está sesgada hacia los grupos con circunstancias más favorables”, señalan los expertos.

Para medir las oportunidades en base a los condicionantes de salud, el informe revisa el nivel de inmunización, que sirve como tasa de protección básica contra las enfermedades, y de retraso en el crecimiento (mide privaciones alimentarias como la desnutrición crónica). La oportunidad de inmunización (durante el primer año de vida) varía mucho más que la nutrición. Los niños de Ruanda tienen un IOH de más de 80 puntos, mientras que los de Nigeria ni siquiera llegan al 20. Pero un índice no es correlativo con el otro. De hecho, Liberia y Sierra Leona entre los seis primeros en la escala IOH en la nutrición pero entre los seis últimos en el IOH de la inmunización. “ Una hipótesis plausible sería que el acceso a la inmunización está más directamente relacionada con la capacidad de un gobierno para proporcionar un servicio particular que la nutrición, y la variación en la calidad de los servicios públicos a través de los países es un factor que pueden ser superior a otros como la dieta y la prácticas culturales, reza el informe.

Los expertos concluyen que los países han avanzado y mejorado mucho en las oportunidades de los niños, “pero todavía queda mucho por hacer”. “Casi un tercio de los niños de un año de edad siguen sin estar vacunados contra el sarampión, una cuarta parte de todos los niños en edad escolar no tienen acceso a la educación, mientras que otra cuarta parte carece de acceso de agua potable. Las rápidas mejoras en algunas dimensiones no deben distraer a los responsables políticos de los desafíos planteados por la relativa falta de progreso en otros”, alertan los investigadores.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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