_
_
_
_
_

El fotógrafo que quiso personalizar el mundo

Virgili Cubero lleva media vida tras la lente pero no quiere hacer carrera allí. Quiere una vida que no sea como ninguna otra

Asegura Virgili Jubero (Barcelona, 1984) que no quiere hacerse mayor trabajando como fotógrafo, que preferiría dedicarse a desarrollar más en profundidad Máquina Total, el grupo de electrónica con el que pronto publicará un nuevo EP y del que, por cierto, él es el único miembro. “La música tiene un factor especial para emocionar como nunca podrán hacerlo mis fotografías”, explica.

La perfección a veces es aburrida. Me obsesionan las imágenes reales y poco limpias. Como las zapatillas, que recién estrenadas parecen de escaparate. Son más auténticas cuando están usadas

No hay mayor crítico que uno mismo, y este catalán de 30 años no podía ser una excepción. Porque algo grande tendrá que contar y provocar este joven prodigio cuando la todopoderosa productora audiovisual Canada lo tiene en nómina dirigiendo tanto campañas para firmas de moda como Carolina Herrera o Christian Dior; que videoclips para artistas como Fangoria, Russian Red o Najwa Nimri (“ojalá algún día uno de Charlotte Gainsbourg”, dice).

Virgili, que empezó a interesarse por la fotografía cuando tenía 16 años, no tardó en ganarse la vida tras la cámara en revistas como Vanidad. Pronto se marchó a París, donde pasó una larga temporada colaborando en cabeceras internacionales como Soma, aunque desde hace un año reside en Madrid. “Me encanta esta ciudad y la energía que tiene. A París volví hace nada por trabajo y me dio miedo, me pareció muy deprimente. Para visitarla está bien, pero no volvería a vivir allí por nada del mundo”.

Virgili posa para ICON con sus Converse All Star y su mirada más relajada
Virgili posa para ICON con sus Converse All Star y su mirada más relajada

Otra de las revistas en las que últimamente se ha podido ver su trabajo es ICON. Por eso no nos ha costado demasiado convencerle para que se haga un autorretrato (“bueno, en realidad el botón lo apretó una amiga porque como odio hacerme fotos no tengo autodisparador”) en el que posa con sus Converse All Star de toda la vida. “Estas zapatillas no me gustan recién estrenadas, me parecen de escaparate. Son más auténticas cuando están usadas. Es curioso, pero cuando me las pongo, me traslado a Río de Janeiro, a un viaje que me flipó y durante el que compuse una canción llamada Palmeras y megatrón”. Esta filosofía personalizadora es precisamente la que apoya Converse con justo este tipo de zapatillas (la web de la casa recoge esta historia, junto con la de otros artistas españoles). El chico sabe por dónde soplan los vientos.

Una filosofía que serviría también para definir su fotografía: “La perfección a veces es aburrida. Me obsesionan las imágenes reales y poco limpias, por eso me lo paso mejor trabajando con equipos muy reducidos, sin maquillaje ni peluquería. De hecho, en mi último shooting en Berlín solo estábamos el estilista, la modelo Delfine Bafort y yo. Cuando tienes que coordinarte con equipos muy grandes al final todo el mundo habla y te da su opinión y eso me distrae. Es mejor así”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_