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El hogar de los androides

El Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación en Tokio explora en la muestra 'Androide: ¿qué es humano?' los futuros escenarios de la robótica humanoide

Kodomoroid es una teleoperadora androide presentada en la exposición de Tokio.
Kodomoroid es una teleoperadora androide presentada en la exposición de Tokio. Miraikan

Dos de la tarde en la tercera planta del museo Miraikan en el distrito Odaiba. Decenas de personas se arremolinan en el centro de la sala para ver en acción a Asimo, el robot desarrollado por Honda con el propósito de ayudar a las personas con movilidad reducida. La pequeña máquina, capaz de caminar, correr y ponerse a la pata coja, trabaja como divulgador científico en la sección dedicada a los robots. Asimo es la cara más visible de la industria androide japonesa, una industria que en los últimos años ha dado el salto de la teoría a la práctica -especialmente en el sector servicios- con robots humanoides capaces de interactuar de manera autónoma con los humanos.

Hiroshi Ishiguro es el nombre más reconocido en esta área de investigación. De su laboratorio han salido androides como Telenoid -un robot que pretende personificar las condiciones mínimas que permiten la comunicación humana-, Otonaroid -un robot con el que se puede conversar- o Kodomoroid -un robot concebido como una presentadora de noticias-. El trabajo de Ishiguro expuesto en Miraikan es una muestra más de la avanzada posición japonesa en este campo. Las aplicaciones de los robots humanoides se encaminan mayormente hacia el sector servicios, con tareas que van desde el cuidado de la tercera edad a la venta in situ en centros comerciales.

Una androide interactuando con los visitantes del museo.
Una androide interactuando con los visitantes del museo.Miraikan

Los habitantes del país asiático parecen sentirse muy cómodos ante la presencia de este tipo de robots. Para Maholo Uchida, comisaria de la exposición en Miraikan, la cultura nipona -con elementos como el sintoísmo y un avanzado desarrollo tecnológico- está detrás de la pasión de sus ciudadanos por los androides; "los japoneses creen que todo tiene un alma, un espíritu. También las máquinas" y añade que otra de las razones es tener "una industria robótica centrada en ayudar a las personas, en vez de estar enfocada en objetivos militares".

El Instituto de Robótica Humanoide de la Universidad Waseda en Tokio es otro de los pilares fundamentales de esta industria que busca "la construcción de una nueva relación entre humanos y máquinas en la avanzada sociedad de la información". El trabajo de Ichiro Kato en dicha universidad está considerado como el punto de partida en la creación de máquinas con aspecto humano. De su mente surgieron los proyectos WABOT I y II, que condujeron al desarrollo de los primeros robots humanoides de la historia. Aquellas reliquias tecnológicas son los embriones de las nuevas máquinas que empiezan a formar parte del sector servicios en la capital japonesa. Una de esas máquinas es PEPPER, el robot humanoide de la compañía europea Aldebaran diseñado para vivir con los humanos. PEPPER se puede ver por varios centros comerciales de la ciudad vendiendo productos de la marca Nescafe.

El Instituto de Robótica Humanoide de la Universidad Waseda en Tokio busca la construcción de una nueva relación entre humanos y máquinas en la avanzada sociedad de la información

Lo que sorprende del robot de Aldebaran -al contrario que la mayoría de robots humanoides controlados por técnicos humanos- es su autonomía y capacidad de continuo aprendizaje. El gigante de las telecomunicaciones niponas, Softbank, está detrás de este androide diseñado por la compañía del francés Bruno Maisonnier. Cual Asimov moderno, Maisonnier ha marcado las nuevas reglas a seguir en la creación de androides capaces de vivir en un entorno humano; "los robots tienen que ser lindos ("cute") […] capaces de realizar movimientos similares a los nuestros […] deben ser amables y educados".

Para Lem Fuggit, consultor en temas de robótica en Japón, "todavía estamos en un estado primigenio en la relación entre humanos y máquinas." Se ha avanzado mucho en algunos aspectos, por ejemplo la seguridad; "hechas la vista atrás y recuerdas los viejos robots industriales, estos estaban en jaulas, y la jaula tenía candados. De esta manera, protegías a las personas de que no sufrieran ningún daño. Cuando pones un aparato mecánico en un ambiente humano tienes que prestar mucha atención a la seguridad de las personas", comentaba Fuggit sobre el tema.

Uno de los robos con los que se puede hablar en la exhibición de Tokio.
Uno de los robos con los que se puede hablar en la exhibición de Tokio.Miraikan

La exposición sobre Androides en Miraikan intenta definir los límites entre humano y robot. En este terreno entran factores que en los últimos años se han desarrollado de manera exponencial, por ejemplo la inteligencia artificial. La mayoría de androides que se pueden ver en la capital tokiota funcionan operados por técnicos humanos, salvo excepciones como el mencionado PEPPER, un robot destinado a marcar las futuras pautas de estudio en el campo de la inteligencia emocional en robots. En el campo del AI existen varios proyectos en fase de desarrollo en la capital nipona. Uno de los que más ha impactado a la comunidad científica es el que lleva a cabo la profesora Noriko H. Arai, Todai Robot Project. Arai pretende crear un sistema de inteligencia artificial capaz de pasar los exámenes de entrada de la Universidad de Tokio, uno de los más exigentes del país.

Tras su último pase del día Asimo, el robot humanoide más avanzado del planeta desde el punto de vista de la movilidad, regresa a su cubículo. Allí los técnicos de Miraikan comprueban batería y otros componentes. Otro día más, otro día a la espera.

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