Antibióticos: un futuro incierto
El mal uso y el abuso de los antibióticos ha provocado un aumento de las resistencias a los mismos, lo que plantea un reto muy importante en términos de salud pública global
El abuso y el mal uso continuado de los antibióticos a lo largo de las últimas décadas junto con la extraordinaria capacidad adaptativa de las bacterias ha dado lugar a la aparición de patógenos bacterianos multirresistentes, es decir, bacterias capaces de causar infección en los seres humanos y que son resistentes a la práctica totalidad de los antibióticos de que disponemos para tratar dichas infecciones. En paralelo, la inversión en I+D para el desarrollo de nuevos agentes antimicrobianos ha dejado de ser una prioridad para la industria farmacéutica debido al bajo rédito económico que le proporcionan estos fármacos en comparación con otros productos más rentables. La combinación de estos factores implica que en un futuro no muy lejano infecciones bacterianas que hoy en día no tienen mayor trascendencia no puedan ser tratadas apropiadamente debido a la escasez de antibióticos efectivos, pudiendo devenir mortales.
Cuando hablamos de la resistencia de las bacterias a los antibióticos debemos distinguir dos aspectos. En primer lugar, la adquisición de la resistencia bacteriana a los antibióticos, o lo que es lo mismo, la aparición de bacterias resistentes a los agentes antibacterianos, ya sea por mutaciones en su genoma o por la adquisición de elementos genéticos móviles que transportan genes de resistencia a antibióticos, la cual puede tener lugar independientemente de la presencia de agentes antibacterianos. La exposición a estos fármacos proporciona la presión selectiva necesaria para fomentar la aparición de bacterias resistentes. Por lo tanto, la fuerza impulsora de las crecientes tasas de resistencia a los antibacterianos en última instancia se puede encontrar en el abuso y el mal uso de los agentes antibacterianos, tanto si se utilizan en pacientes humanos, en el ganado o si se liberan al medio ambiente.
El segundo aspecto es la diseminación de bacterias resistentes que puede tener lugar entre diversos ecosistemas. Por ejemplo:
- Bacterias resistentes a los antibióticos seleccionadas por el uso de antibióticos en animales que llegan al ser humano a través de la cadena alimentaria;
- La diseminación de bacterias resistentes entre miembros de la comunidad y en el entorno familiar;
- A nivel hospitalario, la propagación de bacterias resistentes del medio ambiente a los pacientes, o de paciente a paciente a través del personal sanitario;
- Bacterias resistentes de la comunidad que son introducidas en el hospital o viceversa, del hospital a la comunidad;
- Bacterias resistentes transportadas por los seres humanos o los animales que a través de las aguas residuales o el estiércol pueden pasar al medio ambiente;
- La diseminación internacional de bacterias resistentes mediante el comercio globalizado o los movimientos poblacionales, tales como el turismo y la inmigración.
Es evidente que urge tomar medidas en cada uno de estos ecosistemas para evitar la aparición y la diseminación de las bacterias multirresistentes. Existen varias medidas que pueden adoptarse pero desarrollarlas una por una requeriría mucho más espacio del disponible en este artículo. Sin embargo, y de manera genérica, existen una serie de disposiciones que deben ser tomadas en consideración para evitar la aparición y la propagación de la resistencia a los antibióticos en todo el mundo:
- El uso racional de los antibióticos en todos los contextos;
- La implementación de medidas de control de infecciones en los centros de atención sanitaria;
- La elaboración de estrategias para reducir los riesgos de exposición ambiental;
- Invertir en el desarrollo de pruebas de diagnóstico rápido;
- Promover la investigación sobre la prevención de la resistencia antibacteriana y su vigilancia;
- Promover la investigación y el desarrollo de nuevas estrategias antimicrobianas y no antimicrobianas, así como de nuevos agentes antibacterianos;
- Mejorar la concienciación general sobre el uso de los antibióticos y el riesgo que conlleva el aumento de la resistencia.
Implementar medidas que eviten la diseminación de las bacterias resistentes a los antibióticos a través de las fronteras mediante los alimentos o los movimientos poblaciones es una labor casi imposible. Por ello es importante que todos los países colaboren y adopten las disposiciones necesarias para evitar la aparición de bacterias resistentes su diseminación a nivel nacional, evitando así también que puedan propagarse a nivel internacional. Es decir, soluciones locales para un problema global.
Jordi Vila es jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Clínic de Barcelona y director de la Iniciativa de Resistencias a Antibióticos de ISGlobal.
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