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La especialización, crucial para combatir el ébola

Unos 430 sanitarios se ha contagiado en este brote La falta de especialización o medios incrementa el riesgo Las ONG expertas en tratar el virus contabilizan menos infectados

Cuatro sanitarios trasladan a un enfermo de ébola en Liberia.
Cuatro sanitarios trasladan a un enfermo de ébola en Liberia. Abbas Dulleh (AP)

Fuera de África, muchos países se han empezado a rascar los bolsillos para tratar de atajar el brote de ébola, que —como en Estados Unidos y España— ya ha cruzado a sus fronteras. Sin embargo, no solo se precisan fondos para combatir el virus que ha matado ya a más de 4.500 personas en África occidental. Los expertos insisten en que sin personal especializado la amenaza no se atajará. EE UU ha formado a 3.000 militares para que se desplieguen en la zona —sobre todo en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, los países más afectados— y Cuba ha aprobado el envío de dos contingentes de médicos expertos y entrenados para tratar fiebres hemorrágicas, como el ébola. Un modelo de profesionalización que hace años que ponen en práctica las ONG que trabajan sobre el terreno. Además, el combate contra el virus se produce en países con sistemas sanitarios que ya eran extremadamente frágiles, y que han quedado ahora absolutamente mermados.

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Más de 430 profesionales sanitarios se han contagiado en este brote de ébola —el 5% de todos los infectados desde que se declaró oficialmente la alerta, en marzo—, de ellos, 236 han muerto, según los datos de la Organización Mundial de la Salud. La mayoría de ellos eran médicos de familia, enfermeras o auxiliares que se infectaron en sus comunidades, según los datos que manejan la OMS y las ONG, que investigan caso por caso. También, apunta la organización que preside Margaret Chan, se han detectado contagios entre sanitarios que no habían recibido formación específica para tratar el ébola o que no tenían los medios adecuados para hacerlo.

Trish M. Pearl, profesora de Medicina y Enfermedades infecciosas en la Universidad Johns Hopkins (Maryland, EE UU), sostiene en un artículo de investigación publicado en la revista Annals of Internal Medicine, que gran parte de los sanitarios contagiados de ébola en este y anteriores brotes se infectaron debido a una escasa especialización que les impidió saber que se enfrentaban a un paciente de ébola, a la falta de medios (tanto de tratamiento como de diagnóstico) y, de manera definitiva, por la fragilidad extrema de los sistemas sanitarios donde trabajan. Pearl sostiene que para proteger a los trabajadores sanitarios es tan importante tener el material —como el traje de protección especial, que no se puede reutilizar y que tiene un coste por unidad de unos 25 euros— como un entrenamiento adecuado.

Nunca fuimos aficionados, pero no cabe duda de que buscamos cada vez perfiles más concretos y exigentes Marcos García, responsable de reclutamiento de Médicos Sin Fronteras

La organización francesa Médicos sin Fronteras empezó a trabajar contra el ébola en 1995. Un poco antes desarrolló protocolos especializados en fiebres hemorrágicas (no solo existe el ébola, también otras como Marbourg), que siguen también la OMS y el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Tras casi 20 años de intervenciones en diversos brotes, se había mantenido libre de contagios. Hasta agosto. Hoy, la ONG, que empezó su intervención en este brote en África occidental en marzo, contabiliza 21 infectados —solo dos de ellos extranjeros— de una plantilla en la zona de más de 3.200; 12 de ellos han muerto. Un porcentaje menor (no llega al 0,6%) que el del personal sanitario local no especializado. Además, precisa la organización, muchos de sus contagiados —entre los que hay personal de todo tipo, desde empleados de limpieza hasta conductores, por ejemplo— no tuvieron contacto con los lugares donde se trata a los enfermos.

Quienes participan en el tratamiento de fiebres hemorrágicas, explica Raquel Ayora, directora de Operaciones de Médicos sin Fronteras, deben vestirse con trajes de protección y seguir unos pasos estrictos tanto para ponérselos como para quitárselos. En ese proceso, los sanitarios deben estar en un lugar adecuado, bien iluminado y acompañados siempre por otro profesional, que verifica que realiza bien todos esos pasos. Pautas en las que esta entidad ha empezado a instruir a distintos profesionales —como los médicos cubanos— que varios países enviarán a África occidental, y que no se pusieron en práctica, por ejemplo, en el caso del personal que atendió los dos misioneros repatriados a España desde Liberia y Sierra, respectivamente. En el tratamiento de uno de estos casos se produjo el primer contagio de ébola fuera de África, el de la auxiliar Teresa Romero, que no era experta en el tratamiento de este tipo de patologías.

Los buscados logistas

M. R. S / B. D. C

Son fundamentales para poner en marcha un campo de refugiados, una zona de aislamiento en una crisis sanitaria o un bisturí eléctrico para operar sobre el terreno. Las organizaciones no gubernamentales y las agencias de cooperación no solo se nutren de profesionales sanitarios. Los ingenieros, arquitectos y todo tipo de expertos en logística son altamente demandados. “Yo, como médico, puedo saber mucho, pero si no tengo la capacidad logística no puedo hacer nada. Estos profesionales hacen llegar a lugares remotos todo lo que necesitas”, dice la ginecóloga de Médicos sin Fronteras Patricia Lledó. ¿Qué hace falta operar en medio del desierto? Sin un logista que lo haga posible, construyendo, por ejemplo, un hospital hinchable, sería imposible.

Saúl Márquez trabajó como ingeniero en Sri Lanka tras el tsunami que arrasó el sudeste de la isla en 2004. Allí realizó las canalizaciones de aguas para un proyecto humanitario y participó en proyectos de desarrollo durante año y medio. Sin su trabajo y el de los operarios que trabajaron con él, la ONG italiana para la que trabajaba no hubiera podido asistir a la población. “A veces somos mucho menos visibles, porque no tratamos de manera directa con los afectados de las crisis, pero hay mucho personal logístico sobre el terreno en todas las organizaciones”, dice. Ahora ya no trabaja en el tercer sector, pero explica que la importancia de la puesta en marcha y la llegada de suministros es tal que han nacido organizaciones especializadas solo en eso, en la logística, en hacer llegar a otras entidades todo aquello que necesitan: desde fármacos hasta instrumental.

Marcos García, responsable del servicio de reclutamiento de Médicos sin Fronteras, resalta otros perfiles muy demandados. “Aquellos que se dedican a la seguridad, las comunicaciones, la mecánica… Son imprescindibles porque aseguran que las misiones se desarrollan de manera eficiente”, dice. El apartado de empleo del portal Relief web, uno de los más consultados en el campo de la ayuda humanitaria, es ejemplo de ello. Se buscan técnicos de seguridad para Jordania, expertos en logística en emergencias para Sudán o gestores de stock, transporte y finanzas que hayan trabajado en crisis para Mali –posiciones para las que se exigen estudios superiores de Administración de redes de suministro--.

Unas buenas canalizaciones, un buen suministro de aguas así como la construcción de un sistema de aislamiento correcto –los centros donde se atiende a pacientes contagiosos precisan, por ejemplo, un circuito de desinfección muy especializado—son fundamentales para afrontar las crisis sanitarias y humanitarias.

Ese patrón de profesionalización de quienes trabajan emergencias sanitarias y humanitarias y que ahora se ha puesto de relieve en el actual brote de ébola, lleva en expansión entre las organizaciones desde hace años. No es nada fácil comenzar a trabajar en una ONG, en la que cada vez se exige más formación y experiencia previa. De hecho, no dejan de crearse másteres en cooperación o cursos relacionados con la ayuda humanitaria, incluso dentro de las carreras tradicionales (desde Medicina a Ingeniería). “Nunca fuimos aficionados, pero no cabe duda de que buscamos cada vez perfiles más concretos y exigentes. En esta crisis sanitaria y en el resto de misiones”, reconoce Marcos García, responsable del servicio de reclutamiento de Médicos sin Fronteras. Hoy, apunta Marta López Feisser, coordinadora de proyectos de cooperación en India y con una larga trayectoria en este sector, solo algunas organizaciones religiosas siguen aceptando y enviando personal no altamente especializado a las crisis.

Un grupo de expertos en enfermedades infecciosas, que investiga en centros de sanidad militar de Estados Unidos, apuntan, además, la necesidad de crear centros de referencia para tratar este tipo de patologías —no solo existe el ébola, hay otras fiebres hemorrágicas—. Algo complejo en los países de África occidental afectados, pero más factible en EE UU y Europa. Estos centros, inciden en un artículo publicado también en Annals hace solo unas semanas, no solo tienen el personal adecuado y especializado; también los medios materiales para procesar todo aquello que se deriva del tratamiento de los enfermos: desechos, fluidos, material de análisis. En EE UU —donde se han producido dos casos de contagio entre el personal sanitario, ambos en un hospital que no era especializado— hay cuatro centros de referencia. En España, uno, el Carlos III, donde se trató a los dos misioneros y que estaba en proceso de ser desmantelado para convertirse en un centro de media y larga estancia.

Villy Killanga Yomi, jefe de recursos humanos de la ONG británica Oxfam en África occidental, también pone el acento en la importancia de la profesionalización. “La organización no recluta voluntarios para la misión [contra el ébola]”, precisa. Patricia Lledó Weber, ginecóloga de Médicos sin Fronteras, ha estado en misiones con esta ONG en países como Sudán, Somalia, Liberia o Sierra Leona. Antes trabajó durante tres años en un hospital español. Pese a ello, cuenta, una vez que se llega a una misión las cosas cambian. “Lo que enseñan en la carrera o lo que se ha podido ver como médico adjunto no es lo que luego tratas en estos lugares. En tu primera semana te puedes encontrar cosas que no has visto en toda tu vida profesional”, dice. Lledó recuerda, por ejemplo, que durante la primera semana, en uno de sus primeros destinos, trató a tres mujeres con el útero roto; algo muy poco frecuente en Europa. “Este tipo de misiones requieren mucha formación previa, pero también actualización continua”, opina.

Mark Howarth, de 30 años, fue hasta 2013 jefe de recursos humanos de Oxfam en siete países de Latinoamérica y Caribe. El británico defiende que la profesionalización de los trabajadores del tercer sector “depende de cada proyecto”, aunque añade, sin embargo, que en el terreno, se requiere una formación “equiparable a un máster”. Howarth resalta, no obstante, que es importante tener personal local sobre el terreno: “Son ellos los que más y mejor conocen la realidad de cada país”.

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