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Cómo se forjó el éxito de 'Relatos salvajes'

Damián Szifrón, director del taquillazo argentino, cuenta cómo alineó guion y reparto, y unificó la crítica en un aplauso unánime

Damián Szifrón (Buenos Aires, 1975) sale de ver Gremlins en pantalla grande. “Es una película fundacional de mi infancia”, recalca, con su marcado acento argentino y nos pide unos minutos para subir a las redes sociales su foto con Joe Dante, el director de la película. Está en el Festival de cine de Sitges y le acompaña un peluche de Gizmo.

Szifrón no es ajeno al éxito. De la cabeza de este adulto con espíritu de niño han salido Los simuladores y Hermanos y detectives, dos fórmulas televisivas argentinas que se han vendido a todo el mundo y que conocen sus versiones en otros países, el nuestro incluido. El ritmo vertiginoso de la tele le llevó a tomarse un descanso, que resultó ser de nueve años, para escribir sin la presión de filmar y en ese tiempo surgió Relatos salvajes, su tercer filme.

“Irrumpió de manera imprevista en una época muy creativa, yo estaba desarrollando otros largometrajes y seguían apareciendo nuevas ideas y para que no se convirtieran en más largos las comprimí. El resultado eran cuentos muy potentes, y me di cuenta de que estaban vinculados por el tema”. Los cuentos, esos Relatos salvajes, son seis historias breves, y el tema, al que se enfrentan sus seis protagonistas, es la violencia en todas sus vertientes. Todos deciden responder a ella y recuperar su espacio a todo coste.

El arrollador éxito de crítco que habría de recibir la película comenzó con un aplauso de diez minutos en Cannes. “Yo pensaba que iba a ser un ámbito más hostil, más esnob, un poco más elitista y que no me iba a sentir a gusto", confiesa ahora Szifrón. "Me siento más a gusto en un escenario como Sitges que en Cannes, pero al contrario de lo que pensaba es gente bastante abierta, bastante relajada y que buscan expresiones libres y encuentran la libertad en producciones de lo más diverso. Y aquí la encontraron”.

A veces te sientes más cercano a gente que vive a cientos de miles de kilómetros de distancia y lejos de otros que viven en el mismo barrio

Podría haberse hablado de una comunión argentino-francesa, pero Szifrón rechaza la noción de cine nacional. “A veces te sientes cercano a gente que vive a cientos de miles de kilómetros de distancia y lejos de otros que viven en el mismo barrio. El cine diluye las fronteras", explica. "Cuando me preguntan qué directores argentinos me gustan tengo que irme bastante atrás para encontrar a los que verdaderamente hicieron trabajos significativos para mí”.

Quizá él no se sienta cercano a los cineastas de su barrio, pero desde luego su barrio sí se ha sentido cercano a él: Relatos Salvajes es la película más taquillera del cine de producción nacional en Argentina. “No me lo esperaba. Soy alguien que disfruta de lo que hace, escribo desde el placer y me imagino una sala llena pero, ¿tan llena y tanto tiempo?”. Su ficción se ha convertido en un fenómeno social; el título se usa en las páginas de sociedad; ha roto los récords de taquilla y superado a El secreto de sus ojos, el único taquillazo que le hizo sombra y que contó con el impulso publicitario que supone ganar el Oscar a mejor película extranjera. Esta, por ahora, representará a su país.

Siento la película cercana a lo fantástico aun cuando está hablando de la actualidad y la realidad, están conviviendo los dos tonos

Los relatos tienen un aire a los episodios de Alfred Hitchcock presenta… o a Historias de la cripta no solo en su corta duración; hay algo en su desarrollo que parece irreal a pesar de que podría suceder perfectamente o tengan incluso un carácter social. “Ese es el tono que a mí me gusta, la espectacularidad aceptable. Siento la película cercana a lo fantástico aun cuando está hablando de la actualidad y la realidad, están conviviendo los dos tonos”.

Una de las bazas más importantes de la película es el casting, un quién es quién de la galaxia argentina: Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Julieta Zylberberg o Érica Rivas. “En otra época de mi vida hubiera ido a buscar más las caras que tenía en mente pero he preferido trabajar con actores sensacionales con mucha experiencia y que ellos compusieran los personajes que pedía el guion”, explica el autor. La composición es de los actores, pero Szifrón se encargó de que todos reflejaran el placer de perder el control. “Existe en la actualidad ese deseo de liberación de la opresión", reflexiona. "Eres libre, pero no tienes tiempo y dinero para serlo”. Quizá esa sea la clave del éxito, el efecto catártico que provoca en el espectador. La satisfacción de decir, al fin, basta.

Repasando sus posibilidades de futuro, Szifrón tiene sobre la mesa varios guiones escritos de aquel receso de nueve años. Entre ellos, una trilogía de aventuras y un western en inglés. Ha pasado por suficientes festivales –Cannes, Toronto y Telluride– como para empezar a recibir llamadas de Hollywood. Ahora mismo se encuentra en esa preciada, rara y dulce posición de poder desarrollar el proyecto que quiera. “Eh… Es un lindo problema", comenta.

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