Se buscan voluntarios para combatir la contaminación lumínica
Un proyecto español pide ayuda para localizar las fotografías nocturnas de la estación espacial
Muestran la Tierra desde otro punto de vista. Acaparan artículos, likes, retuits… Y frecuentemente caen en el olvido. Un proyecto español, Cities at Night, se ha propuesto clasificar las fotografías nocturnas de nuestro planeta hechas desde la Estación Espacial Internacional para poder darles un uso en investigación. Sus creadores pretenden que las instantáneas, alrededor de 300.000 del extenso archivo público del Johnson Space Center, sean útiles para estudiar la contaminación lumínica. El proyecto necesita la colaboración de voluntarios y, desde que la NASA se hizo eco de la iniciativa, estos son cada vez más.
La idea la tuvo Alejandro Sánchez de Miguel, doctorando de último año en el departamento de Astrofísica y Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Complutense de Madrid, quien cuenta con la ayuda de José Gómez Castaño, astrónomo aficionado y experto en sistemas informáticos, al constatar que hay tareas que pueden realizar mejor las personas que las máquinas. “El ordenador no es capaz de distinguir correctamente si una imagen muestra estrellas o las luces de una ciudad durante la noche”, explica el físico.
Para solucionar este problema recurren a la ayuda de voluntarios a través de crowdcrafting.org, una plataforma que pone en contacto proyectos con personas dispuestas a dedicar un poco de su tiempo y echar una mano. Para facilitarles las cosas, el trabajo se ha divido en tres tareas sencillas. El primer paso consiste en diferenciar las fotografías que muestran núcleos de población vistos de noche de aquellas que contienen estrellas (lo que se realiza a través de la aplicación bautizada como Dark Skies ISS); el segundo identifica las ciudades que se observan en las imágenes (Lost at night); y en último lugar queda superponer esas imágenes en un plano para construir un mapa de luces de cada metrópoli (Night Cities ISS).
El responsable de Crowdcrafting e ingeniero informático Daniel Lombraña González señala que la colaboración en el proyecto es totalmente gratuito. Este no cuenta con financiación pública, pero la Universidad Complutense de Madrid facilita el uso de sus instalaciones y el acceso a un servidor.
Cities at night nació en 2011, aunque hasta el 8 de julio de este año solo procesaban imágenes los propios investigadores. “Cuando lo abrimos, en apenas unas semanas pasamos de tener 4.000 tareas terminadas a 21.000; y gracias a la publicidad que nos ha hecho la NASA, hemos llegado a las 70.000 en un día”. En total han completado casi 1.000.000 tareas, la mayoría de Dark Skies ISS, relata Sánchez de Miguel. Con todo, no es ese el número de imágenes que ya están clasificadas puesto que, según reconoce el investigador, muchas están repetidas.
Se trata de una precaución para evitar errores en la medida de lo posible. El sistema de trabajo establecido por los investigadores hace que cada fotografía sea procesada por varias personas distintas. Al principio cada una era examinada por 30 sujetos, pero para agilizar el proceso el número se ha ido reduciendo hasta situarse en cinco. Con eso calculan que el margen de error queda por debajo del 2%.
Los investigadores aspiran a crear un atlas de luces de todo el mundo en color. Sánchez de Miguel no cree que pueda terminar antes de un año en el mejor de los casos, tres si se reducen los voluntarios. En octubre quieren sacar los primeros resultados provisionales, en los que mostrarán los mapas nocturnos de las ciudades de Shanghái, Madrid y Valencia con una resolución que “casi multiplicará por diez la disponible hasta ahora”.
De momento el investigador español señala que en las fotografías que maneja se observan detalles interesantes como el descenso en la iluminación de las autopistas, que atribuye a la crisis, o los diferentes tipos de lámparas utilizados en el alumbrado público. Como ejemplo pone Berlín, donde 25 años después de la caída del muro todavía se observan las diferencias entre las farolas del oeste, de color blanco azulado, y las del este, que se ven anaranjadas.
Retratar la Tierra a 400 kilómetros
Las fotografías que los astronautas toman en su escaso tiempo libre desde la Estación Espacial Internacional están hechas con una cámara D3S, un equipo comercial de gama alta. Para darles uso en ciencia antes deben calibrarse en laboratorio (un proceso que estandariza la luz que se aprecia en las imágenes). Los responsables de Cities at night también corrigen efectos ópticos del objetivo y rectifican la inclinación de las fotos para mostrarlas como si el observador se situara sobre su vertical.
Sánchez de Miguel destaca el valor de las fotografías, aparte de por su resolución y por ser en color, porque “no se trata de composiciones formadas por múltiples exposiciones” como suele ser frecuente. Retratan un momento en el tiempo. Además están hechas desde un lugar privilegiado: a 400.000 metros sobre la Tierra.
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