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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Préstamos, sí; becas, también

La Comunidad Valenciana impulsa un plan que permite a los estudiantes solicitar créditos para costearse las matrículas

Soledad Calés

La Comunidad Valenciana ha firmado un convenio con seis entidades financieras para facilitar préstamos a estudiantes universitarios. La novedad del plan es que la Generalitat actuará como garante, lo que facilitará la concesión de los créditos. En un momento de incertidumbre económica, establecer una nueva fuente de financiación de los estudios es positivo, ya que facilita recursos a muchos estudiantes que no cumplen los requisitos económicos o académicos para la obtención de una beca.

Los préstamos, sin embargo, deben ser un mecanismo complementario, más que sustitutivo, del sistema de becas. Por muy ventajosas que sean las condiciones del crédito, endeudarse puede ser un problema cuando las posibilidades de encontrar trabajo al finalizar los estudios son bajas. Un sistema de becas promueve la igualdad de oportunidades, como han asegurado los rectores en múltiples ocasiones.

Pero el presupuesto global para becas y ayudas ha pasado de 1.483 millones de euros en el curso 2012-2013 a 1.408 millones en 2013-2014 (75 millones menos), aunque aumenta el número de beneficiarios y también el gasto público en educación. Casi dos tercios del importe de las becas (65,3%) corresponde a la etapa universitaria. El porcentaje del PIB dedicado a las ayudas al estudio en España (0,11%) está aún por debajo de la media de la OCDE (0,29%).

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El nuevo plan de préstamos instaurado en Valencia es interesante porque está abierto a todos los estudiantes del sistema público, pero las condiciones hacen prever un impacto limitado.

Un interés máximo del 5% apenas mejora el del mercado libre (5,95%), y las cantidades máximas a solicitar solo cubren el importe de la matrícula (1.700 euros anuales para estudios de grado y 3.000 de posgrado), con la obligación de pagar los intereses cada año y devolver todo el capital al finalizar los estudios.

Sería bueno evitar una burbuja de créditos estudiantiles como la que se produjo en EE UU, con una gran cantidad de préstamos impagados. En todo caso, si las condiciones son muy restrictivas, el sistema no será bien aprovechado.

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