Un robo
Lo abstracto no compromete a nada y da de ti una imagen de hombre del sistema
España es un blablablá ininteligible. La respuesta a todo es blablablá, blablablá, blablablá, blablablá. Inquirámosle, por ejemplo, a Madina qué necesita este pobre país. Un shock de modernidad, dice él, que nos coloque en el sitio que nos merecemos. No aclara si ese shock se llevaría a cabo desde el pensamiento del siglo XIX, del XX o del XXI. Tampoco puntualiza qué nos merecemos nosotros que no se merezcan los portugueses o los griegos. Total, total, un blablablá. ¿Qué haría Madina con los vatios en un país moderno? ¿Dejaría que fueran, como ahora, materia de especulación?, ¿que se enriquecieran con ellos los subastadores? ¿Por qué no habla de vatios? Porque los vatios son algo concreto y hablar de lo concreto te hunde. Lo abstracto, en cambio, no compromete a nada y da de ti una imagen de hombre del sistema. Lo concreto es populista. Si dices, verbi gratia, que convendría auditar la deuda, eres populista. Si dices que los paraísos fiscales deberían prohibirse, eres un populista. Si recuerdas que a las grandes fortunas se las provee de herramientas para burlar a Hacienda, eres un populista. Resulta muy desestabilizador hablar de las sicavs, de las rentas del capital o de los indultos otorgados a los banqueros. Si quieres llegar a algo, has de presentarte como un hombre Estado. Ahí está, y es otro ejemplo, Pedro Sánchez, adversario de Madina para la secretaría general, cuyo discurso se reduce a desear un PSOE fuerte y unido, un PSOE con dirección, proyecto político e ideas. ¿Qué significa todo eso? Significa más blablablá. Le pide al PSOE lo que se le pide a un objeto de consumo. Pero mientras la izquierda blablea, el PP privatiza AENA, la penúltima joya de la corona. ¿Sonaría a populismo señalar que es un robo?
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