¿Y si el cantante es un holograma?
La actuación de Michael Jackson en los pasados premios Billboard nos recordó que la tecnología, a veces, puede resucitar a los muertos
En el arranque de su videoclip Thriller, Michael Jackson aclaraba que debido a sus fuertes convicciones personales, “esta película de ningún modo apoya creencias ocultistas”. Bien, pues ayer por la noche, después de un lustro en la tumba, Jacko resucitó.
Y lo hizo en un trono oropelado y bailó y cantó una de las canciones incluidas en Xscape, un álbum de temas descartados que es casi un banquete de necrofilia pop en el que, sin saberlo, participó. Sucedió en los Billboard Music Awards.
Equivalente musical de esa extendida práctica editorial por la cual se profanan cajones cerrados para editar hasta la lista de la compra de los escritores más aplaudidos, el empleo de hologramas (o ingenios similares) para resucitar a muertos ya cuenta con cierta tradición. A la espera de que la cosa se democratice entre los seres comunes y acabemos asistiendo sin quererlo a cenas de exalumnos y festines navideños en casas de exsuegras, he aquí un repaso sobre el uso de esta técnica paranormal (“Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”, decía Arthur C. Clarke, que podría haber añadido “negra” como adjetivo) aplicada a la música pop.
Tupac Shakur
Resucitar a Tupac Shakur es lo más parecido a que Billy el Niño aparezca de nuevo en el bar de tu barrio. Héroe y villano en la rivalidad casi gangsteril de las Costas Este y Oeste, el rapero falleció en septiembre de 1996 por tres balazos en un tiroteo sobre ruedas en Las Vegas…. Aunque dieciséis años más tarde ahí estaba con el torso al aire, marcando chocolatina y pantalones por el coxis, dándole la réplica a Dr Dre y Snoop Dogg. Lo hizo en el cierre de Coachella gracias a Digital Domain, empresa de James Cameron y compañía que posee una tecnología que tiene más que ver con una técnica de ilusión que data del siglo XIX (El fantasma de Pepper) que con un holograma. Los muertos no se convocan gratis: algunas médiums pueden cobrar cien euros a la hora por contactar con alguien que ya se ha ido, pero en este caso su presencia costó diez millones de dólares.
Gorillaz y el dibujo de Madonna
“Yo no soy mala… es que me han dibujado así”, decía Jessica a un Bob Hoskins con mucha carne en ¿Quién engañó a Roger Rabbitt?. A los Gorillaz los dibujaron más bien poco agraciados y, sin embargo, exitosos. Pero no se dieron un baño de masas real hasta que en febrero de 2006 aparecieron junto a Madonna en la gala de los Grammy del Staples Center de Los Angeles. Madonna tampoco es mala, aunque a veces, de lejos, parezca un dibujo animado que se resiste a envejecer.
El penúltimo dúo de Frank Sinatra
¿Alguien le ha preguntado si le caen bien? Sinatra ha hecho dúos, en el crepúsuclo de su carrera, tanto con Bono como con Julio Iglesias. Pero ni siquiera la muerte le evita nuevas alianzas. Sinatra pagaba las fiestas de su (numeroso) grupo de amigos… y lo sigue haciendo. En 2008, cuando se celebraba medio siglo de los Grammy, hizo uno póstumo con Alicia Keys. Es posible que no sea el último y que se revuelva en la tumba cuando le preparen otro más con, pongamos, Pitbull.
La democratización de ABBA
Pese a sus relaciones amorosas fracasadas, los dos matrimonios que formaban esta banda sueca están condenados a sonar en cada una de las bodas de medio planeta. Son el grupo de las corbatas en las cabezas, los chupitos de vodka bebidos del zapato del cuñado y los tío-abuelos cantando a pleno pulmón (y con la camisa abierta). “En el museo pueden vernos juntos de nuevo. Creo que eso es lo más cerca que estarán de conseguirlo”, afirmó uno de los músicos, Björn Ulvaveus. Pero la tecnología es una celestina obstinada y, a pesar de su distancia sideral, los junta de nuevo cada día en el museo sobre la banda de Estocolmo. No sólo eso, sino que democratiza su holograma: los fans pueden subirse al escenario con ellos y berrear Chiquitita como en un karaoke de carretera. Algunos de sus componentes manifestaron su terror por enfrentarse a hordas de seguidores. Ahora cantarán con ellos hasta la eternidad.
El regreso del Rey
Aquello sucedió en diciembre de 1968. Fue un regreso glorioso, para el recuerdo: embutido en un traje de cuero, con letras de neón y músicos carismáticos que lo habían influido. Se volvieron a abrir las aguas, se inflaron las audiencias y recuperó un prestigio algo maltrecho. ¿Por qué, entonces, oh, altísimo, tuvo que regresar en Elvis en 2007 junto a Celine Dion? ¿Por qué buscarle esta compañía tres décadas después de morir? Fue en American Idol, además, y algunos se quedarán con esta imagen. La pelvis de píxel.
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