Nollywood: la industria millonaria del 'home video' en Nigeria
Autora invitada: Alejandra Val Cubero (*)
¿Por qué sabemos tan poco de la industria audiovisual en Nigeria cuando es uno de los países que ha dado la espalda a la clásica manera de contar y de producir historias en occidente, y ha sabido llegar a un público muy amplio dentro y fuera de África?
El cine contemporáneo nigeriano, llamado por unos “home video” y por otros “Nollywood”, tuvo su nacimiento en un contexto de crisis económica, se desarrolló sin ninguna ayuda estatal, con unos medios técnicos muy básicos, y filmando historias cotidianas que conectaban fácilmente con el público de la calle. El cine llegó a África a finales del siglo XIX con el intento, por parte de los colonizadores, de instruir y de propagar las ideas coloniales. En Nigeria la primera proyección tuvo lugar en Lagos en agosto de 1903 de la mano del español Balboa de Barcelona, y dos décadas más tarde se creó en Inglaterra The Commission on Educational and Cultural Films que publicó un informe en el que recomendaba el uso del cine como medio de instrucción, tanto en las islas británicas como en las colonias. A finales de la década de los cincuenta se fundó en Accra la primera escuela de cine, y en 1949 el gobierno nigeriano creó The Federal Film Unit (FFU) cuyas tareas principales fueron producir noticieros y documentales para mostrar en cines públicos, unidades de cine móviles y televisiones.
La llegada del “home video” en los noventa corrió pareja a las tensiones sociales y políticas en las que estaba inmerso Nigeria: altas dosis de violencia en las calles, duros enfrentamientos entre las etnias mayoritarias (los yoruba, los igbos y los hausas); al tiempo que la apertura del país a las empresas extranjeras y la ligera mejora económica permitió a muchos nigerianos adquirir equipos de televisión y vídeo, y con ello la posibilidad de ver este tipo de películas en el hogar.
Los historiadores del cine de Nigeria consideran Living in Bondage (1992) dirigida por Chris Obi Rapu y guionizada por Kenneth Nnebue como la pionera del “home video”. Grabada en lengua igbo, subtitulada al inglés y con más de 167 minutos de duración, salió al mercado en VHS y alcanzó un gran éxito sin ningún tipo de publicidad gracias a su formato y temática. Living in Bondage cuenta el ascenso social de un hombre que tras un ritual en el que muere su esposa es perseguido por su fantasma. El video nos habla de temas que se repetirían hasta la saciedad durante los noventa: la brujería, el dinero, las mujeres, el éxito social y material y la vida en la gran ciudad.
Con el cambio de siglo el “home video” ha pasado de constituir pequeñas producciones de escasos días de rodaje y poco presupuesto, para convertirse en producciones mucho más complejas y rodadas en 35mm, películas que atraen a la clase media nigeriana y a una diáspora que no ha cortado los lazos con su país de origen. El “home video” se ha transformado en una industria que produce de mil a dos mil películas al año, inyecta entre 250 a 500 millones en la economía nigeriana y emplea entre medio millón a un millón de personas. El interés que esta industria ha despertado en los últimos diez años ha hecho que a éste tipo de vídeos se les conozca bajo la etiqueta de “Nollywood”, término que apareció por primera vez en un artículo en el New York Times en el año 2002, destacando que Nigeria era la segunda industria cinematográfica del mundo, por detrás de Bollywood y delante de Hollywood.
En la actualidad la industria audiovisual en Nigeria está en expansión, cuentan con actores más profesionales, más medios, y las campañas de marketing para la promoción de las películas empiezan a tener un presupuesto considerable. Los directores al contrario de lo que sucedía en las décadas anteriores, se han formado en escuelas de cine y han incorporado nuevos referentes a sus obras como la emigración, la identidad, Y el difícil ajuste entre la tradición y la modernidad. El tema del exilio también está muy presente, más de veinte millones de nigerianos viven fuera de su país, fundamentalmente en Gran Bretaña o Estados Unidos y son numerosas las películas que reflejan su difícil adaptación en el extranjero. En Osuofia in London (2003) escrita y dirigida por Kindsey Ogoro sobre los infortunios de un nigeriano en Londres, American Visa (2004) centrada en los esfuerzos inútiles de un ciudadano nigeriano para obtener un visado de turista, o Dangerous Twins (2004)deldirector Tade Ogidan, que al igual que Ije (El viaje, 2010) de Nyineze Anyaene cuenta la historia de dos gemelos, en el primer caso y de dos gemelas en el segundo caso, que por razones diversas deben ir a buscar a sus hermanos a Inglaterra y Estados Unidos las dificultades migratorias son más que evidentes.
Pero quizá sean las comedias de amor romántico el género que más aceptación han tenido entre la diáspora nigeriana y las que más se aproximan a la estética hollywodiense. Las películas Tango with Me (2011) de Mahmood Ali-Balogun, estrenada en las pantallas americanas e inglesas antes que en las nigerianas sobre el secuestro de la novia en el día de su boda; la reciente Phone Swap (2012) de Kunle Afolayan en la que dos jóvenes de muy diferente procedencia social se intercambian en el aeropuerto sus teléfonos móviles o la serie televisiva emitida en la HBO Brooklyn Shakara (2011) una comedia romántica de Femi Agbayewa que imita y sigue la línea argumental de My Big Fat Greek Weeding, son algunos de los numerosos ejemplos que abordan esta temática. Incluso hay películas que se estrenan al mismo tiempo en Estados Unidos y en Nigeria como Groovy Housewives o African Mafioso del nigeriano afincado en Dallas Brodricks Abumere cuyas películas, según el mismo explica, son “intentos de africanizar a los americanos”. El cine siempre se caracterizó por saltar fronteras pero hoy más que nunca estas fronteras parecen borrarse.
(*) Alejandra Val Cubero trabaja en el Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual. Grupo TECMERIN
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