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Reinas del nuevo (y literal) destape

Miley Cyrus, Rihanna y Lady Gaga no dudan en enseñar piel en sus últimos videoclips La tendencia a quitarse la ropa es cien por cien femenina La audiencia de YouTube es uno de los principales alicientes a la hora de dejarse desnudar

Tom C. Avendaño
Miley Cyrus en el vídeo de 'Wrecking Ball'.
Miley Cyrus en el vídeo de 'Wrecking Ball'.CORDON PRESS

No resulta sencillo encontrar el vídeo de un éxito global del pop en 2013 que sea apto para menores de 12 años. Quienes quieran consultar Wrecking ball, de Miley Cyrus, que por algo acumula 232 millones de visionados solo en YouTube, se encontrarán a la ex chica Disney completamente desnuda sobre una bola de demolición cuando no está lamiendo un martillo.

En Stay, de enero de este año, Rihanna canta desconsoladamente desde una bañera en la que también está en cueros. La nueva imagen de Lady Gaga, de cara a su nuevo disco, es de tal falta de ropa que parece clamar por que alguien le tire un par de filetes con los que arroparse. El vídeo de Blurred lines, de Robin Thicke, también consiste en una sucesión de mujeres sin ropa, lo que recuerda al Tunnel vision, en el que un muy vestido Justin Timberlake se rodea de mujeres muy desnudas.

Tal parece ser el estado del pop: el destape convertido en una exigencia sine qua non para los principales cantantes del género, que, según los puestos en las listas de lo más sonado, coincide que son mujeres. De las ocho que pueblan la lista de la revista Forbes de los 25 nombres más poderosos del pop en 2012, siete han aparecido desnudas en un videoclip. De los 17 hombres restantes, solo uno se había quitado la ropa: Justin Bieber, que llega a despojarse de su camiseta en el videoclip de Lolly, del cantante Maejor Ali.

Rihanna, en una escena del vídeo de 'Pour it up'.
Rihanna, en una escena del vídeo de 'Pour it up'.CORDON PRESS

El fenómeno es, pues, exclusivamente femenino y recuerda al dicho de que la celebridad se compone de sexo más dinero. Responder a por qué se habla de ello ahora, 21 años después de que Madonna se desnudara para el vídeo de Erotica y 35 después de que Queen llenara de pechos y curvas el de Bicycle race, es más problemático. Podría achacarse, no sin razón, que la razón de ser de los videoclips ha evolucionado y de ser meros anuncios de que existía un nuevo single de tal o cual artista han pasado a ser películas de consumo masivo en canales como YouTube, Vimeo o Vevo, en los que tanto da que el clic venga de un quinceañero calenturiento o de un académico sexagenario.

Lo que importa ahora son los números y, de hecho, Billboard, el vademécum de la industria para determinar qué es lo más escuchado, decidió en febrero de este año incluir los visionados de YouTube en su fórmula. La industria discográfica, sin embargo, esgrime otro motivo. Hablando para The Guardian, una fuente que pidió permanecer anónima explicó que ahora hay más mujeres que nunca a cargo del negocio junto con hombres, lo que elimina la tentación a achacarlo al sexismo.

Si el tanga se ha convertido en el uniforme oficial del pop es debido a la necesidad de provocar un escándalo que multiplique los visionados y dé la apariencia, como ha sido el comentadísimo caso de Miley Cyrus, de que se ha roto el molde. Pero, ¿todavía hace falta desnudar a una mujer para llamar la atención en pleno 2013? Esta reflexión la hizo hace poco Katy Perry, que se desvistió ante la cámara para el videoclip de California Gurls en 2010.

Preguntada a principios de octubre por la cadena británica Capital FM sobre la avalancha de desnudos femeninos que están conformado el pop, la mujer que ambientó su single Roar en la jungla, con unos en comparación castos taparrabos por vestuario, respondió: “El desnudo te hace ver. Pero si todo el mundo te mira, y solo lo hará por unos minutos, más te vale que tengas algo más que decir. Porque un cuerpo como el de Rihanna te dura una cantidad limitada de tiempo”.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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