El mayor fichador del mundo
El Real Madrid confirma con la compra de Gareth Bale que es el club que más gasta a la hora de incorporar nuevos futbolistas
Más de 20.000 personas acudieron ayer a la presentación del galés Gareth Bale, de 24 años, como nuevo jugador del Real Madrid. La cifra de asistentes a este tipo de acontecimientos suele ser proporcional al coste del fichaje. En este caso, 91 millones según el Madrid y 101 según el club vendedor, el Tottenham.
Dependiendo de la cifra que se acepte, el fichaje de Bale sería el mayor o el segundo mayor, tras el de Cristiano Ronaldo (96 millones), de la historia. De lo que no habrá dudas es de que el Madrid es el mayor gastador en futbolistas del mundo porque además de esos dos, otros tres fichajes de ese equipo, los de Figo, Kaká y Zidane, figuran entre los siete más caros del fútbol mundial de todos los tiempos.
Desde hace algunos años socios y aficionados tienden a juzgar a los presidentes de sus equipos en función de las contrataciones con que animan cada inicio de temporada, con independencia de su rendimiento en el campo. El presidente que incumpla la promesa de fichar a un determinado jugador está perdido. Esa dinámica lleva cada año a la ruina a varios equipos.
Suele decirse que se trata de entidades privadas y que de lo suyo gastan. Sí, pero no del todo. La Liga española tiene una deuda acumulada de 3.600 millones de euros, de los que 752 son con Hacienda. Si la Administración no fuera tolerante con sus deudores, bastantes equipos entrarían en quiebra. No sería el caso de los dos grandes, Barça y Madrid, pero les afectaría porque si estalla la burbuja no tendrían a quien golear. Esa posición privilegiada se debe en gran medida a los ingresos televisivos, cuyo reparto es el más desigual del fútbol europeo. En la Liga inglesa, por ejemplo, el 50% de esos ingresos se reparte a partes iguales entre todos los clubes, y el resto con criterios objetivos, como la clasificación final y el número de partidos trasmitidos.
Otro efecto de esta dinámica de gasto sin límite en plena crisis es que se haya disparado el precio de las entradas, lo que, unido a los horarios de discoteca, está vaciando los campos, especialmente de espectadores menores de edad, interrumpiendo la renovación generacional de las hinchadas.
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