Paris Jackson se hace mayor
Con 15 años, la hija del 'rey del pop' ha dejado atrás definitivamente el anonimato decretado por su padre
Su padre la llevaba cubierta hasta las cejas, lo mismo que a sus hermanos, como unos conejillos asustados que parecían esconderse detrás de sus piernas. Pero su padre, Michael Jackson, murió en 2009, y desde entonces Paris Jackson ha recorrido el camino hasta salir de su madriguera. A sus 15 años, la joven Jackson es la chica de portada del Paris Match en Francia o del Event, el dominical del periódico The Mail, en Reino Unido, además de noticia en Los Ángeles, donde comienza un nuevo proceso legal relacionado con su familia.
“Mi padre nos protegía mucho”, recuerda la niña, ahora adolescente, subrayando lo que siempre fue un hecho: El rey del pop no quería dar a conocer los rostros de sus hijos. De ahí sus estrambóticos intentos de cubrirles la cara. “El solo quería que tuviéramos lo que él no tuvo. Una infancia normal”, afirma ahora a la prensa quien a los 11 años y mientras dormía, perdió a su padre de una sobredosis de propofol.
El culpable de proporcionarle la fatídica dosis, el doctor Conrad Murray, paga por ello desde noviembre de 2011, cumpliendo la condena de cuatro años a la que fue sentenciado. Aún así, a Paris Jackson, experta en artes marciales, le gustaría hacerle un par de llaves, dice. Especialmente si decide no testificar a favor de la familia Jackson en el juicio que esta semana comienza a seleccionar su jurado. Los herederos del rey del pop demandan 30.622 millones de euros a la promotora AEG, encargada de la última gira del cantante, por forzarlo hasta la muerte con tal de hacer de ese This Is It que iba a ser su regreso triunfal un éxito comercial.
Por lo demás, la joven Jackson se ha presentado ante la prensa como una adolescente normal. Demasiado normal de hecho. Pelo punki, pero sin pasarse, whatsappeando a sus amistades mientras era entrevistada y mostrando a la prensa su habitación en la mansión angelina en la que reside junto con sus hermanos Prince, de 16 años, y Blanket, de 11, bajo la supervisión de su abuela paterna, Katherine, de 82 años. Un cuarto de adolescente donde los maquillajes se alternan con las guitarras y algún peluche, pero de donde ya ha quitado el pequeño altar que tenía en recuerdo a su padre. El recuerdo no ha desaparecido. “Fue un padre increíble”, declaró con ternura, llena de recuerdos hacia ese hombre que para algunos fue un ídolo y para otros, un villano. Pero que para ella siempre será papá.
En la actualidad, las únicas aspiraciones de París son acabar sus estudios en el instituto, superar sus prácticas como cheerleader y cumplir con los deseos de su padre, llevando una adolescencia lo más normal posibles. Y, a pesar de que está entusiasmada con la música, sus sueños para el futuro no tienen nada que ver con la carrera de papá. “Quiero hacer el bien”, confesó. “Voy a ser cardióloga”. Eso queda por ver, pero, mientras tanto, hay proyectos más cercanos y factibles.
La joven confiesa que espera con ansiedad su mayoría de edad para cumplir dos de sus deseos: tatuarse en la muñeca unas palabras de cariño que le dejó Michael Jackson y poder cobrar su parte de la herencia para restaurar el rancho Neverland, en el que tanta dedicación puso su padre. El sueño de Paris es abrir sus puertas a los niños más desasistidos. “Cuando vi que habían quitado la noria lloré y lloré”, recuerda. "Pero ese lugar mantiene una buena energía que debe ser resucitada".
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