_
_
_
_
África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Kenia, heridas por cerrar

José Naranjo

Vendedora de verduras en Nairobi. / Foto: Feisal Omar/ Reuters

El 27 de diciembre de 2007 Kenia celebró sus últimas elecciones presidenciales. El recuento arrojó un resultado muy ajustado: Mwai Kibaki, que se presentaba a la reelección, obtuvo el 47% de los sufragios frente al líder opositor Raila Odinga, que consiguió el 44%. Las acusaciones de fraude, avaladas en parte por los observadores internacionales, no tardaron en aparecer, lo que no impidió que Kibaki, de la etnia kikuyu, jurara su cargo el 30 de diciembre. El país se deslizó entonces por la peligrosa pendiente de la violencia. Partidarios de Odinga, sobre todo de la etnia luo, se echaron a la calle a protestar y fueron violentamente reprimidos por la Policía, lo que inauguró una espiral de violencia entre ciudadanos que incendió a Kenia durante dos meses hasta que en febrero de 2008 Kibaki y Odinga alcanzaban un acuerdo y creaban un gobierno de unidad nacional, con el primero como presidente y el segundo en el puesto de primer ministro.

Violencia postelectoral en Kenia en 2008. / Foto: Reuters.

Nacido en 1945, Raila Odinga está convencido de que a la tercera va la vencida. Hijo del primer vicepresidente de Kenia, Jaramogi Odinga, ha intentado ser presidente en dos ocasiones, en 1997 y en 2007. Las encuestas le sitúan ahora como el mejor colocado al frente de la Coalición de Reformas y Democracia (CORD) a la que pertenece su Movimiento Democrático Naranja. Conocido entre los miembros de su etnia como Agwambo, la Ley de Dios, su feudo de votos se sitúa entre los luo de su región natal de Nyanza, al oeste del país, pero se enfrenta al rechazo generalizado de la mayoritaria etnia kikuyu, sobre todo en el centro de Kenia.

Su rival más peligroso es, sin duda, Uhuru Kenyatta, nacido en 1961, hijo del primer presidente del país, Jomo Kenyatta, y heredero de una de las grandes fortunas de Kenia. Considerado el sucesor de Kibaki, a quien apoyó en 2007, ha sido acusado por la Corte Penal Internacional de presuntos crímenes contra la Humanidad durante la violencia postelectoral de 2008. No en vano, los miembros de la etnia kikuyu le consideran su héroe defensor frente a los ataques protagonizados por los partidarios de Odinga y cuenta con un amplio respaldo popular en esta comunidad.

William Ruto (izqda.) y Raila Odinga (dcha.) / Foto: Thomas Mukoya / Reuters.

Un tercer candidato en liza podría jugar un papel decisivo en el caso de que haya que ir a una segunda vuelta, lo que auguran casi todas las encuestas. Se trata de Wycliffe Musalia Mudavadi, que apoyó a Kenyatta en 2002 y a Odinga en 2007. Miembro de la etnia luhya, también es hijo de un prominente político, Moses Mudamba Mudavadi, ligado al ex presidente Daniel Arap Moi. De perfil bajo y considerado un político aburrido, este economista que ha sido ministro de Finanzas rompió con Odinga cuando este fue proclamado candidato a presidente. A Mudavadi no le falta ambición, pero, salvo sorpresa, sus opciones pasan por jugar el papel de decidir entre los dos grandes candidatos de estas elecciones.

Entre el resto de candidatos destaca la presencia de una sola mujer, Martha Karua, que fue uno de los grandes apoyos del presidente Kibaki hasta el año 2009 en el que decidió crear su propio partido, la Coalición Nacional del Arco Iris. Considerada una reformista y activa luchadora contra la corrupción, miembro de la etnia kikuyu, llegó a ser ministra de Justicia tras haber destacado por su firme oposición al gobierno de Moi.

Kenyatta, durante la campaña electoral. / Foto: Noor Khamis / Reuters.

Las elecciones de hoy, que ha sido declarado día festivo para estimular el voto, no sólo son para escoger al nuevo presidente, también son parlamentarias, y están llamados a las urnas 14,3 millones de ciudadanos para elegir diputados, senadores, gobernadores y miembros de asambleas regionales. Todos los candidatos, así como el presidente saliente, han hecho llamamientos a la calma y a aceptar los resultados de los comicios, sean cuales fueran. Las heridas de 2008 están aún muy presentes, no en vano unas 100.000 personas siguen viviendo en campos de refugiados en los países vecinos, y los protagonistas de las actuales elecciones son los mismos que llevaron al país al caos hace cinco años.

Se han desplegado unos 23.000 observadores de los que 2.600 son internacionales y la Comisión Keniata de Derechos Humanos ha advertido sobre la persistencia de “discursos de odio” entre algunos candidatos, poniendo el acento en el peligro de que la violencia étnica se vuelva a reproducir. En este sentido, se ha constatado la existencia de intimidaciones a personas por su origen étnico, así como intentos de compra de votos y de venta de carnés electorales. La sombra del fraude también planea sobre estos comicios.

Barrio de chabolas de Kibera, en Nairobi. / Foto: Noor Khamis / Reuters.

Pese a la existencia de grandes bolsas de pobreza, como el inmenso barrio de chabolas de Kibera en la capital, Nairobi, Kenia es uno de los países más estables y desarrollados de África, con una economía potente líder en su región que creció en 2012 al notable ritmo del 4,7% y que se basa sobre todo en el turismo. Sin embargo, el riesgo de violencia postelectoral ha ralentizado este año la actividad turística y ha provocado un ligero parón en este crecimiento. Todos aguardan a ver qué va a pasar.

Además, uno de los grandes ejes sobre los que ha girado la campaña electoral es la corrupción, una pesada tara para un país que ocupa el puesto 140 sobre 176 en la lista de Transparencia Internacional. En los debates entre candidatos que este año se han celebrado en la televisión keniata, las prácticas corruptas de la clase política y la lucha contra esta lacra ocuparon buena parte del tiempo. Por todo ello, Kenia se juega mucho en unas elecciones en las que pone a prueba, una vez más, su madurez democrática y su capacidad para cerrar algunas heridas del pasado.

Comentarios

Que teneis con tanta noticia negativa sobre Africa. Con lo positivo no se cubre como en el caso de los debates presidenciales que se hicieron in Kenia. Y otra cosa, "keniata" es un nombre de persona, no es nacionalidad o representacion con junto del pueblo Keniano. Supongo lo que queria decir es "keniano" y no "keniata"
Estás equivocado. Tanto keniano como keniata son correctos en nuestro idioma. Que exista el nombre propio Keniata, no quita que sea válido como gentilicio.
Que teneis con tanta noticia negativa sobre Africa. Con lo positivo no se cubre como en el caso de los debates presidenciales que se hicieron in Kenia. Y otra cosa, "keniata" es un nombre de persona, no es nacionalidad o representacion con junto del pueblo Keniano. Supongo lo que queria decir es "keniano" y no "keniata"
Estás equivocado. Tanto keniano como keniata son correctos en nuestro idioma. Que exista el nombre propio Keniata, no quita que sea válido como gentilicio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_