Ségolène Royal pasa página con la ayuda de su expareja, François Hollande
La oposición ve trato de favor del presidente francés hacia la madre de sus hijos
Desde su sonada derrota ante un disidente socialista en las legislativas francesas en junio, unos comicios que en principio debían propulsarla a la presidencia de la Asamblea Nacional, Ségolène Royal había desaparecido del ámbito público. Pero si algo ha demostrado la excandidata presidencial y expareja del presidente François Hollande en su larga carrera es su capacidad de pasar página. Discreta desde el verano, Royal acaba de asumir el cargo como vicepresidenta del nuevo Banco Público de Inversión (BPI) creado por el mandatario socialista. “Me quedaré en el BPI hasta que este se encuentre ya en buen camino”, ha anunciado Royal, a la vez que mantiene la incógnita sobre sus planes de futuro. Su nombramiento ha sido objeto de críticas de la oposición, que asegura que Hollande ha colocado a otro miembro de su “familia” en un buen puesto.
Como acostumbra a hacer, la política acogió con una gran sonrisa un pequeño contratiempo que otros hubieran interpretado como un mal augurio. Royal llegó tarde el pasado jueves y perdió el tren que debía llevarla de París a Dijon, donde se celebró el primer Consejo de Administración del BPI. “No pasa nada, podemos tomar el siguiente”, reaccionó. “No dispongo de oficiales de seguridad, sufro lo que sufren los franceses, el tráfico, los accidentes inesperados…”, añadió, cultivando así su imagen de cercanía.
A pesar de su inagotable fuerza combativa, Royal nunca ha logrado recuperarse del todo de su derrota en las presidenciales de 2007 contra Sarkozy. Encarnaba entonces la esperanza socialista de ruptura, con su estilo diferente, su tirón entre los jóvenes y su gran atractivo mediático. Era también la primera mujer en pasar a la segunda vuelta. Sin embargo, la aventura se saldó con una dura derrota, a la que se sumaron sus problemas personales. La misma noche de las elecciones, Royal hacía pública la ruptura con su compañero de cuatro décadas y padre de sus cuatro hijos, Hollande.
Tras su derrota, la vieja guardia del Partido Socialista, de la mano de Martine Aubry, frustró su nueva ambición, la de hacerse con la secretaría general de la formación. Royal, presidenta también de la región de Poitou Charentes, volvió a la carga en las primarias socialistas del pasado otoño. No pasó de la primera vuelta. Pero Royal no dudó en apoyar a su excompañero Hollande, quien a cambio le tenía destinada la presidencia de la Cámara de los Diputados en caso de victoria. Su cruel derrota en las legislativas la volvió a dejar fuera de juego. Ahora asegura estar entregada a su nueva labor. Sus simpatizantes, ante las críticas de la oposición de “amiguismo” por su nombramiento, recuerdan que fue Royal la primera en pedir la creación de un gran banco público de inversión para ayudar a las pymes. Este debería estar operativo en mayo. Pero el puesto parece quedarse corto para Royal. “Es un puesto coherente con lo que hago y con aquello en lo que creo”, se ha limitado a decir.
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