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Arantxa ataca y se esconde

Se cumple un año desde que la tenista aireara en sus memorias un drama familiar que desencadenó una dura batalla judicial. Ante la falta de acuerdo, hoy retoma sus demandas. Y opta por mantener un perfil invisible. ¿Dónde se oculta la campeona?

Mábel Galaz
Arantxa Sánchez Vicario, en el pasado Roland Garros.
Arantxa Sánchez Vicario, en el pasado Roland Garros.EFE

Esplugas de Llobregat se ha convertido en un foco de atención mediática por los famosos que se han instalado allí. En una misma calle viven Shakira y Piqué, y Arantxa Sánchez Vicario y su marido, Josep Santacana. Los paparazis montan guardia cuando huelen la noticia, como sucedió en los días previos al nacimiento del primer bebé de la cantante colombiana y el futbolista del Barcelona. En una de esas largas esperas descubrieron que la casa de Arantxa estaba vacía. Solo personal de mantenimiento comprobaba que en la mansión todo estaba en orden. También repararon en que, discretamente, algunas personas visitaban el inmueble, interesados en su compra. Uno de ellos fue el jugador del Barcelona Cesc Fàbregas. Pero ni rastro de Arantxa. Días después, varios medios se aventuraban a anunciar que la deportista había abandonado España con su marido y sus dos hijos para instalarse en Miami. Nadie lo confirma de manera oficial. Su paradero es una incógnita. Sus abogados, sus consejeros, se niegan a desvelar dónde se halla. Se limitan a decir que, tras meses de excesiva exposición pública, quiere vivir en el anonimato.

Hace ahora justamente un año la vida de los Sánchez Vicario entraba en combustión. La pequeña del clan movía todos los cimientos familiares con la publicación de un libro de memorias, ¡Vamos!, en el que relataba un espeluznante pasado marcado por la extrema dureza de sus padres a la hora de gestionar su vida profesional y personal. Y, lo que es más grave, denunciaba que su familia se había apropiado de parte de su patrimonio —45 millones, según sus cuentas— porque los números no salían. ¡Vamos! fue un éxito de ventas, pero también el inicio de un gran calvario para su autora.

Casualidad o no, junto con la publicación de sus dramáticas memorias, Arantxa ponía en marcha un puñado de demandas contra sus padres y daba una conferencia de prensa para explicar, por si quedara alguna duda, que había sido explotada desde su juventud por su familia.

Arantxa y su marido, Josep Santacana.
Arantxa y su marido, Josep Santacana.EUROPA PRESS

En aquella mañana oscura, en una librería de Barcelona y ante cientos de cámaras, Arantxa leyó un folio entre lágrimas. Cuando le faltaba el aire y las fuerzas para seguir con el duro relato de su vida, miraba a su marido, sentado en una de las primeras filas, buscando en él la complicidad para seguir adelante. Dicen que Arantxa es otra persona desde que Josep Santacana llegó a su vida en 2008. Ahí comenzaron los conflictos. Todo se disparó cuando decidió casarse por segunda vez y reclamó su patrimonio. Su familia, dice, se negó a darle lo que era suyo y emprendió una campaña para desprestigiar a quien iba a ser su marido, a quien llegaron a poner un detective privado.

La de ahora, la nueva Arantxa, dice de su madre: “Para ella la disciplina y la victoria pasaban por delante de cualquier otra consideración cuando tal vez lo que yo hubiera precisado eran unas palabras de cariño”. Marisa fue su sombra en el circuito cuando Arantxa comenzó a viajar siendo todavía menor de edad. La matriarca del clan dejó todo para atender la carrera de su hija, mientras Emilio, el padre, atendía los negocios. Todos formaban una empresa familiar donde el principal activo eran los triunfos de la tenista.

Ahora Arantxa ha decidido romper con la imagen que los Sánchez Vicario proyectaron durante tantos años, en los que se convirtieron en todo un símbolo de unidad. “Desde el primer momento en que se vislumbró la posibilidad de que llegara a ser jugadora profesional, mis padres estuvieron obsesionados con controlarlo todo (...) Mi confianza de antaño se ha convertido en desconfianza total. Veo a mi familia tan de acuerdo en su decisión colegiada de que se ha perdido todo lo que he generado a lo largo de 17 años, que me resulta muy difícil poder aceptar excusas simples, sin justificación alguna, de lo que se ha hecho con mis ganancias. Parte de esas ganancias son públicas ya que son premios”.

Matrimonio cuestionado

La boda con Santacana provocó la gran ruptura de Arantxa con sus padres, que veían al empresario como un oportunista que se acercaba a su hija solo por interés. Arantxa reconoce en su libro que fue algo difícil de soportar: “¿En qué concepto tenían a su hija para pensar que cualquier hombre que se acercara a ella solo podía hacerlo movido por el interés?”.

Arantxa desvelaba hace un año que gran parte de su patrimonio se había esfumado y apuntaba a sus padres como los responsables. Aquella denuncia pública se convirtió poco después en demandas ante los tribunales. Hay una en Andorra contra sus padres y su exabogado por apropiación indebida y malversación, por la supuesta desaparición de seis millones. Otra para poder revocar los derechos de uso que tienen sus padres sobre un piso en La Diagonal de Barcelona y una residencia de verano en S’Agaró. En los Juzgados de Madrid hay puesta otra demanda relacionada con unos seguros de vida y fondos de inversión que la tenista había contratado a nombre de sus padres, y de los que asegura han sido retiradas importantes cantidades de dinero. Ella además se enfrenta a otro pleito en Barcelona por una reclamación de Hacienda de 6,5 millones, que avaló con un banco de Luxemburgo que ahora se los reclama a la tenista. Arantxa a Hacienda le debe todavía 1,5 millones.

Tras las denuncias verbales y judiciales llegó la respuesta de sus padres, que reconocieron su “fracaso” al educar a su hija y anunciaron también que emprendían acciones contra ella.

Arantxa no ha vuelto a hablar de sus problemas desde hace un año. Lo han hecho solo sus abogados. Ella en este tiempo ha intentado retomar su vida profesional trabajando como capitana del equipo femenino nacional, pero también con poco éxito. A finales de año enviaba una carta a la federación en la que presentaba su dimisión. En el mundo del tenis solo le queda relación con Manolo Santana, Andrés Gimeno y poco más.

No han querido ni devolver los trofeos que Arantxa ganó y que están en la casa familiar de Diagonal", dice uno de sus abogados

Cuando redactó esa renuncia ya no estaba en España. En otoño Arantxa ya se hallaba lejos. Amigos de la tenista cuentan que se marchó a Miami, donde tiene una casa, para alejarse de tanto ruido. Desde allí sigue peleando.

“Lo hemos intentado todo”, explica Juan José Burgos Bosch, uno de sus abogados y consejeros. “A final de año paramos los juicios para intentar llegar a un acuerdo entre las partes. Hemos ofrecido muchas posibles soluciones y no ha habido manera”. Dice que Arantxa tiene patrimonio, pero no liquidez, y todavía debe pagar a Hacienda. “Pedimos a sus padres que devolvieran la casa de verano de S’Agaró para poder hacer frente al pago, pero se negaron”, añade Burgos Bosch. “No han querido ni devolver los trofeos que Arantxa ganó y que están en la casa familiar de Diagonal, así que vamos a tener que pedirlos por vía judicial”, concluye. “Su familia no quiere dar explicaciones, se limitan a decir que quien sabe cómo está todo es su padre, que se encuentra enfermo, y se lavan las manos”.

Así que ni las gestiones de los abogados ni la mediación de Emilio, el hermano más cercano a Arantxa —el único con el que había algo de diálogo—, han logrado resolver el conflicto, que parece más enquistado que nunca. Emilio no solo ha tirado la toalla, sino que se ha instalado en Tampa (Florida).

Arantxa hace años que no habla con sus padres, que ni tan siquiera conocen a los dos hijos que tiene con Santacana. Los puentes con Javier y Marisa, sus otros hermanos, también están rotos. “Ante el fracaso de las negociaciones, reactivaremos las demandas”, anuncia Burgos Bosch.

El abogado es una de las pocas personas que conocen el paradero de Arantxa. “No está aquí y no voy a decir más. Aunque tendrá que venir para los juicios”. Y es que la nueva estrategia pasa no solo por retomar la batalla en los tribunales, sino por proteger la imagen de su clienta, que está arrepentida de haberse expuesto excesivamente.

En el camino ha dejado a su familia, a muchos de sus amigos, al mundo del tenis... Pero dicen que todo le compensa porque, aunque pocos daban un duro por su matrimonio, ella es “feliz”. Elvira Vázquez, su fiel amiga y consejera de siempre, la persona que la asesoró en aquella comparecencia en la que expuso sus diferencias familiares, también corrobora que Arantxa está “fuera” de España, vive “tranquila” y es “feliz”. “Pero no le voy a decir dónde. Ella no quiere que se sepa”.

El círculo alrededor de Arantxa es cada vez más pequeño y se mueve con más secretismo. Todos están conjurados para protegerla ahora que la batalla judicial se va a recrudecer.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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