Kim Kardashian y Kanye West aspiran a ser los nuevos Beckham
La estrella de la telerrealidad y el rapero hacen de su relación un negocio rentable
Quienes temían que la marcha de los Beckham de Estados Unidos iba a engrandecer el páramo de ausencia de familias chic y con estilo que en 2012 engrosaron los divorcios de Jennifer López y Marc Anthony o de Tom Cruise y Katie Holmes, entre otros, pueden estar tranquilos. La pareja formada por Kim Kardashian y Kanye West está dispuesta a recoger el testigo de los padres con glamour que ha dejado vacante el famoso matrimonio británico. La estrella de la telerrealidad y el rapero ocupan el tiempo libre –mucho o poco- que les dejan sus respectivas ocupaciones para estudiar los estilismos que Victoria Beckham lució a lo largo de sus cuatro embarazos. Kardashian quiere inspirarse en los modelos que vistió la ex Spice Girl para mantener la misma elegancia que la mujer del futbolista, ahora que ella también acaba de anunciar que espera un bebé del cantante de Atlanta para el próximo mes de junio.
A priori, la generosas curvas de la cabeza más visible del clan Kardashian y el controvertido carácter de la estrella del hip hop tienen poco que ver con la exagerada delgadez de la excantante y diseñadora o con la exquisita educación de la que hace gala el medio centro británico. Kim Kardashian ha sabido capitalizar el éxito alcanzado por los programas de telerrealidad, en los que se expone sin pudor la vida de los distintos miembros de su familia, para erigir un imperio multimillonario que incluye una línea de ropa, otra de productos de belleza o vídeos para mantenerse en forma. West, por su parte, tampoco se ha quedado varado alrededor del mundo de la música. El cantante, productor y director tiene su propia cadena de restaurantes y colabora con Nike y Louis Vuitton en el diseño de calzado. Como su novia desde abril de 2012 y futura madre de su hijo –o hija, aún no se sabe, o no se ha publicitado su sexo-, también es propietario de una línea de ropa femenina.
La empresaria quiso adquirir la mansión que la pareja británica tenía en Londres, Beckingham Palace
Con este bagaje, lo normal sería que la pareja hubiera apostado por crear su propio estilo de pareja famosa con retoños, tal y como han hecho Beyoncé y Jay Z –que han autorizado el lanzamiento de una franquicia de ropa de bebé con el nombre de su retoño, Blue Ivy Carter-, Cruise y Holmes –los zapatos de tacón de su hija Suri se han convirtido en tendencia-, o Angelina Jolie y Brad Pitt –cuya prole sienta cánones estéticos cada vez que son fotografiados-. Sin embargo, de momento, Kardashian parece centrada en copiar el estilismo premamá de Victoria Beckham en lugar de innovar.
“A Kim le encantan los recursos de Victoria para potenciar sus curvas durante el embarazo. Kim se pasa horas con su madre, Kris Jenner, y su equipo, analizando las fotos de la ropa que ésta llevó durante su maternidad”, comentaron fuentes cercanas a los Kardashian a la publicación The Daily News. La admiración/obsesión por los Beckham de la hermana mayor del clan catódico por excelencia de EE UU no es nueva. En marzo de 2012 se rumoreó que la empresaria estaba interesada en adquirir la mansión que la pareja británica tenía en Londres, conocida como Beckingham Palace y valorada en unos 21,7 millones de dólares. De momento, Kardashian y West han comprado una casa en Los Ángeles de 8,3 millones de euros en la que residirán con su hijo.
Desde que Kardashian comenzó a salir con West, la empresaria de 32 años ha dejado en manos de su nuevo compañero su fondo de armario. La reina del reality ha reconocido en varias ocasiones que es el rapero quien escoge la ropa que lleva y varios críticos de moda coinciden en destacar que desde que está con el cantante de 36 años, su estilo se ha refinado. Queda por saber si, como en el caso de Beyoncé y Jay Z, aprovecharán la llegada de su hijo para sacar al mercado alguna línea de productos para bebé. De momento, el embarazo ya lo están rentabilizarlo. La gestación del futuro niño estará presente en la grabación de la nueva temporada de su programa de telerrealidad, Keeping up with the Kardashians, y por las portadas de las revistas más amarillas de EE UU, se pasean sus hermanos, quienes no dudan en mostrar sus celos ante Kim (Khloe), o en censurar que ésta se convierta en madre antes de contraer matrimonio (Robert). La mayor del clan está inmersa en un interminable proceso de divorcio con el jugador de la NBA, Kris Humphries, cuya extravagante boda y los 72 días de matrimonio que le sucedieron, fueron convenientemente aireados en la televisión, como todo lo que rodea a esa familia.
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