Corrupciones
Al final, si no fuera por las corrupciones rampantes, seríamos ricos, además de pacifistas de corazón y antinacionalistas auténticos
¿Por qué, si nadie habla bien de los nacionalismos, el mundo está lleno de nacionalidades? Quizá por las mismas razones por las que, detestando las armas, los españoles nos hemos gastado 30.000 millones de euros en un arsenal que según Constantino Méndez, secretario de Defensa con Zapatero, no vamos a usar. Esas armas, añadió, están pensadas “para escenarios de confrontación que no existen y las hemos comprado con un dinero que no teníamos entonces ni tenemos ahora”. Lo más probable es que al tiempo de hacer estas declaraciones estuviera firmando la adquisición de siete tanques y cuatro submarinos, todo a cuenta del contribuyente. Ya ven en qué se nos ha ido el dinero que hurtamos a la educación. Se nos fue una tarde en la que alguien decidió calmar su ansiedad y la de sus comisionistas con la compra de una partida de fusiles que seguramente había puesto a la venta, ¡casualidad de casualidades!, un tal Morenés, actual ministro de Defensa. ¿Es o no es todo una mierda? Dentro de 20 años, nuestros nietos todavía estarán pagando los intereses de esa operación. Y todo porque a un pacifista le dio por armarse hasta los dientes como a los antinacionalistas les da por crear nacionalidades. Otra cosa con muy mala fama es la política. Dices de una huelga que es política y ya la has descalificado. Es lo que ha hecho el ministro Wert con la de padres de alumnos. Sin embargo, no le hemos escuchado todavía quejarse de la politización de las cajas, fuente de financiación de toda clase de chorizos. Ahí, en las cajas, hay otro agujero de 30.000 millones que también estamos apoquinando a escote. Ya van 60.000. Y no hemos incluido Gürtel ni Nóos ni los ERES de Andalucía ni los campeones de Galicia… Al final, si no fuera por las corrupciones rampantes, seríamos ricos, además de pacifistas de corazón y antinacionalistas auténticos.
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