Clases de hipocresía
Asistimos a una crisis económica profunda y despiadada, producto de la hipocresía y de la avaricia, que sumadas a la falta de moral y a la vergonzante inhumanidad de políticos e instituciones, está dejando en España un rastro de pobreza y desesperación que nadie sabe cómo y cuándo acabarán.
Los que se rasgan las vestiduras al ver a un alcalde sustrayendo varios carros con comida de un supermercado, y claman justicia, han protestado poco viendo a los directivos de cajas y bancos llevándose millones de euros sin control y tras dejar sus empresas en bancarrota. Los que amenzan con quitarles a los parados de larga duración los 400 euros, no han tenido empacho en darle a Bankia decenas de miles de millones para que no caiga y pierdan sus inversiones.
Los que están en contra del aborto, y claman por el derecho a nacer de un hijo con malformaciones graves, son los mismos que piden que no se asista a un inmigrante ilegal si no paga lo que no tiene. Los que no admiten la objeción de los médicos que quieren seguir atendiendo a todos y no acatar las órdenes de Sanidad, son los mismos que apoyan la objeción de los médicos que se niegan a practicar abortos o de los farmacéuticos que no sirven preservativos o la píldora del día siguiente.
Los católicos, con la iglesia al frente, que hablan de misericordia y de darle de comer al hambriento, callan ante las injusticias de que unos pocos cobren mucho y otros muchos pasen hambre, mientras el clero sigue recibiendo su “parte” sin ni siquiera haberle hecho un recorte como a los funcionarios, o que ellos lo pidieran como ha hecho el Rey. Los que nos mienten a diario, los que no cumplen lo que prometen, los que se olvidan de los menos favorecidos, son los mismos que cada día nos dan lecciones de hipocresía.— José-Ulpiano Pérez Cervantes.
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