Las atletas saudíes, en casa
El COI no puede admitir la participación de un país que prohíbe el deporte a la mitad de su población
Después de haber insinuado que esta vez las mujeres saudíes podrían ser autorizadas a participar en los Juegos Olímpicos de Londres, el príncipe Nawaf bin Faisal, responsable de la agencia de Bienestar Juvenil y miembro del Comité Olímpico Internacional echó el jueves por tierra las esperanzas de que eso pudiera ocurrir. No, Arabia Saudí no enviará oficialmente a ninguna atleta femenina a Londres. Magnánimo, admitió sin embargo que puedan competir mujeres saudíes residentes en el extranjero si las invita el Comité Olímpico Internacional, aunque en este caso, Arabia Saudí “ofrecerá su ayuda” para “asegurar” que la participación de esas atletas se haga “conforme a la ley islámica”, es decir, cubiertas de tal manera que su cuerpo no pueda ser contemplado de forma lujuriosa.
Con esta pequeña concesión salva la participación de la amazona Dalma Mahas, que ganó una medalla de bronce en las pruebas de 2010 en Singapur. Pero la posición de Arabia Saudí es inaceptable. No porque el olimpismo haya de esperar mucho de la participación de un país que prohíbe el deporte femenino en las escuelas y que las pocas mujeres que lo practican lo hacen escondidas en clubes privados. En esas condiciones, pocas medallas pueden ganar.
Es por una cuestión de principio. La organización Human Rights Watch ha pedido que si las mujeres saudíes no pueden participar, tampoco se admita a los hombres. Propone que se vete la participación de Arabia Saudí por contravenir los principios de igualdad y no discriminación. El COI no puede admitir la participación de un país que prohíbe el deporte a la mitad de su población por las mismas leyes y la misma cultura que obliga a las mujeres a cubrirse de negro de la cabeza a los pies y a caminar siempre dos pasos por detrás de los hombres, que no les permite conducir un coche y que tampoco las deja viajar al extranjero por debajo de los 45 años sin tutela masculina.
La cuestión será discutida en la reunión de mayo. Si quiere ser coherente, el COI debe vetar a Arabia Saudí como vetó entre 1964 y 1990 a Sudáfrica por discriminar a los negros o en 1999 a Afganistán porque el régimen talibán discriminaba a las mujeres de la misma forma y por la misma razón que lo hace el rico país del petróleo.
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