El Servicio Secreto de juerga
Once guardaespaldas de Obama son apartados del servicio por contratar prostitutas
Unos días antes de la llegada de Barack Obama a la Cumbre de las Américas, celebrada en Cartagena de Indias, 11 miembros del Servicio Secreto, desplazados a la ciudad colombiana para ocuparse de la seguridad del presidente, y otros 10 militares destinados a tareas de apoyo fueron atendidos en el hotel en el que se alojaban por un número equivalente de prostitutas. La cosa trascendió porque una de ellas no estuvo conforme con la paga. Dania Londoño Suárez, 24 años y con un hijo de nueve, ha explicado que pidió a uno de los guardaespaldas 800 dólares y que el tipo solo quiso darle 30. Hubo disputa y la negociación se cerró con los 225 que consiguió reunir el maromo. La joven no debió quedar contenta, así que cantó. Y la noche de excesos saltó a las primeras páginas. No hubo penalización para ellas —la prostitución no está perseguida en Cartagena—, pero los 11 guardaespaldas fueron apartados de sus cargos (tres de ellos han quedado ya definitivamente fuera) en espera de una minuciosa investigación y ya se verá la que les cae a los militares implicados.
Conducta inapropiada es el cargo. Un equipo de élite que está tan cerca del presidente no puede permitirse caer en ninguna situación que pueda propiciar algún tipo de chantaje o la filtración de información confidencial. Agentes del Pentágono y del Servicio Secreto ya están en Cartagena buscando a las chicas para saberlo todo y se husmea en todas partes. También en la cuenta de Facebook de David Randall Chaney, 48 años, uno de los dos supervisores de la misión: hombre de trayectoria impecable y ejemplo de entrega y eficacia. El director del Servicio Secreto, Mark Sullivan, dice que lo de Cartagena es un caso aberrante y aislado. Y que no influyó en la misión de sus hombres, que se desarrolló a la perfección.
El salto a la fama de las mujeres, en cambio, no les va a venir bien: nadie en el barrio acomodado de Dania sabía que se dedicaba a este oficio. En cuanto a Chaney, los comentarios picantes que hace en la foto de su muro en la que sale detrás de Sarah Palin ya le han valido un comentario de la lideresa republicana: que su mujer lo mande de una patada a la caseta del perro.
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