Bailar es sano
Llega el fin de semana y, con otoño al acecho, tiras de cartelera. Sección infantil. Si estás en Barcelona das con Happy Ha Ha. Espectáculo familiar de danza. ¿Danza? ¿Familiar? Mmmmmm. Suena bien. Por lo menos, suena distinto. Allá que vamos. Teatre Gaudí. Confieso que ante los espectáculos infantiles me pongo tensa. Temo que traten a los niños de tontos, que los actores imposten la voz hasta lo desagradable, que de tan intencionada la historia parezca un tratado de pedagogía. O aprieto los dientes cuando llega el número musical: por suerte o por desgracia en el 85% de los espectáculos infantiles se canta y se baila. Vale que hay joyas impagables; pero bastante a menudo paso vergüenza. No sé si ajena o propia, pero a tope.
Happy Ha Ha es una fiesta. Vitalidad rabiosa. Buen rollo sin buenrollismo. Tres bailarines, tres personajes. Historia, la justa. Y a moverse. A tocarse. A saltar. A bailar. A disfrutar. A ser feliz. De eso va el espectáculo. Técnica y oficio a raudales, pero sin que se note: sin buenos y malos, sin chistes presuntamente graciosos, sin caca-culo-pedo-pis, ni guiños a los padres. ¿No dicen que en el fútbol el mejor árbitro es el que pasa desapercibido? Pues aquí el partido es pura pasión. El espectáculo entra a saco y a saco va hasta el final, con el escenario convertido en un mar de plumas blancas y los críos, cómo no, bailando desataos.
“Conectar con la alegría”, dice Èlia Genís, una de las bailarinas, en este vídeo de promoción. “La complicidad desde el movimiento sin trucos”, entiende su compañera Montse Roig, la segunda del trio que completa Iván Góngora. La creadora de Happy Ha Ha, Mercedes Boronat (Reus, Tarragoa, 1962), explica que busca “desarrollar la imaginación a través de la danza, el movimiento y la música”. Fuera del vídeo, a charlando con más calma, la coreógrafa habla de “la potencia del movimiento, mucho mayor que la de las danzas estereotipadas”. El un, dos, tres, chachachá, se impone de fuera hacia dentro, viene a decir. Cuando “lo importante es que el baile salga de dentro, que a partir de la música y de forma espontánea instintiva, y orgánica sientas los pies, la musculatura, la energía, agudices el oído, controles los espacios, la respiración...”. A partir de ahí, bienvenida sea toda la técnica del mundo.
Mozart, la banda sonora de Misión Imposible, Popeye, Nino Rota o la canción que en El mago de Oz canta Judy Garland integran la cuidada selección musical sobre la que bailan Pim, Pam y Pum en su viaje sobre el mar. Buen rollo bañador (el de los tres bailarines) y echándose unos dancings. Buen plan de otoño, con las fotos de las vacaciones todavía calentitas.
Happy Ha Ha estará en el teatro Gaudí de Barcelona hasta Navidad. Los sábados en función de tarde y los domingos a mediodía.
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