Presupuestos 2017: el Gobierno congela el gasto para ajustar el déficit
El Ejecutivo dibuja unas previsiones de ingresos optimistas con un aumento del 7,9% y una recaudación récord
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, presentó este martes los Presupuestos Generales del Estado de 2017. Unas cuentas restrictivas donde el gasto no financiero del Estado y los organismos autónomos apenas crece un 1,3% hasta los 318.443 millones. Los Presupuestos incluyen un ajuste de 14.250 millones para cumplir con el objetivo de déficit del 3,1% que exige Bruselas. Una parte se consigue manteniendo los 5.000 millones en recortes en los ministerios que se aplicaron a mitad de 2016. Otra, se fía a una mayor recaudación. No obstante, las cuentas contienen algunos guiños sociales para lograr apoyos parlamentarios.
Cristóbal Montoro presentó este martes sus décimos Presupuestos en el Congreso como ministro. Como secretario de Estado de Hacienda con Aznar elaboró otros cuatro. Se conoce al dedillo las cuentas del Estado. Y sabe que si el gasto público aumenta menos que el crecimiento nominal de la economía (la suma del PIB más la inflación), se reducen los números rojos. Ha construido los Presupuestos con un aumento prudente del PIB nominal del 4,1%. Y ha subido el gasto del Estado solo un 1,2%. Solo con esos cálculos le bastará para reducir sustancialmente el déficit público.
El Gobierno tiene que reducir los números rojos del 4,33% del PIB registrado el año pasado al 3,1% que marca Bruselas. Eso supone un ajuste de cerca de 14.250 millones. Una parte importante llegará por el tirón de los ingresos. El ministro ha presupuestado una recaudación, algo optimistas, de 200.963 millones de euros, un 7,9% más. De cumplirse serán los mayores ingresos tributarios de la historia, superando la marca de 2007, cuando la burbuja inmobiliaria aportaba recursos extra.
Como los Presupuestos se presentan con seis meses de retraso, debido a los problemas que tuvo el PP para formar Gobierno, las cuentas de 2017 se han confeccionado a partir de la ejecución del año pasado. Por eso, se trata de unas cuentas más realistas, que mantienen los recortes que el Ejecutivo aprobó a mediados del año pasado. Entonces, adelantó el cierre presupuestario a septiembre y estableció un acuerdo de no disponibilidad de gasto, que impedía gastar en aquellas partidas que no estuvieran comprometidas a julio. Ambas medidas supusieron un recorte de unos 5.000 millones en el gasto de los ministerios y organismos autónomos.
El 45% del gasto, para pensiones
En el capítulo de los gastos, Montoro ha marcado la raya en los 318.000 millones para el conjunto del Estado. De esta cantidad, el grueso, irá a transferencias corrientes donde se incluyen las pensiones contributivas, no contributivas y otras prestaciones sociales, el 45% del gasto total. Esta partida también recoge las transferencias a las comunidades autónomas y Ayuntamientos para financiar sus servicios.
Los gastos de personal ascienden a 22.000 millones, un descenso del 1,6% pese a incluir la subida del 1% en el sueldo de los funcionarios. La bajada se explica porque el Gobierno solo autoriza a sustituir las bajas de los servicios esenciales, sanidad, educación y fuerzas y cuerpos de seguridad y personal destinado en atención al público. En el resto solo se permite una sustitución por cada dos jubilaciones de empleados públicos. Los gastos por intereses, otra de las grandes rúbricas de las cuentas públicas, ascienden a 32.266 millones de euros, un 3,8% menos. Esta disminución se debe, sobre todo, a la política de bajos tipos propiciada por el Banco Central Europeo.
Entre las grandes partidas destaca el fuerte descenso de las inversiones, un 20% menos. Se debe a ajustes en el sector ferroviario, puertos y otras obras hidráulicas. Solo sube el dinero destinado a inversiones en aeropuertos.
Desde el Ministerio de Hacienda insisten en que si se compara con la cantidad realmente ejecutada el año pasado, que sufrió recortes para alcanzar la meta de déficit, las inversiones crecen.
Se incluyen subidas simbólicas en algunas partidas sociales para lograr el apoyo que necesita el PP para sacar adelante las cuentas. Así se entiende el alza del gasto en créditos a I+D, la simbólica subida del 0,3% en becas o el complemento salarial para jóvenes.
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