La presidenta de Eulen rechaza las exigencias de sus hermanos
María José Álvarez hace valer su control accionarial mayoritario y no cede el mando de la empresa
La junta extraordinaria de accionistas celebrada este martes en Eulen no provocará ningún cambio en la empresa. La presidenta y administradora única, María José Álvarez, no dejará su cargo. No se dará entrada a gestores profesionales. Y no habrá explicaciones por contratos o retribuciones en ejercicios pasados. Quedaron rechazadas todas estas exigencias, que se presentaron en la junta a petición de los propietarios de cerca del 40% de las acciones, los propios hermanos de María José Álvarez. Ella hizo valer que todavía es la accionista mayoritaria.
Las desavenencias entre los hermanos Álvarez, hijos del fallecido David Álvarez —fundador de Eulen—, continúan creciendo. Este martes estaba previsto que los hermanos enfrentados en dos bandos (en uno, María José y en otro, cinco de sus seis hermanos) se vieran las caras en la junta de accionistas extraordinaria. Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo Álvarez pedían el cese de María José, la derogación de varios artículos de los estatutos para dar entrada a consejeros externos y la revisión de algunas decisiones del pasado.
Sin embargo, María José hizo valer que controla cerca del 60% de la propiedad de la compañía y todas las propuestas quedaron rechazadas. Y esto, a pesar de que María José ni siquiera acudió a la junta: mandó a un representante para rechazarlo todo en su nombre, algo que no gustó a sus hermanos, que critican que es la tercera vez que les deja plantados en una junta.
La herencia, pendiente
El pulso entre María José Álvarez y sus hermanos por el control de Eulen es en este momento desigual. Ella sola tiene el poder sobre cerca del 60% de las acciones. Porque su padre, antes de morir, había creado una sociedad instrumental, llamada Daval, donde depositaron las acciones el patriarca y su hija. Esta es la firma que posee cerca del 60% de Eulen, y está ahora en manos solo de María José. Así, sus hermanos, a través de El Enebro (propietario de Vega Sicilia), tienen el 40% entre todos. Un porcentaje insuficiente para imponer cualquier propuesta.
Las fuerzas pueden sin embargo equilibrarse en el futuro. Al fallecer David Álvarez, una parte de las propiedades de este deben repartirse entre todos los hijos. Según fuentes cercanas al conflicto familiar, el reparto todavía está en proceso, y de ahí que María José mantenga el poder. Pero a medio plazo puede perderlo.
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