China prevé recortar 1,8 millones de empleos en el carbón y el acero
Pekín creará un fondo de 14.000 millones de euros para los afectados y confía en una "transición tranquila"
China calcula que será necesario despedir a 1,8 millones de trabajadores de empresas dedicadas a la producción de carbón y acero para hacer frente al enorme problema de exceso de capacidad existente en estas industrias. Así lo confirmó este lunes el ministro de Empleo y Seguridad Social chino, Yin Weimin, quien sin embargo no quiso detallar si los despidos se llevarán a cabo este año.
Estos dos sectores, otrora decisivos para el desarrollo del país, se han convertido en uno de los mayores problemas de la segunda economía mundial. Emplean a millones de personas, pero ya no tienen cabida en el nuevo modelo de crecimiento al que aspira el gigante asiático: aportan poco valor añadido, son intensivos en energía y contaminan. La demanda de sus productos, además, ha caído tanto dentro como fuera del país y los precios se han desplomado en los últimos años. En concreto, el uso del carbón en China descendió un 3,7% comparado con los niveles de 2014, año en el que ya había retrocedido un 2,9%, según cifras de la oficina estadística oficial.
El uso del carbón en China descendió un 3,7% comparado con los niveles de 2014, año en el que ya había retrocedido un 2,9%
"[Estos dos sectores] son los primeros a los que tenemos que hacer frente", aseguró Yin. Si bien destacó que se han realizado "algunos avances" en este ámbito, aún habría un excedente de 1,3 millones de trabajadores en la industria del carbón y 500.000 en la siderúrgica. "Abordar el exceso de capacidad será una tarea primordial", subrayó. Pekín se ha propuesto reducir en 500 millones de toneladas su producción de carbón entre los próximos tres y cinco años y ha paralizado la aprobación de nuevos proyectos.
Muchas de estas compañías son de propiedad estatal y siguen funcionando a pesar de ser claramente deficitarias. En muchos casos hasta siguen endeudándose para no echar el cierre, lo que impide que el crédito fluya hacia sectores más beneficiosos para la economía. El temor de las autoridades, especialmente de las administraciones locales, es que el despido masivo de tantos trabajadores derive en protestas que pongan en peligro la estabilidad social. Muchas de estas industrias se concentran en las regiones del norte y el noreste del país y generalmente los habitantes de comarcas enteras dependen de estas fábricas para vivir.
El titular de Empleo confía en que esta "transición" sea tranquila. Para ello, parte de las bajas serán en forma de jubilaciones anticipadas, se crearán programas para facilitar la recolocación de los trabajadores -preferiblemente dentro de las mismas empresas si estas afrontan una reconversión- y se establecerá un fondo de 100.000 millones de yuanes (unos 14.000 millones de euros) para ayudar a los que lo tengan más difícil a la hora de encontrar otro empleo. "Tanto el Gobierno central como las administraciones locales proporcionarán todo el apoyo posible", insistió Yin.
A pesar de la progresiva desaceleración de la economía china, el ministro presumió de que 2015 se cerró con unos datos de empleo "estables". La segunda economía mundial creó 13,12 millones de nuevos puestos de trabajo el año pasado, muy por encima de los 10 millones que se había marcado como objetivo. La tasa de desempleo en las zonas urbanas -el dato en las rurales no se publica- se mantuvo en el 4,05%.
Durante la reciente reunión de ministros de Economía y Finanzas del G-20 celebrada en Shanghái, los altos cargos del Gobierno chino trataron de disipar las dudas sobre la solvencia de la segunda economía mundial. El mensaje de los altos cargos se basó en que China aún cuenta con muchas herramientas en su mano para estimular la actividad. El Banco central apenas ha tardado 48 horas en demostrarlo al anunciar un recorte del coeficiente de caja del 0,5% de las entidades financieras del país con el objetivo de aumentar la liquidez. Lo hizo poco después de que, otra jornada más, las dos principales Bolsas chinas cerraran en números rojos: Shanghái perdió un 2,86% y Shenzhen se desplomó un 5,37%.
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