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Un mundo digital envuelto en cajas de cartón

Las compras por Internet impulsan el cartón, mientras cae el papel por la lectura digital

Ana Carbajosa

Héctor es portero de un edificio en el centro de Madrid y estas navidades creyó por momentos que la portería se había convertido en una oficina de correos. El desfile de mensajeros con cajas de cartón con regalos que los vecinos habían comprado por Internet fue continuo. Unas zapatillas y ropa interior para el del quinto, libros para la vecina del cuarto. La experiencia de Héctor no es un caso aislado. Forma parte de una tendencia global que indica que la creciente digitalización lleva aparejada una fuerte subida de la fabricación de cartón, también en España.

Porque mientras el papel gráfico, el de los periódicos y las revistas queda devorado por las pantallas, el cartón se ha convertido en un gran aliado de las nuevas tecnologías. Por eso, la creencia generalizada de que lo analógico va asociado al papel y lo digital no, es solo una verdad a medias. El despegue del cartón y los papeles para embalar auguran una larga vida a las pulpas pese a la digitalización de nuestras vidas.

“Las tabletas, los teléfonos y los ordenadores han relanzado el consumo de cartón”, explica Bernard Lombard, director de política industrial de CEPI, la Confederación de Industrias del papel europea con sede en Bruselas. La organización habla de un 2,6% de crecimiento de los materiales de embalaje en Europa el año pasado. “El cambio de modelo de negocio en la prensa y en el embalaje es tal, que hay empresas que antes imprimían revistas y ahora tratan de reconvertirse al cartón”, asegura Lombard. En España, la subida es aún mayor. Las cifras de los nueve primeros meses del año pasado apuntan a una subida del 8,5% del consumo de papel para embalaje, indican en Aspapel, que reúne a productores de pasta, papel y cartón. Sus datos aseguran que el consumo global de papel continua por debajo de los niveles del año 2000. El cartón alcanza sin embargo subidas de entre el 7 y el 38,5% dependiendo del modelo, respecto a 2000.

El cartón ondulado en España

Facturación 4.387 millones de euros. 4.190 en 2014

55,73 kg de carton por habitante y año. 52,62 en 2014.

10.400 empleos directos. 22.000 indirectos

2.869.000 toneladas de papel. 2.712 en 2014.

4.759 millones de metros cuadrados de cartón ondulado producidos en 2015. 4.543 en 2014.

Fuente: Afco

David Barrio, director de reciclado y logística de Aspapel compara el salto tecnológico con la expansión de las impresoras en las oficinas. “En aquel entonces, hubo mucho alarmismo. Se cerraron muchas imprentas y todos nos convertimos en pequeños impresores. El resultado fue que el consumo de folios despegó”. Por eso cree que la industria del papel no debe poner el grito en el cielo porque se dejen de tirar periódicos, sino que debe darse prisa y adaptarse a las nuevas tendencias como el comercio online. ECMA, la Asociación europea de fabricantes de cartón con sede en La Haya destaca “la creciente importancia [para el sector] del comercio electrónico y otras nuevas tecnologías”, entre las que cita las redes sociales, el pago a través de móviles y la creación de puntos de recogida como impulsores de transacciones.

La consultora especializada en el sector Smithers Pira vaticina en su informe The future of Global Packaging to 2020 un crecimiento del 3,5% anual de los materiales de empaquetado en todo el mundo y en el caso del cartón, atribuye su crecimiento reciente al comercio online, que asegura es también muy potente en las economías emergentes. Calcula además, que entre el 30 y el 40% de las compras se devuelven, lo que está obligando a diseñar nuevos tipos de empaquetados capaces de abrirse y volverse a cerrar sin que se rompan.

En España, el despegue de cartón en tiene cifras superlativas. En 2015 se produjeron 4.759 millones de metros cuadrados de cartón ondulado, suficiente como para cubrir las islas Baleares, según los datos que recoge Afco, la asociación de fabricantes de Envases y Embalajes de Cartón Ondulado española. “Nuestro crecimiento irá paralelo al crecimiento de las ventas online”, indica la asociación. Los últimos datos de la Comisión Nacional de los mercados y la competencia indican que el comercio electrónico en España creció en el segundo trimestre de 2015 un 27% más que el año anterior y alcanzó los 4.945, 9 millones de euros. Las agencias de viajes aparecen como las actividades con mayores ingresos, seguidas del transporte aéreo. Pero si nos fijamos en el número de transacciones, las prendas de vestir aparecen en segundo lugar, seguidas de discos, libros y papelería. Cada transacción precisa de una caja para llegar sana y salva hasta su destino.

Barcos de cartón usado rumbo a China

A pesar de la desaceleración de su economía, China conserva aún buena parte de su sed de materias primas para fabricar y transportar los objetos que descansan en las estanterías de medio mundo. Esas mercancías viajan en cajas de cartón y en barcos que vuelven a China medio vacíos, fruto del desequilibrio de la balanza comercial del gigante asiático con el resto del mundo. Ahí es donde las toneladas de cartón usado procedentes de puertos europeos juegan un importante papel. “China necesita fibras. No tienen suficientes bosques para dar respuesta a su demanda”, explica Bernard Lombard, de la Confederación de Industrias del papel europea, quien detalla que un tercio del papel y cartón reciclado mundial lo consumió China el año pasado.

El precio del transporte por barco es tan barato que da lugar extravagancias mercantiles propias de un mundo globalizado. España exporta un millón de toneladas al año de cartón y papel usado, el 90% a China, según las cifras de Aspapel. España importa además 1,5 millones de toneladas anuales, principalmente de Portugal y de Francia. Traer ese cartonaje en camión cuesta una fortuna y encarece mucho la fabricación de cartón recuperado. “Es más barato llevar una tonelada de Valencia hasta Shangai que de Valencia a Madrid”, explica David Barrio, director de reciclado y logística de Aspapel.

Un problema añadido es el dumping ambiental. Es decir, hasta qué punto estamos enviando nuestra basura a China sin tener garantías de que el reciclado allí se realiza de acuerdo a las exigencias europeas. La Comisión Europea ha lanzado recientemente una propuesta precisamente para determinar quién es el encargado de probar que ese reciclado se hace “con criterios ambientales equivalentes” en el país de destino. Con o sin garantías, lo cierto es que el trasiego de papeles y cartones circulando por el planeta es tal, que cualquier aspiración ambiental queda necesariamente descafeinada si se computan las emisiones del transporte.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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