El visitador médico que exportó silicona a medio mundo
- La empresa de Jean-Claude Mas vendió 300.000 prótesis - La Fiscalía de Marsella le investiga por estafa
Jean-Claude Mas, fundador en 1991 de Polly Implant Prothese (PIP), fabricante francés de unos implantes mamarios defectuosos, se ha convertido en el rostro visible de uno de los mayores escándalos sanitarios en Francia. Reclamado por la justicia de Costa Rica por conducir ebrio en 2010, el empresario de 72 años se enfrenta en Francia a un probable y largo proceso judicial como principal responsable de la crisis que ha llevado al Gobierno a pedir a las 30.000 mujeres que llevan las prótesis defectuosas que vuelvan al quirófano para extraérselas. Mientras, Mas está, según su abogado, pasando las fiestas en su domicilio habitual, en el sur de Francia.
Mas fundó en 1991 la empresa PIP en Seyne-sur-mer. A finales de los noventa, esta se convirtió en la tercera del mundo en su sector, empleaba a más de 100 personas, comercializaba unas 100.000 prótesis al año y exportaba más del 80%, la mitad a América Latina. Unas 300.000 mujeres en todo el mundo las llevan todavía.
Aproximadamente en 2005, la empresa de Mas empezó a tener problemas financieros debido a la caída del dólar y a la competencia asiática. Se sospecha que fue a partir de entonces cuando empezó a recurrir a un gel no médico -diez veces más barato al autorizado- para fabricar parte de sus prótesis. En 2009, la empresa entró en suspensión de pagos. En 2010, la justicia decidió su liquidación y la compañía se vendió a la estadounidense GemCare. Aunque sus despachos permanecen vacíos desde entonces.
Al margen de la historia de su empresa, poco se sabe del currículum de su fundador. El cirujano Patrick Baraf, que coincidió con Mas en varios congresos y que siempre se negó a utilizar su material, asegura que este era un charcutero que decidió entrar en los años 80 en el negocio de los implantes mamarios. "Cabe preguntarse sobre sus competencias para lanzarse a la fabricación de material médico", explicó a radio Europe 1. Mas, sin embargo, lo niega a través de su abogado. "Me ha asegurado que nunca ha sido charcutero", dice Yves Habbab, que explica que Mas trabajó como delegado de ventas en los laboratorios Bristol Myers durante 15 años y luego creó dos empresas.
Para Mas, los problemas judiciales empezaron con las dificultades económicas de PIP. En Reino Unido, donde entre 40.000 y 50.000 pacientes recibieron sus implantes, un centenar de ellas demandaron entre 2007 y 2008 al fabricante por producto defectuoso. PIP fue condenada en ausencia (los responsables no asistieron al juicio) a pagar 1,4 millones de euros de indemnizaciones.
A pesar de esta condena, la firma siguió fabricando y vendiendo prótesis. No fue hasta marzo de 2010 cuando las autoridades francesas, alertadas por la Agencia Nacional del Medicamento -que ya tenía datos de afectadas por rotura de implantes-, decidieron abrir una investigación judicial. Francia optó entonces por retirar el producto y alertó al resto de países donde PIP vendía las prótesis. Los investigadores hallaron en los laboratorios de la firma un gel diferente al que habían declarado usar. Un producto no apto.
Desde entonces, la Fiscalía de Marsella ha recibido 2.200 demandas de afectadas. Jean-Claude Mas ha sido interrogado en dos ocasiones. Sin embargo, aún no se le ha imputado ningún delito. Se le investiga por estafa. A esto se suma otra información judicial abierta a principios de mes por homicidio involuntario, tras la muerte en noviembre de Edwige Ligoneche, una mujer que llevaba implantes PIP, por un linfoma raro. Además, la Caja Nacional de Seguros de Enfermedad de Francia, organismo que gestiona la sanidad pública, presentará una demanda por estafa a la seguridad social. El Estado pagó por los implantes en los casos de cáncer.
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