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Reportaje:

Disparos policiales "muy dudosos"

Profesionales y sindicalistas cuestionan la forma de actuar de los agentes de Getafe que tirotearon y mataron a un supuesto delincuente en Arganzuela

F. Javier Barroso

Un buen abogado y que su versión sea corroborada por los hechos y los testigos. Según diversos especialistas, esos son los elementos clave en los que deberán basar su defensa los policías locales de Getafe que el lunes persiguieron, tirotearon e hirieron a dos supuestos delincuentes en Arganzuela. Uno de ellos, David Prieto Fandiño, de 28 años, murió al día siguiente en el hospital 12 de Octubre.

Los diversos mandos y sindicalistas policiales consultados por este periódico ven como "dudoso" que se pueda justificar esta actuación. La persecución, que se prolongó durante 14 kilómetros, se inició en la calle del Ruiseñor, en el barrio getafense de La Alhóndiga. Supuestamente, un policía fuera de servicio vio a dos individuos que intentaban meter por la fuerza a un tercero en un Citroën C-3 blanco robado. Supuestamente, porque esa eventual víctima no ha aparecido. No hay denuncias al respecto en comisaría, ni parte de lesiones de hospital alguno.

Según el Ayuntamiento, el agente fuera de servicio avisó a sus compañeros del supuesto secuestro. Tres coches patrulla salieron en persecución del C-3 por la autovía de Toledo (A-42). Rebasaron el límite municipal de Getafe. "Es perfectamente legal que los policías sigan a estos presuntos delincuentes hasta donde haga falta. Como si se tienen que ir a Cáceres a por ellos. Eso sí, tienen que avisar a la Policía Nacional de lo que está ocurriendo en Madrid", explica el presidente de la Unión Nacional de Jefes y Directivos de Policía Local (Unijepol) y jefe de Policía de Fuenlabrada, José Francisco Cano.

La persecución llegó hasta la calle de Canarias, en Arganzuela, donde un coche patrulla intentó cerrar el paso al coche sospechoso. Los presuntos delincuentes chocaron contra el vehículo e intentaron huir por la calle de Vara del Rey, en sentido prohibido. Ahí se bajaron los policías y dieron el alto. La versión oficial es que el conductor del C-3, Roberto García Castillo, de 28 años, intentó arrollar a los agentes. Estos sacaron sus armas y efectuaron no menos de 15 disparos, en su mayoría a la parte trasera del coche.

"Tanto disparo es una auténtica barbaridad, propio de una policía bananera", sentencia el secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet. La forma correcta de actuar en su opinión habría sido avisar a la Policía Nacional en Madrid y que un coche camuflado hubiera seguido al C-3 hasta detenerlo en un momento oportuno. "Es un exceso que no he visto en 31 años de profesión. Es preferible que se marchen dos posibles delincuentes, a liarse a tiros en plena calle y herir a terceros", añade el responsable del SUP, que culpa de lo sucedido a la falta de formación a los agentes.

Ninguno de los dos sospechosos llevaba armas, por lo que, en principio, resulta complicado esgrimir una legítima defensa. "Desde luego, el hecho de que no llevaran ninguna pistola dificulta la defensa, pero todo va a depender de cómo se redacte el atestado", explica el secretario regional de la Unión de Policía Municipal (UPM), Javier Payar.

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Quien de momento casi no ha hablado es la madre del fallecido. El jueves acudió al Instituto Anatómico Forense a reclamar los restos. "Estoy destrozada y voy a limpiar el nombre de mi hijo", se límitó a decir. Por consejo de su abogado, añadió, no va a incinerar el cadáver por si es necesaria una segunda autopsia.

David Prieto Fandiño, mientras era trasladado por los facultativos del SAMUR.
David Prieto Fandiño, mientras era trasladado por los facultativos del SAMUR.JON ELICEGUI

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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