"Los compositores de hoy tienen problemas para difundir su obra"

Cuando Félix Rodríguez de la Fuente le pidió que se encargara de la música de El hombre y la tierra, quizá nunca imaginó que Antón García Abril (Teruel, 1933) conseguiría dar con aquella cabecera tan perfecta. De hecho, el primer día que el compositor aragonés se la mostró dio un salto y le arrebató la partitura. Le soltó: "¡Has dado en el corazón!". García Abril consiguió una de las sintonías televisivas más brillantes de la historia catódica española. Incluso quienes nunca vieron la serie reconocen hoy aquel tema como el sonido de un tiempo determinado. Además, asumió el reto de musicar las emociones y apariciones en pantalla de los animales de todo pelaje de aquella memorable aventura del fallecido divulgador ambientalista.

"La melodía es algo que no se puede enseñar. Sí se puede aprender la técnica"

Autor de una amplísima obra que abarca la vertiente sinfónica, la canción o la ópera, interpretada siempre en teatros y auditorios, aquella música, primitiva, lejana y salvaje encajaba perfectamente con el relato de la serie. Y se basaba, como toda la carrera del prolijo compositor (que ha trabajado mucho en cine y televisión), en el hallazgo de la melodía ideal. Un don, dice él, que se tiene o no se tiene. Algo que procede de la inspiración (él lo llama "intuición") y que, según su manera de entender la creación musical, es un elemento imprescindible (García Abril es conocido también por su arrebatada defensa de cierto clasicismo frente a la experimentación sonora). "Stravinski decía que toda la música que no se pudiera silbar no era música. Y, fíjese, su música es posible cantarla. La melodía es algo que no se puede enseñar, sí se puede aprender la técnica, pero nunca el contenido", explica en su estudio, donde cada día se sienta al piano a componer. Con la constancia que requiere cualquier trabajo, asegura.

Tras tantos años escribiendo, el autor de la ópera Divinas Palabras miró atrás y encontró una enorme integral de música para voz y piano que sobrepasa las 100 canciones. "Un gran pianista como Rubén Fernández insistió muchísimo en seleccionar a un grupo de cantantes importantes para la grabación. Así que se eligieron a 15 grandes intérpretes de la lírica española". El resultado de aquella idea, que nació en 2007, es ahora una caja de cinco compactos que se venderán en los quioscos cada domingo a partir del 6 de noviembre. Desde sus primeras creaciones a las últimas canciones que dedicó al poeta Ángel González. La presentación de este trabajo se realizará en el Teatro Real de Madrid el próximo día 3 de noviembre con un concierto en el que estarán algunos de los cantantes de la grabación como José Bros o Elena de la Merced, y los pianistas Rubén Fernández Aguirre y Alejandro Zabala.

Catedrático en el Conservatorio muchos años, García Abril ha tenido en los últimos tiempos gran contacto con la nueva creación musical. Ha mejorado la libertad compositiva, sostiene, se acabó esa "tiranía de las vanguardias" que en algún momento le hizo sentir señalado, olvidado en los textos históricos, por no comulgar con la experimentación. Pero el problema ahora, opina, no son ellos. Más bien es el público.

"Desgraciadamente no hay una demanda de la creación musical culta. Los jóvenes van al cine actual, al teatro de ahora, a ver pintores contemporáneos... Pero con la música no sucede así. Los compositores de hoy tienen verdaderos problemas para que se programe su obra. Hay una cerrazón de sensibilidad y de mente respecto a lo nuevo en la música que les perjudica mucho". El pop, en suma, cree, "ha sustituido a la música clásica de hoy".

Pero da igual. Esa misma tarde volvió a sentarse al piano para terminar el concierto para viola en el que trabajaba. El primero que escribe a sus 78 años.