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Un informe de Unicef ve riesgo de hambre entre los niños de inmigrantes en España

La crisis se ceba con los inmigrantes pero especialmente con aquellos menores de 16 años que deben subsistir entre el hambre y la pobreza heredada de sus progenitores, advierte un informe de Unicef presentado ayer en Barcelona conjuntamente con la Fundación Pere Tarrés. Uno de cada cinco menores de edad de origen inmigrante, más de 205.000 -el 22% de los 970.000 que residen en España-, subsiste en una realidad miserable que oscila entre la falta de comida para alimentarse debidamente, el paro forzoso debido a la imposibilidad de hallar trabajo y la carencia de medios en un hogar empobrecido por el desempleo de sus padres. "Es una situación de emergencia. Reclamamos que la infancia sea una de las prioridades de la agenda política", alertó el presidente de Unicef Catalunya, Pablo Giménez.

Unos 200.000 menores subsisten en una realidad miserable

La pobreza infantil considerada alta afecta al 15,6% de los niños y jóvenes de origen extranjero, cifra que se reduce al 6% en el caso de los menores autóctonos. La pobreza severa, que implica pasar hambre de forma habitual, alcanza el 6,2% entre los inmigrantes menores de edad; el doble que entre los hijos de españoles.

La situación se traduce en cientos de miles de jóvenes sin garantías para acceder a derechos fundamentales como la alimentación o la educación, que conforman un caldo de cultivo preocupante, subraya el informe. Los inmigrantes de edades tempranas padecen condiciones extremas como acudir a la escuela sin desayunar o sin ducharse porque no disponen de comida o agua en su hogar. Los más próximos a la mayoría de edad, por su parte, se ven amenazados por un círculo vicioso forjado entre el fracaso escolar y la falta de oportunidades laborales. "Para muchos, el tiempo libre se convierte en calle, banco, fumar porros y beber", destaca el estudio.Una dinámica que fomenta la conflictividad y las bandas juveniles que se decantan hacia la violencia y la delincuencia como modo de vida. La crisis, que la mayoría de menores inmigrantes padece a través de sus padres, tampoco ayuda. "La salud mental de los padres y las situaciones de estrés familiar afectan de forma muy negativa al desarrollo y equilibrio emocional de los hijos", lamenta el estudio.

"El sistema no funciona", concluye Unicef antes de avisar de que las cosas solo pueden ir a peor: al colapso endémico del circuito de atención para menores inmigrantes sin recursos se le añaden ahora los recortes presupuestarios y la baja inversión en políticas sociales. "Si se descuidan los menores con problemas, después será demasiado tarde", señaló la directora de Unicef en España, Paloma Escudero.

Menores y sin recursos:

- La pobreza entre los menores de edad de origen inmigrante afecta al 22%, porcentaje que duplica al de los jóvenes autóctonos.

- La tasa de paro entre los jóvenes extranjeros es del 32%, doce puntos más que entre los españoles.

- El 80% de los parados inmigrantes son jóvenes que nunca han trabajado y fracasan a la hora de encontrar su primer empleo.

- El fracaso escolar entre los extranjeros supera el 30%.

- La falta de recursos limita el ocio de los menores inmigrantes a "calle, banco, porros y beber", detalla Unicef.

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