Los anticuarios firman la paz

Hace un año coincidieron en Barcelona dos salones de anticuarios: uno en Montjuïc y otro en las Drassanes, creando confusión entre compradores, visitantes y medios de comunicación. Incluso el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol y su esposa causaron un gran revuelo cuando se presentaron equivocadamente en uno de ellos.

El Gremio de Anticuarios de Cataluña y la Agrupación de Anticuarios de las Reales Atarazanas, entidades que agrupan a los 126 anticuarios catalanes (84 en el gremio y 42 en la agrupación), no quieren que se repitan situaciones como aquella. Por eso han aparcado sus diferencias y celebrarán en marzo de 2012 un solo salón, en Montjuïc, decisión que no ha contentado a todos.

Miembros del gremio se han dado de baja tras el pacto con la agrupación

"Las asociaciones no se fusionan, lo que se unen son los esfuerzos, algo que el sentido común y el mercado exigían", asegura Carles Xarrié, presidente del gremio desde enero. "Tenemos una oportunidad única para reconducir los enfrentamientos personales", explica este joven anticuario vinculado a Xarrié Antiquaris, SL, y subastas Arce. Xarrié asegura que la situación económica ha ayudado al acercamiento: "La unión representará un cambio de calidad que hará de dos ferias locales una nacional que llevará a Barcelona a ser un referente internacional. No en 2012, pero pronto", explica.

Las segundas generaciones parecen empeñadas en superar viejos enfrentamientos. En la Agrupación de Anticuarios también ha habido elecciones. En junio se impuso Ruth Bardia, de Victor i Fills Anticuaris, con el 80% de los votos. "Es un pacto histórico", asegura Bardia. "Los anteriores responsables de las dos entidades tenían demasiadas piedras en la mochila. Hay que unir sinergias", asegura. "El comité mixto se ha reunido sin problemas".

No todo el mundo está contento. Xarrié, que obtuvo solo el 50% de los votos de los anticuarios agremiados, mantiene que ha recibido un par de quejas. "Creo que cambiarán tras celebrarse el salón", dice. Entre ellas seguro que está la de Agustí Boada, presidente del gremio hasta enero, que prefiere dar la callada por respuesta cuando se le pregunta por el pacto. Más locuaz es Joan José Sánchez, que en 2010 publicó una carta en la que acusaba a los organizadores del salón contrario de no "tener ni idea del mercado del arte y menos del de las antigüedades". "He abandonado el gremio después de 40 años tras enterarme de la unión y corroborando lo que escribí hace un año. Mi dignidad y ética profesional me impiden seguir", asegura.

Artur Ramon, uno de los profesionales más reputados en España, mantiene que el acuerdo "es lo que más sentido tiene en este momento de dificultades económicas". Describe como "pésima" la imagen que se ha dado celebrando dos ferias a la vez. "Hay mucho trabajo por hacer para acabar de definir qué tipo de feria se quiere conseguir", explica. "La unión hace la fuerza y habrá que aprovechar que esta es la única feria de arte que se celebra, por ahora, en Barcelona. Estoy a la expectativa".