Las casualidades de Beñat
Criado en Lezama, debutó en San Mamés en las filas del Betis, que le repescó del Conquense
No quiso Beñat Etxeberria (Igorre, Vizcaya; 1987) celebrar el primer gol del Betis en San Mamés. Producto de la cantera de Lezama, este centrocampista de buena visión de juego, excelente golpeo y una buena dosis de sacrificio defensivo se ha convertido en uno de los referentes en el juego del equipo andaluz, que lidera la Primera junto al Valencia. Beñat cumplió el sueño de jugar en San Mamés, aunque el camino para ello haya sido de lo más tortuoso.
Ingresó en los alevines del Athletic y fue pasando por todas las categorías del club rojiblanco hasta llegar al filial. Así abandonó el sueño de ser pelotari. Siempre al lado de Markel Susaeta, su gran amigo y ahora en el primer equipo a las órdenes de Marcelo Bielsa, Beñat llamó la atención de propios y extraños en las filas del Athletic. Por ejemplo, la de Cesc, que jugó con el Barcelona cadete de Piqué y Messi una final de la Copa de España ante el Athletic de Beñat. "Ganamos a un buen equipo, en el que jugaba Beñat. Recuerdo que pensé que iba a llegar a jugar en Primera. Le perdí la pista y ahora me lo he encontrado en el Betis", señala el internacional español del Barcelona. En el Athletic, Luis de la Fuente, que entrenó a los juveniles del Sevilla, le hablaba de la proyección de jugadores como Puerta, Navas o Capel para motivarlo.
Como cadete del Athletic jugó una final contra el Barça de Cesc, Messi y Piqué
"Marca el ritmo, sabe cuándo necesitamos pausa y cuándo aceleración", dice Mel
Beñat llegó a debutar con el primer equipo del Athletic, en la temporada 2006-2007, en el Reyno de Navarra contra Osasuna y de la mano de Felix Sarriugarte, que lo conocía a la perfección del filial. Fue una aparición esporádica en un Athletic en una delicada situación deportiva. El conjunto vasco se salvó del descenso por los pelos, Beñat sufrió una racha de lesiones y en el verano de 2007 llegó al Athletic Joaquín Caparrós. El técnico andaluz abrió una nueva etapa y no contó con Beñat, que regresó al filial. En el verano de 2008 el Athletic lo cedió al Conquense, club con el que Caparrós mantiene muy buenas relaciones.
"Yo estaba siguiendo al lateral derecho del Granada, Nyom, en un partido ante el Conquense y me llamó la atención lo bien que jugaba un tal Beñat. Era dinámico, tocaba bien el balón en largo y en corto y decidimos seguirlo", cuenta Miguel Valenzuela, coordinador de la cantera del Betis hasta el pasado verano. "En cada partido jugaba mejor, y nos enteramos que estaba cedido por el Athletic y que había debutado en Primera. Le hicimos una oferta en marzo de 2009, pero el Athletic tenía la última palabra. No contaron con él y lo fichamos para nuestro filial. Flipé porque tenía 21 años y jugaba muy bien", añade.
Beñat, tan tímido fuera del campo como protagonista dentro del mismo, jugó un año en el filial del Betis. "Era el mejor mediocentro de la Segunda B", recuerda Valenzuela. Sin embargo, cuando Pepe Mel fichó por el Betis no se lo llevó a la pretemporada. "Son las cosas del fútbol. Poco antes del primer partido de Liga de la pasada temporada se lesionaron Arzu, Juande y Cañas, así que lo subí al primer equipo. Lo elegí en cuanto lo vi en acción", recuerda Mel. "Es un jugador que marca el ritmo del equipo. Sabe cuándo necesitamos una pausa y cuándo hay que acelerar el juego. El curso pasado, en Segunda, creció mucho y aprendió lo que le faltaba, el oficio de ser futbolista", añade.
Treinta y seis partidos en Segunda, con cuatro goles, hicieron madurar a Beñat, que se ganó su contrato profesional hasta 2014 y fue decisivo en el ascenso andaluz. En un vestuario tan alegre como el del Betis, sus compañeros se sorprenden al comprobar cómo su extrema timidez se convierte en mando en el campo. Ahí, siempre ayudado por Iriney, se transforma en el patrón del Betis.
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