Un globo llamado LinkedIn
El éxito de su salida a Bolsa aviva el debate sobre si hay burbuja 2.0
Parece como si hasta los banqueros de LinkedIn hubiesen subestimado el bombo publicitario. Basándose en la duplicación del valor en su salida a Bolsa, los colocadores de la emisión dejaron de ganar tanto dinero como el que captaron por la red social profesional sus accionistas vendedores. Pero si la subida exagerada no desaparece pronto, el valor extra de la inversión en redes sociales por su escasez en Bolsa sin duda lo hará.
El valor de mercado de LinkedIn subió vertiginosamente el jueves hasta cerca de 9.500 millones de dólares (llegó a superar los 11.000 en algún momento) y cerró la primera sesión en 94 dólares por acción, es decir, más del doble de los 45 dólares del precio de la oferta pública de acciones. A los colocadores, en este caso Morgan Stanley, Bank of America-Merrill Lynch y JPMorgan, les gusta que los valores avancen, pero normalmente tienen en mente una subida de más o menos el 10%. Este tipo de ganancia, provocada por un criterio aparentemente alejado de los fundamentos económicos, recuerda al auge de las puntocom de finales de la década de los noventa.
Sin duda alguna, una capitalización de mercado de 9.000 millones de dólares equivale a 37 veces las ventas del pasado año (una medición que los repetidores de Internet están sacando a relucir para justificar las valoraciones). Para llegar hasta ahí con algún tipo de racionalidad, los inversores deben pensar que LinkedIn es un éxito más o menos como OpenTable, la empresa de reservas de restaurante online, que salió a Bolsa en mayo de 2009 y cuyo precio es ahora cuatro veces mayor que el de la oferta pública de acciones. Pero incluso el valor de 2.100 millones de dólares que hoy día tiene OpenTable solo es 38 veces mayor que sus ventas en 2008, antes de que saliera a Bolsa. Por tanto, es posible sostener que hasta para sus partidarios el precio de la acción de LinkedIn va dos años por delante.
A los colocadores les resulta difícil valorar de antemano esta clase de optimismo. Y lo mismo pasa con el valor extra motivado por la escasez de redes sociales en Bolsa. Por ahora, LinkedIn es la primera red social seria que sale a Bolsa entre los ejemplos occidentales, aunque Facebook sin duda alguna le seguirá, posiblemente el próximo año. Y las acciones que se ofrecieron representan menos del 10% de la empresa.
Sin embargo, se pueden encontrar advertencias en otros acuerdos. Renren, el clon chino de Facebook, que se trató de vender como una joya de las redes sociales rara, salió a Bolsa a principios de mayo con un precio de 14 dólares por acción. El precio se disparó en su salida a Bolsa, pero desde entonces ha bajado y ahora se cotiza en torno al precio de la oferta pública de acciones.
Estas señales diversas ayudan a explicar por qué parece que a los suscriptores de LinkedIn se les ha pasado una y por qué a los jefes de la empresa y a los accionistas vendedores puede que no les preocupe demasiado. Pero también dan a entender que a lo mejor a LinkedIn le resulta difícil mantener una valoración tan bien conectada una vez que desaparezca la euforia, y sobre todo cuando haya otros para comparar.
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