Series que reescriben la historia
La falta de rigor documental salpica a 'Los Borgia', 'Los Tudor' y 'Los Kennedy'
Cualquier parecido con la historia es más improbable que una pura coincidencia. El estreno en Estados Unidos, el 3 de abril, de Los Borgia, dirigida por Neil Jordan (Entrevista con el vampiro, Michael Collins, Juego de lágrimas), ha conseguido para el canal Showtime su mayor éxito desde 2003 (1,49 millones de espectadores). Telecinco ha comprado los derechos de emisión para España. Será Jeremy Irons el único actor con Oscar en ponerse en la piel del cardenal Rodrigo Borgia, elegido papa en 1492, y será la primera vez desde los años cuarenta en que Hollywood se fija seriamente, y con presupuesto, en la notable familia valenciana; pero el rigor histórico de los guiones coloca la serie más cerca de la novela negra y la saga de El Padrino que de los libros de historia.
La ficción sobre el papa valenciano recurre a su leyenda negra
"Tenemos un papa español", exclaman en el Vaticano cuando aparece Rodrigo, convertido en Alejandro VI, en el balcón. Pronto se escandaliza Roma al saber que el papa ha cohabitado con una siniestra mujer, de nombre Vanozza, que tiene cuatro hijos y que ha adquirido una nueva amante, Giulia Farnese, que visita el Vaticano a través de un túnel que une a este con el palacio Borgia. Como el papa quiere reforzar su poder, nombra a 17 cardenales fieles de golpe. Su hijo César envenena a un cardenal oponente haciendo uso de un cáliz de vino y ordena estrangular a otro.
Una historia sin duda truculenta, pero falsa. Es poco probable que se usara el adjetivo "español" en 1492, pues a la familia Borgia se la conocía en Roma más bien como valenciana, según los registros históricos. La relación de Rodrigo con Vanozza, que era una señora noble, había sido aceptada socialmente. Jamás amplió en 17 miembros el colegio cardenalicio. Los Borgia no usaron nunca veneno. Y todos en Roma conocían a los hijos de Alejandro VI.
Da fe de ello la mayor eminencia en España en la familia Borgia, el sociólogo y antropólogo Joan Francesc Mira, autor de Borja Papa (1996) y Els Borja, família i mite' (2000). "Esos son los elementos de la leyenda negra valenciana", asegura. "En la época, cuando César Borgia, hijo del papa, montó un ejército para conquistar territorios y ganar influencia en la península italiana, las demás familias comenzaron una serie de rumores para debilitar a los Borgia. Los difundían con panfletos que contaban todo tipo de engaños relativos al envenenamiento, el incesto y la brujería. Hasta hoy ha perdurado aquella labor de desprestigio, que comenzó en los años en que Alejandro VI aun vivía".
La serie, según Mira, y como otras adaptaciones fílmicas recientes de la historia de los Borgia, ni siquiera respeta los elementos básicos de la geografía romana. "¿Cómo sería posible que un túnel uniera el Vaticano con un supuesto palacio Borgia, con el río al lado y con la de ruinas que hay en el subsuelo? Lo único que existe es un pequeño acueducto que lo comunica con el Castel Sant'Angelo, reformado integralmente por el papa Borgia", añade Mira. ¿Y el rumor del que se hace eco la serie, de que en las estancias vaticanas de los Borgia se pintó a Lucrecia, hija del papa, y a la Farnese, como vírgenes? "Falso también. Ha habido congresos enteros al respecto. No se pintó en esas habitaciones más que al papa, arrodillado y rezando".
Algo peor sucedió con Los Tudor, emitida también por Showtime en EE UU, entre 2007 y 2010. Los protagonistas de aquella saga, en la era de Enrique VIII, lucían ropajes de la época isabelina y vivían en ambientes victorianos, un despropósito. Tales licencias se tomaron sus creadores que, cuando la cadena pública BBC la emitió en Reino Unido, hubo sonadas protestas de historiadores, como la de David Starkey, eminencia en la época Tudor, que dijo que la serie era "injustificadamente espantosa".
A los Borgia y a los Tudor no les puede proteger más que algún amante del rigor. A otras célebres familias las protege mejor la cercanía en el tiempo. The History Channel sufrió un aluvión de críticas cuando anunció que había comprado los derechos de Los Kennedy, de Joel Surnow (24). A la familia Kennedy le preocupaba la imagen que daría un productor conservador, como es Surnow, del presidente demócrata. Comenzó entonces una batalla en Hollywood, entre los que decían que la serie sería un panfleto bochornoso y los creadores de esa dramatización.
History Channel rechazó la serie, ya rodada y protagonizada por Greg Kinnear y Katie Holmes, en enero. La producción vagó de canal en canal -en España la emitirá Cuatro- hasta que la compró una emisora relativamente desconocida, Reelz Channel, que la emitió también el 3 de abril. En ella se retrata a John Kennedy como un maníaco sexual. Se da como seguro un rumor nunca confirmado, como es su supuesto romance con Marilyn Monroe. Se cuenta cómo Jacqueline, su esposa, le amenazó con la separación, en plena crisis de los misiles de Cuba. Todo son engaños, según colaboradores del presidente como Theodore Sorensen, que le escribía los discursos. Como suele suceder, las medias verdades son una sólida base para un buen éxito de público: el capítulo lo vieron 1,9 millones de espectadores en dos emisiones.
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