Las ardillas invaden Mariola
Los roedores se multiplican en la sierra, dañan las cosechas de frutos secos y rompen los sistemas de riego por goteo para beber
Miles de ardillas habitan en las zonas arbóreas del interior de Alicante. No tienen apenas depredadores, se alimentan de frutos secos y semillas y se reproducen a gran velocidad. La sobrepoblación de ardillas en la sierra de Mariola genera inquietud entre los agricultores, que sufren daños y pérdidas, pero los ecologistas recuerdan que se trata de un animal protegido cuya población se regulará con el tiempo.
La proliferación de ardillas preocupa a los agricultores porque estos roedores devoran almendras o nueces, y recientemente se han registrado roturas en las tuberías del riego por goteo de algunas explotaciones, como las del Mas de Roc, en Alcoi. Su gerente, Enrique Mas, asegura: "[Las ardillas] son una plaga, no tienen depredadores y me lo destrozan todo". Mas de Roc es una finca de 210 hectáreas, entre los términos de Ibi, Alcoi, Penàgila y Xixona, donde se cultivan frutales (cerezos, melocotón, manzana y pera) mediante sistemas de riego por goteo. "El problema es que han descubierto que mordiendo la goma tienen agua, y llevo más de 6.000 euros gastados solo en mano de obra para la reparación de las fugas de agua provocadas por las ardillas. Hay demasiadas, empezamos a estar preocupados", admite Gonzalo Cots, otro agricultor que trabaja entre Alfafara, Bocairent y Agres.
Un agricultor dice que "son una plaga que lo destroza todo"
Los ecologistas recuerdan que está protegida y "se autorregulará"
Sin embargo, los expertos consultados, técnicos forestales y conservacionistas, minimizan los daños de esos roedores. "Suponemos que llegará un momento en que se regulará", estima Carles Mansanet, de la Colla Ecologista La Carrasca de Alcoi. "Es una especie autóctona y está protegida, la falta de depredadores y el alimento abundante causan esta superpoblación, pero no son un problema", asegura Carles Esteve, ingeniero forestal.
La palabra griega Skiouros significa algo así como el que se hace sombra con la cola, y de ahí vienen el nombre de esquirol que recibe en valenciano, y el de ardilla en castellano. Es un roedor que trepa por los árboles y que fue visto en la sierra del Maigmó en Tibi por primera vez en 1993. En pocos años se extendió por el parque natural de la Font Roja, el pinar de Camas (Biar), zonas de pinar de Penàgila, Benifallim, por toda la sierra de Mariola o la sierra de Aitana. El ingeniero técnico forestal Àlvar Seguí, y su hijo, también Àlvar, agente medioambiental, confirman que hay "cientos, miles" de ejemplares en las comarcas del interior, pero aseguran que no son perjudiciales, sino todo lo contrario. "Se han adaptado perfectamente, hemos visto ejemplares transportando material para fabricar sus nidos en primavera, lo que evidencia que se están reproduciendo con total normalidad", aseguran los dos expertos, que defienden el "papel ecológico positivo" de estos roedores.
Aunque pueda depredar algunos nidos de aves, es un "gran repoblador forestal, y un aliado del bosque", aunque se coma piñas y piñones. Seguí recuerda que las ardillas no hibernan, y dedican gran parte del tiempo a la recogida y almacenamiento de semillas y frutos (bellotas, nueces, avellanas, piñones), y que algunas de ellas germinan y se convierten en árboles. Al contrario que los conejos o los ratones, que se mueven por la noche, las ardillas realizan su actividad por el día. "La población se autorregulará habrá una selección natural", vaticina Carles Esteve.
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