Los jóvenes turcos desafían el avance integrista con un 'botellón'
La 'ley seca' del Gobierno dispara el temor a la injerencia religiosa del Estado
Al grito de "alcohol sí, política no" cientos de jóvenes turcos se manifestaron ayer por la noche contra las restricciones al alcohol impuestas por el Gobierno turco. Con cervezas en alto y vigilados por dos furgones de policía, los manifestantes recorrieron la céntrica calle de Istiklal en Estambul. La consigna era beber y marchar pacíficamente. Durante el recorrido se oyeron aplausos al paso de la comitiva, que con cada nueva demostración de apoyo coreaba eslóganes como "el movimiento alcohólico no puede pararse", "alcohol sí, AKP no", en referencia a las siglas turcas del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo.
"En Turquía, un chico de 18 años puede comprar un arma, pero ahora no va a poder beber alcohol", explicaba una de las manifestantes, que, a pesar del frío y la lluvia que caía en Estambul, acudió puntual a la cita. Los organizadores contabilizaron hasta 1.000 personas en los tres puntos de reunión de Estambul. Una cifra que la página de Facebook Bebemos por el AKP esperaba elevar a 95.000 en Turquía y Europa.
"El velo o el paro son los problemas reales del país", protesta un joven
La protesta se fraguó a principios de mes, después de que el Gobierno restringiese por decreto el consumo de alcohol en bares de carretera, establecimientos municipales y locales donde pudiera haber menores de 24 años. "El objetivo no es limitar las libertades, sino disminuir el hábito de la bebida y la tentación de su consumo entre la juventud", aseguró la Agencia Reguladora de Venta de Tabaco y Alcohol (TAPDK). Pero los manifestantes ayer no estaban tan seguros. "Los jóvenes tenemos otras preocupaciones antes que el alcohol; el paro, las armas de fuego, el velo, cosas que el Gobierno no aborda. La medida busca el voto de la gente religiosa", explicó un portavoz de los jóvenes.
Turquía es un país musulmán donde el 65% de la población no bebe por motivos religiosos. Sin embargo, el alcohol ha estado presente en la historia nacional, especialmente el raki, una bebida anisada de alta graduación muy apreciada por los turcos, entre ellos por el fundador de la actual República, Mustafá Kemal Atatürk. Este licor, que es para muchos un símbolo de la Turquía secular, se ha convertido para el turco medio en un artículo de lujo debido al incremento de los impuestos sobre el alcohol, que no ha cesado desde la llegada del AKP al Gobierno. En la manifestación de ayer, solo se dejó ver una única botella de raki entre un mar de cervezas.
Los que se oponen a las nuevas restricciones argumentan que el consumo de alcohol en Turquía es significativamente más bajo que el de la mayoría de los países europeos. Según la Comisión para la Investigación del Cáncer del Parlamento turco, el europeo medio bebe casi 10 litros de alcohol al año mientras que el consumo entre los turcos desciende a 1,5 litros. Ayer, muchos intentaron reventar la estadística, siguiendo las palabras que el primer ministro turco pronunció esta semana: "La gente podrá seguir bebiendo alcohol hasta que le salga por las orejas".
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