"Los Turner son publicidad para la Tate Gallery"
Ángela de la Cruz, finalista del premio británico, se 'estrena' en Helga de Alvear
En ese lugar de encuentro entre el cuestionamiento mismo del arte y su azarosa biografía habita la obra de Ángela de la Cruz (A Coruña, 1965). Reciente finalista del Premio Turner, es una de las artistas españolas más valoradas por la crítica internacional. Solicitada por galeristas y museos, gracias a una carrera desarrollada en Londres, ciudad en la que vive desde 1989, sufrió un derrame cerebral hace cuatro años, mientras preparaba una exposición. Embarazada, su hija nació mientras seguía en coma. La recuperación es lenta. Se mueve en silla de ruedas y las secuelas se dejan notar en el habla (esta entrevista se realizó por correo electrónico). Pero su entusiasmo está más alto que nunca. Ayer, en la galería Helga de Alvear se mostraba muy satisfecha con la exposición que hoy se abre al público y en la que expone sus últimas piezas: cuadros deformados hasta convertirse en esculturas, lienzos de los que ha desaparecido la pintura, instalaciones en las que mezcla el alto diseño con las sillas recicladas y cuya altura es de 1,35, la misma de la artista sentada en su silla de ruedas.
"Empecé a romper cuadros para hacer más accesible la pintura"
Pregunta. Su obra es poco conocida aquí. ¿Su fichaje por la galerista Helga de Alvear supondrá una mayor aproximación a España?
Respuesta. Expongo siempre donde me parece más interesante. Siempre lo he hecho así, no solo en España, en todas partes. En estos momentos creo fundamental tener una buena galería que me represente en España. Yo estoy muy contenta de estar con Helga de Alvear porque me gustan muchos de los artistas que trabajan con ella.
P. Vive en Londres desde 1989. ¿Qué estímulos encuentra en Londres que no halle en otra ciudad?
R. Me gusta Londres porque hay mucha mezcla de gente y mucha vida cultural. Mi obra siempre está inspirada por lo que pasa a mi alrededor. Además, cuando yo fui a Londres estaba a punto de irse Margaret Thatcher y me encantaba la música inglesa, que siempre me ha inspirado mucho. El cine, el teatro, la moda, la danza, la literatura han influenciado mi obra. En Londres me siento libre para hacer lo que quiero sin que me cuestione esa libertad.
P. Ha sido finalista del Turner. Un premio considerado tan excéntrico como prestigioso. ¿Le ha alterado mucho su vida? ¿Qué opina de los premios?
R. Estaba un poco harta del circo mediático. Ahora me conoce más gente que antes, lo que creo que es bueno, que no es fácil siendo mujer. Los premios Turner me parecen publicidad para la Tate Gallery. Pienso que hay muchos artistas geniales que nunca han sido nominados. Es cuestión de suerte. Yo casi prefiero no haber ganado para poder trabajar con más tranquilidad: hubo un momento en el que dedicaba más tiempo a entrevistas que a mi propia obra, que es la razón por la que estaba nominada.
P. En 1996 empezó a romper cuadros. ¿Qué pretendía con aquello?
R. Quería romper la grandiosidad de la pintura, hacerla más accesible; quería convertir pintura en escultura e investigar un lenguaje, que es lo que sigo haciendo.
P. Ha equiparado usted el bastidor de un cuadro con su propio cuerpo. La obra desborda el marco... ¿Siente lo mismo a consecuencia de las secuelas derivadas de su enfermedad?
R. Lo de mi enfermedad es desafortunado, pero yo soy una curranta, una trabajadora nata, y me imagino que esto va lento, pero va. He aprendido a tener paciencia con mi enfermedad.
P. Estuvo mucho tiempo retirada debido al derrame cerebral. ¿Le resultó muy difícil el retorno?
R. Estuve cuatro años retirada, sin poder hacer arte, pero seguía exponiendo y pensando en mi obra. Fue duro volver, tuve que empezar de cero, sin un duro, pero ahora estoy muy contenta.
P. El humor es muy importante en su obra.
R. El humor es esencial en mi obra. Y en mi vida: cosas de la vida cotidiana me hacen reír.
P. En esta exposición incorpora objetos en la calle. ¿Qué filosofía añade el reciclaje a su obra?
R. Yo lo reciclo todo, incluso mi obra. Nunca tiro nada por si acaso lo puedo utilizar en otro trabajo. Por eso siempre utilizo los mismos colores y los mismos tamaños.
P. Quedan pocas semanas para que empiece Arco. ¿Habrá obra suya? ¿Qué opina de esta clase de ferias y en concreto de Arco? ¿Compra usted obra de otros artistas?
R. Hay varias galerías que presentan mi obra. Además de Helga de Alvear, trabajo con Ursula Krinzinger de Viena, con la Lisson Gallery de Londres y con Anna Schwartz en Australia. Las ferias no son sitio para artistas, voy cuando expongo. A Arco voy para pasármelo bien y ver a gente que no vi en mucho tiempo. Es un sitio de encuentro. Todo el mundo trata de sobrevivir, galeristas y artistas. Me gusta comprar obras de artistas jóvenes, de hecho, tengo una pequeña colección. A mí me gusta mucho el trabajo de una chica que vive en Escocia que se llama Hayley Tompkins. Me gusta la idea de que los artistas se ayuden unos a otros.
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