GM empieza a rodar sola
La vuelta a Bolsa abre una nueva etapa para el fabricante de automóviles
La desnacionalización de General Motors está en marcha. La mayor compañía automovilística en EE UU, durante décadas uno de los símbolos del poderío industrial del país, volvió a cotizar el pasado jueves en Wall Street, tras casi año y medio de ausencia en la plaza neoyorquina. Pero el retorno al parqué es otro paso más en el proceso de renacimiento de la nueva GM.
La escena que se vivió en el New York Stock Exchange fue como una vuelta al pasado. La primera vez que el gigante de Detroit cotizó en el parqué fue en 1916. Nueve décadas después, en el verano de 2009, GM fue forzada por la Administración de Barack Obama a declararse en suspensión de pagos como condición para recibir las ayudas que necesitaba para sobrevivir.
La gran pregunta es si la empresa está lista para competir sin el apoyo público
El futuro del gigante de Detroit pasa por los países emergentes
En total, el Tesoro de EE UU inyectó 49.500 millones de dólares en GM. Canadá también puso su parte. Eso convirtió al contribuyente estadounidense en el principal accionista, con el 61% del capital. Automáticamente, el ala más crítica con el rescate colgó a GM el cartel de "Government Motors", un estigma que en Detroit querían quitárselo de encima lo antes posible.
El toque de campana en Wall Street, acompañado por el rugido de un Chevy Camaro, no solo marcó el mayor estreno bursátil en la historia, además abrió el portón para que el Tío Sam empezara a salir de la compañía. De los 478 millones de acciones que se colocaron, 358 millones eran del Tesoro. Eso rebaja su participación al 33%. El resto podrá empezar a venderlo en seis meses.
Detroit mira así al futuro, aunque, como dijo Dan Akerson: "Sin olvidar el pasado". El consejero delegado de la nueva GM, llegado del sector de las telecomunicaciones y experto en finanzas, admitió que de no haber sido por la intervención pública y la generosidad del contribuyente, no solo habría desaparecido una gran compañía, sino que habría diezmado a la industria auxiliar.
El sector de la automoción, como señalan desde AutoNation, vive un momento de transformación. Y lo que es bueno para GM es bueno para la economía, comentan parafraseando a Charles Wilson, ex presidente de GM a mediados de la década de 1950. La nueva General Motors genera en la actualidad 208.000 empleos en todo el mundo, unos 70.000 menos que antes de la crisis.
GM vuelve año y medio después a cotizar con el balance limpio. Y a pesar de la incertidumbre económica, las cuatro marcas que integran ahora su estructura -GMC, Chevrolet, Buick y Cadillac- llevan tres trimestres consecutivos en beneficios. En el tercero, las ganancias de la compañía ascendieron a 1.960 millones de dólares, el mejor resultado en más de una década.
Si la nueva GM es capaz de hacer dinero en este clima, muchos inversores se preguntan cómo le irán las cosas cuando se salga del agujero de la recesión. Antes de la suspensión de pagos, la compañía perdía unos 1.190 dólares por vehículo que salía de planta. Ahora gana entorno 3.005 dólares. Es una cifra que para muchos es suficiente para que merezca la pena invertir.
¿Pero está realmente GM lista para crecer por sí sola y competir sin el respaldo público? Es la gran pregunta que se hacían los analistas antes de la salida a Bolsa, y después. Liberada del estigma de la intervención pública, y con todos los actores del sector jugando en las mismas condiciones sobre el terreno, la nueva dirección de GM admite que el éxito futuro se medirá en el mercado.
Y al ver el mapa de la producción se ve con claridad dónde está el punto fuerte de GM respecto a sus rivales Ford Motor y Chrysler: en China. Ahí está el foco. El chino es desde comienzos de año su mayor mercado, por encima incluso del estadounidense. Y el crecimiento seguirá en las próximas décadas. También en India, Brasil y Rusia, los otros grandes emergentes.
Es, precisamente, el punto donde durante las últimas dos semanas se concentraron sus ejecutivos para vender la OPV a los inversores. El grupo estadounidense es ya el principal actor en los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China), con una cuota de mercado del 13%. Y precisamente de China llegó una importante infusión de capital de su socia SAIC, valorada en 500 millones.
Pero como señalan desde AutoNation, para tener éxito en esta industria también hay que hacer dinero en Norteamérica, donde GM controla el 19%. Ford Motor, la única de las tres de Detroit que evitó las ayudas públicas, se lleva el 16,7% de la tarta. Chrysler, la más pequeña, que tuvo que ser rescatada de la bancarrota por la italiana Fiat, conserva el 9,5%.
La cuota de mercado de los tres de Detroit dejó de caer a final de 2009, y empezaron a recuperarla en los tres primeros trimestres de este año. Es difícil que vuelvan al nivel logrado en la pasada década. Pero, como señalan desde el Center for Automotive Research, si se hubiera dejado caer a GM y Chrysler, el mercado doméstico se habría dejado a merced de las marcas extranjeras.
No son las únicas que resucitan en un sector que hace año y medio se daba por muerto. La gran ganadora es claramente Ford Motor, y para ello basta con ver sus resultados y la evolución de sus acciones. Pero lo que verdaderamente explica el éxito del rescate es la industria auxiliar, y en concreto compañías como Magna International, BorgWarner,
TRW Automotive o Tenneco.
"Se temió por una verdadera hecatombe que afortunadamente nunca llegó", comentan desde Morningstar, aunque recuerdan que algunas compañías, como Visteon y Lear, tuvieron que declararse también en bancarrota. Axle & Manufacturing la evitó por poco. Eso representó una oportunidad para los inversores que en 2009 confiaron en que al final Detroit vería la luz.
La apuesta de Obama de intervenir fue arriesgada. Pero como dijo presidente, EE UU, como país, "nunca se da por vencido". Si se hubiera tirado la toalla con GM y Chrysler se habrían perdido un millón de empleos, recordó. "Estos dos últimos años no han sido fáciles para nadie", dijo valorando el retorno bursátil, "ahora empezamos a ver que las decisiones pasadas dan su fruto".
Pero antes de que en Washington y Detroit puedan cantar victoria, deben hacer cuadrar las cuentas. El Tesoro de EE UU ya recuperó antes de la OPV unos 9.500 millones. Solo con la venta de acciones comunes se embolsó el jueves otros 11.800 millones, por lo que le quedan aún 28.200 millones por recuperar. Para ello, las acciones de GM deberían superar los 50 dólares como mínimo.
En total, según estimaciones del CAR, se destinaron 80.000 millones para asistir a GM, Chrysler y sus dos brazos financieros. De ese total se recuperó ya un tercio. La Administración Obama confía en conseguir que se le devuelva la inversión íntegra, y si no se logra será por poco. Pero incluso en el mejor de los escenarios posibles, aún llevará al menos dos años para conseguirlo. -
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