_
_
_
_
_

Amal, cine en búsqueda del encuentro con el otro

El festival euroárabe exhibe más de 40 películas

Hace seis años que el argelino Salah Azzaz llegó a Barcelona como refugiado. "Ahora podría volver a Argelia, pero sé que no es lo que quiero. Y tampoco soy de aquí". Trabajador social y mediador intercultural, siente que no pertenece plenamente a ningún lugar mientras trabaja creando territorios de encuentro entre culturas. Su relato, en forma de cortometraje, se presentó ayer en Santiago en otro espacio de diálogo entre el mundo occidental y el árabe, el Festival Internacional de Cine Euroárabe Amal, que alcanza este año su octava edición con 45 películas de 22 países en cartel.

Con Azzaz, dos de los directores participantes, el marroquí Jawad Rhalib y la francesa Souad Amidou, se reunieron ayer para hablar de cine, de su cine, y de su capacidad para socavar el desconocimiento que conduce al miedo y al odio. "Lo que vivimos es una tercera guerra mundial", afirma Amidou sobre los conflictos abiertos, "y ante eso podemos hacer dos cosas: o lamentamos el fin del mundo o exploramos soluciones".

Souad Amidou: "Los medios nunca reflejan historias de integración"

Rhalib las busca con su cámara. "Hago realismo social. Allí donde hay mierda, voy a revolverla", explica este reconocido documentalista, que ha filmado en Vietnam, Madagascar o Bolivia. Su denuncia de la explotación sufrida por los trabajadores de los invernaderos almerienses, El Ejido y la ley del beneficio (2007), fue silenciada en varios medios y festivales españoles. "El cine comunica. Ante una película árabe, el público puede pensar 'Ah, no hay solo desiertos y camellos', y eso favorece el encuentro con el otro. Hay que llevar a los niños al cine. La televisión transmite ignorancia e ideas negativas", defiende.

"Los niños no tienen prejuicios", añade Azzaz, en estrecho contacto con ellos por su trabajo. "Juegan, comparten. El problema es el choque con lo que perciben en sus casas". Y los medios, coinciden los tres, tampoco ayudan. Amidou lamenta que "solo se reflejan los conflictos, nunca historias de integración", y propone ahondar en las relaciones entre ficción y reporterismo para difundir relatos positivos. Con realidad y ficción juega Rhalib en el corto que presenta al festival, Bumerán, sobre las mafias surgidas alrededor de la emigración ilegal. "Dejo blancos en el guión y les digo a los actores: "Estás en esta situación. ¿Qué haces?". A llenar blancos entre Occidente y el mundo árabe pretende contribuir Amal hasta el próximo sábado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_