Mujeres en tiempo de guerra
'Estrellas que alcanzar' refleja la lucha por mantener la esperanza en las prisiones franquistas - Mikel Rueda estrena su primer filme
El testimonio de mujeres que conocieron de primera mano la vida en las cárceles franquistas del País Vasco y la cruel represión que sufrieron las prisioneras ayudaron a Mikel Rueda (Bilbao, 1980) a llenar de verdad el guión de su primer largometraje Estrellas que alcanzar. La película, protagonizada por Bárbara Goenaga e Itziar Lazkano, relata las estremecedoras experiencias de las presas republicanas, sometidas y maltratadas por las monjas que las custodiaban. El hambre y las vejaciones fueron sólo una parte del sufrimiento que padecieron; algunas como Victoria, la maestra viuda que interpreta Barbara Goenaga, vio como le separaban de su único hijo como método "para acabar con el comunismo". La esperanza de recuperarlo es su razón para vivir.
Bárbara Goenaga interpreta a una viuda republicana que pierde a su hijo
El testimonio de las testigos ayudó al director y guionista a trazar la historia
Las testigos que ayudaron a Rueda eran ancianas que recordaban las extremas vivencias de la guerra como algo muy lejano. "Habían levantado un muro para defenderse, hablaban como si les hubiera ocurrido a otra persona", cuenta el director. "Las mujeres que habían sido políticamente muy activas eran la excepción; para el resto abrir las heridas era muy duro".
Estrellas que alcanzar es una historia de ficción, recalca Rueda, en el que el 80% del guión está basado en hechos reales. La prisión que reconstruye el filme está inspirada en la que comenzó a funcionar en 1938 en el seminario de Saturraran, la única cárcel de mujeres que funcionó en el País Vasco durante la Guerra Civil.
Por el viejo seminario pasaron miles de mujeres vinculadas al bando perdedor, muchas de ellas acompañadas de sus hijos. Apenas hay documentación escrita sobre los oscuros episodios que ocultaron las paredes de la cárcel de Saturraran, una realidad que fue acallada. "Cuando leí el guión, me sentí avergonzada de no saber nada de su existencia", reconoce Barbara Goenaga. Como ocurre en la película, el maltrato llegó hasta arrebatar los niños a sus madres. "Quiero que la película sea un homenaje a las mujeres, a las madres de esa época de guerra, de las que no se habla"; defiende Rueda. "Es un drama duro pero que intenta hablar de esperanza y no deja caer lo que ocurrió en el olvido".
El equipo que realizó la película, rodada en 2009 en escenarios de Guipúzcoa, quiso distanciarse de la estética de los filmes de época de tonos ocres. "Apostamos por colores fríos, azules, y negros muy contrastados y con movimientos de cámara que transmiten la angustia de las madres, con planos cerrados, claustrofóbicos, que meten al espectador en la película", explica su director.
El filme, que se presentó en la sección Zabaltegui-Nuevos realizadores del último Festival Internacional de Cine de San Sebastián, se estrena hoy en las salas comerciales, en euskera (Izarren argia) y castellano. A la proyección en el festival asistió Anita Morales, una de las testigos de la vida en la prisión de Saturraran que inspiró la película. Rueda admite que tenía miedo a conocer su opinión. Al acabar el pase, Anita se puso en pie y empezó a aplaudir. "Cuando me dio las gracias, respiré hondo", concluyó Rueda.
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