El magnicidio de Carrero cambia de calle
Por segunda vez se rueda en la calle Españoleto el atentado de Claudio Coello
"Esta vez, cuando vi los coches quemados y el socavón no me asusté". Rosa Martínez, que trabaja en Españoleto, 19, no tiene los nervios de acero. Simplemente es la segunda vez en un año que esta calle de Chamberí se convierte en el escenario para rodar el atentado de Carrero Blanco.
La primera vez fue en enero, para la película Balada triste de trompeta, de Alex de la Iglesia. Ayer, el asfalto de Españoleto volvió a "reventar" para el rodaje de la miniserie de TVE El asesinato de Carrero Blanco, que se estrenará en 2011. La calle se llenó de coches anticuados y en sus aceras peatones ensangrentados y vestidos de los setenta se mezclaron con curiosos armados de cámaras digitales.
¿Por qué no se rueda la escena en Claudio Coello, donde de verdad ocurrió el atentado en 1973? "Claudio Coello apenas ha cambiado en todos estos años, pero cuando fuimos a localizar algo no encajaba...", explica Nacho Faerna, coguionista y productor ejecutivo de la miniserie. Tardó en darse cuenta: "¡Han plantado árboles en las aceras!".El problema no era tanto de precisión histórica (los árboles "no marcan época" al contrario que las señales) sino de tiro cinematográfico (no se veía bien).
Más ventajas, además de no tener árboles: Españoleto, una pequeña bocacalle de Santa Engracia, tiene menos tráfico que Claudio Coello y es más sencillo obtener un permiso del Ayuntamiento para cortarla. El precio es igual para todas las vías madrileñas: 0,86 euros el metro cuadrado para rodar y 0,57 euros el metro lineal para aparcar los coches y camiones del equipo y liberar plazas (para que no puedan estacionar vehículos que rompan la atmósfera de época). "Cuando vimos que De la Iglesia había rodado en Españoleto, buscamos por todo Madrid otra calle, pero su equipo hizo un buen trabajo: es la mejor sustituta", explica Faerna.
Durante dos días la calle ha viajado en el tiempo y el espacio. Los coches (hasta 19) son seiscientos, dos caballos o Austin Morris como el que los etarras aparcaron en segunda fila para obligar a disminuir la marcha al Dodge de Carrero. Los peatones visten cuellos vueltos, gabardinas y gafas de sol que ya solo se encuentran en tiendas vintage.
Se supone que es 20 de diciembre de 1973 cuando suena la claqueta. "¡Joder, joder!, ¿le hemos dado?", exclama envuelto en humo el actor Unax Ugalde, que interpreta a uno de los etarras. "¡No sé, joder, no veo nada!", le contesta su compañero Gorka Lasaosa. Aprovechando la confusión, suben a un Seat 124 que huye a una velocidad que hoy da un poco de risa. "El ruido es molesto, pero ha sido muy entretenido", dice Elisa Lafuente, que estudia un master en uno de los edificios de Españoleto y lleva dos días asomada a la ventana.
Para trasladar esta calle al barrio de Salamanca los atrecistas han creado un inmenso socavón de cartón piedra y han llenado el falso agujero de agua. Un coche cortado por la mitad hace que parezca más profundo. La placa azul de la calle ha cambiado de nombre y el parquímetro se ha cubierto con un buzón. La máquina de humo hace el resto. En realidad el humo es yeso en polvo y un ventilador: la magia del cine.
Lo que más impresiona es lo que más engaña. La fachada de revoco de un edificio se ha cubierto con tablones que imitan el ladrillo visto del muro del colegio de los jesuitas de Claudio Coello. Por encima de él voló el coche del presidente. El salto de 35 metros no se rodará, por precisión histórica: "Ni los escoltas ni los etarras lo vieron", explica Faerna. "La explosión cegó a los testigos, lo que todos recordamos es la maravillosa recreación en una maqueta que hizo Emilio Ruiz para la película Operación Ogro".
Sumando la construcción del socavón, los efectos especiales, el permiso del Ayuntamiento y lo que se negoció con las comunidades de vecinos por entorpecer sus portales la escena ha costado unos 15.000 euros. En la pantalla, durará tres minutos.
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