Reformas de leyes y cambios de mentalidad
Las crisis económicas son coartadas perfectas que los poderes económicos utilizan con habilidad para hacer reformas, es decir, para reducir puestos de trabajo, salarios y derechos de los trabajadores. Por tanto, no es verdad que las crisis perjudiquen a todos; es evidente que a algunos les resultan muy rentables.
Pero, además de las reformas que se avecinan, como pueden ser la laboral o de pensiones, existe otra que ya se ha producido lentamente y de forma menos perceptible. Me refiero a la reforma de nuestras mentes. A los trabajadores nos han reformado de tal manera la conducta y actitud, que nos han dejado incapacitados para exigir un reparto más justo de la riqueza que producimos y para defender nuestros derechos en general.
De modo que, una vez que han conseguido desprestigiar a los sindicatos, que perdamos la conciencia de clase y la capacidad crítica, ya tienen el campo abonado para cuantas reformas le vengan en gana. Ojalá la huelga del día 29 de septiembre sea un éxito para que algunas de mis afirmaciones resulten equivocadas.