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"Vamos a borraros para que no veáis crecer a vuestros hijos"

La mediadora de Cunit relata su calvario en el juicio contra el imán local por coacciones - "Que dejara de llevar velo les dio más argumentos contra mí"

Interrumpió su testimonio dos veces: la primera para pedir un vaso de agua; en la segunda rompió a llorar. Entre medias, el relato de Fatima Ghailan, supuesta víctima del acoso por parte de los líderes de la mezquita de Cunit (Tarragona). En el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Tarragona, que quedó visto para sentencia, Ghailan desgranó las amenazas de muerte, llamadas anónimas y otras presiones que supuestamente sufre desde finales de 2008 por parte de la comunidad musulmana. "Mi hija ya es mayor, el problema lo tenéis vosotros porque vamos a borraros para que no veáis crecer a vuestros hijos", le dijo Mohamed Benbrahim, imán de la localidad, según recordó Ghailan. Los líderes de la mezquita veían a la mediadora, a la que reprochaban su modo de vida occidental, como un obstáculo para mantener el control de su comunidad

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La Fiscalía pide para este acusado cinco años de cárcel por delitos de amenazas, coacciones y calumnias; cuatro para Abderraman El Osri, presidente de la Asociación Cultural Islámica -entidad que acoge la mezquita- por coacciones y calumnias; y otros dos para la mujer y la hija del imán por calumniar a Ghailan mediante una recogida de firmas en las que la acusan de forma infundada de no tener la formación para el cargo de mediadora.

"No sabemos qué formación tiene Fatima, pero firmé el documento porque ella acusó al imán de robar", coincidieron casi con las mismas palabras los acusados. Todos negaron las acusaciones, así como haber orquestado ese documento para lograr que se despidiera a la mediadora. "Queríamos que mejoraran el servicio público del Ayuntamiento", dijeron, esta vez, con palabras calcadas. Según el imán, Fatima le acusó de "robar a musulmanes para enviar dinero a terroristas".

El juicio, muy farragoso, plagado de discordancias, declaraciones contradictorias y sin pruebas de cargo que permitan validar una u otra versión, sirvió para evidenciar que el conflicto se fraguó por una cuestión de liderazgo. Esa pugna entre los líderes y la mediadora cultural cobró luego tintes de acoso religioso cuando los líderes de la mezquita pretendieron movilizar al colectivo musulmán. "El imán y el presidente de la mezquita querían un puesto de trabajo, que era el mío", continuó Ghailan, quien abandonó el uso del velo después de los primeros roces con los imputados. "Que dejara de llevarlo les dio argumentos para recoger más firmas en mi contra. Ellos y los miembros de su mezquita empezaron a llamarme mala musulmana", lamentó. "A mis hijos les llamaban infieles en el colegio porque no les llevaba a clase de religión. Tenían que comer en el lavabo para que los otros alumnos no les machacaran [en el ramadán]. A mi marido le dijeron que se casara con otra porque yo no era buena mujer".

"A ver cuánto tiempo duras en el Ayuntamiento", narró Ghailan que le dijo El Osri en la primera reunión que mantuvo como mediadora cultural después de que ella propusiera utilizar la mezquita para dar clases a mujeres analfabetas. Esa y otras iniciativas similares dispararon la mala senda de unas relaciones que han acabado comprometiendo al Ayuntamiento de Cunit por el trato de privilegio que mantuvo con los imputados desde 2001 y que convirtió a estos en una especie de caciques, según advierten informes internos del consistorio. "Entre el imán y el presidente podían resolver cualquier de problema. Eso les convirtió en autoridades en la comunidad", explicó Ghailan para ilustrar la capacidad de presión de los acusados.

El juez de paz de Cunit, Josep Maria Gracia, confirmó las amenazas. Relató cómo el imán y su hija increparon a la víctima en un bar. "La llamaron 'hija de puta' y 'mora de mierda". "La hija del imán participó con actitud agresiva y se abalanzó contra el marido de Fatima", añadió. Otros testigos acreditaron la presión ejercida por los imputados. Confirmaron que el presidente de la mezquita contactó con la administración para quejarse. "Me dijo que había una trabajadora que les trataba mal", explicó Agustí Iglesies, responsable de la oficina de Asuntos Religiosos de la Generalitat. El veredicto judicial se conocerá previsiblemente a mediados de mes.

El de Cunit, localidad con 12.000 habitantes y un millar de musulmanes, es el primer juicio del que se tiene noticia contra un imán por coacciones y amenazas a otros musulmanes. También en Tarragona, en Valls, un juzgado investiga un supuesto tribunal islámico que habría condenado a una mujer a morir por haberse quedado embarazada de un hombre con el que no estaba casada. En este caso, sin embargo, los Mossos d'Esquadra no hallaron pruebas inculpatorias y el proceso está encallado porque la supuesta víctima no ha ratificado sus acusaciones y ha marchado a Marruecos.

Fatima Ghailan (a la derecha) y su abogada, ayer en la Audiencia Provincial de Tarragona.
Fatima Ghailan (a la derecha) y su abogada, ayer en la Audiencia Provincial de Tarragona.JOSEP LLUIS SELLART

El conflicto

- Abril de 2008. El Ayuntamiento de Cunit contrata a Fatima Ghailan como mediadora cultural.

- 16 de noviembre 2008. Ghailan deja de usar velo. Los miembros de la mezquita recogen firmas en su contra.

- 22 de noviembre 2008. La mediadora denuncia que el imán y su hija le han amenazado por la calle.

- 27 de noviembre 2008. La alcaldesa, Judith Alberich, pide a Ghailan que retire la denuncia. Esta se niega.

- Diciembre 2008 a Febrero 2010. Se suceden las llamadas anónimas y amenazas, según Ghailan. El juez dicta orden de alejamiento de los imputados sobre Ghailan y su familia.

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