De cicerone por el Cádiz del siglo XIX
Un paseo con Pérez-Reverte por los escenarios de su novela 'El asedio'
Sopla poniente y Arturo Pérez-Reverte camina ligero por las estrechas callejuelas de Cádiz. Se nota que conoce a la perfección cada esquina, cada misterio, cada susurro histórico de la ciudad. Ya en la playa, pasea lentamente y despliega sus armas, que emanan del hechizo de las palabras, ante el medio centenar de periodistas convocados al calor del acontecimiento literario que supone la publicación de El asedio (Alfaguara). "Podía haber sido el gran cerco de Viena por los turcos, el Madrid de 1936 o la Sarajevo de los noventa, pero el Cádiz asediado por los franceses me daba los elementos que me permitían contar la historia como quería".
No hay silencios en las respuestas de un escritor que domina la puesta en escena con maestría. Asoma cierta melancolía, eso sí, al referirse a otros tiempos, los de su novela, ese siglo XIX en el que "los políticos que formaban las Cortes eran parte de una élite cultural muy alejada del analfabetismo que profesa el gremio actualmente. La degradación ha sido constante en los últimos años y lo único que les interesa ahora es la maquinaria del partido".
"Los políticos eran una élite alejada del analfabetismo actual", dice el autor
De pronto, repara en que sus palabras han viajado hasta el siglo XXI y vira el barco de la prensa hacia las calles del Cádiz de hace dos siglos. Y a sus personajes: un asesino despiadado, un policía corrupto y brutal, la heredera de una importante casa comercial gaditana, un capitán corsario con pocos escrúpulos, un taxidermista misántropo y espía, un curtido guerrillero y un excéntrico artillero francés.
Y el creador del capitán Alatriste -cuya próxima aventura, la séptima, entregará dentro de un año- habla de espionaje, amor, aventuras, enigma y misterio. "En ella están todas mis novelas con la experiencia y la veteranía que da el paso del tiempo. Un escritor escribe siempre la misma novela, el que cambia es él, porque los años permiten cambiar, aprender y madurar".
Personajes como Rogelio Tizón, Simon Desfosseux, Lolita Palma o Pepe Lobo dan pie a su creador a hablar de temas como la tortura, los procedimientos judiciales, la responsabilidad, el castigo, el premio. "No comparto lo que piensan mis personajes, pero planteo algunos interrogantes y reflexiones sobre el mundo moderno y el antiguo. Hay muchos asuntos escondidos que me han permitido construir esta trama novelesco-aventurera".
Lo que es imposible de esconder es su perfecto dominio de las cámaras. Mientras camina, mira de reojo para que la luz no estropee los planos. Sopla poniente y Pérez-Reverte camina pendiente de sus palabras. Como un verdadero contador de historias.
Babelia
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